México

Bello como él solo

¿Es seguro regresar a Puerto Vallarta para nuestras vacaciones cotidianas de noviembre a abril, como lo hemos hecho los últimos diez años?

Me pregunta mi amigo Raymond de Canadá: ¿Es seguro regresar a Puerto Vallarta para nuestras vacaciones cotidianas de noviembre a abril, como lo hemos hecho los últimos diez años? Y es que aquí, en Canadá, el gobierno ha levantado una “alerta” sobre ese destino turístico. Por lo que Helen y yo te pedimos tú opinión. ¡Gulp!... ¿Qué le digo?... En primera instancia no puedo traicionar al lugar que tanto quiero y mucho menos convertirme en un pregonero del desastre violento en que se ha convertido nuestro país.

Le contesté que se viniera, que tomará las precauciones normales de todo viajero, como no manejar de noche por las carreteras una vez cruzada la frontera. Pero no me siento cómodo conmigo mismo porque la verdad es que sí existe un peligro mayor al que estábamos acostumbrados en este inigualable destino. Raymond, como una gran cantidad de turistas extranjeros que tiene la costumbre de pasar cinco meses aquí, gozando de nuestras tradiciones. Ya no vendrá este año.

Puerto Vallarta está de “capa-caída” no hay turismo de ninguna clase ni extranjero ni nacional. Muchos restaurantes sobreviven de milagro y los hoteleros están muy preocupados. Obviamente que esto repuntará con la temporada de invierno. Pero Vallarta ya no es lo que debería ser. Del turismo de altos ingresos que recibíamos en la década de los ochenta y noventa ha pasado al turismo de masas que ahora inundad los “antros” y las playas. Ese turismo que vive de noche y duerme de día. Que no toma “Tours” ni pasea de compras, ni le interesa la buena comida. Sólo asisten a los “antros” hasta que el cuerpo y el vino los tumbe.

En Puerto Vallarta donde el turismo es el eje central para la salud económica de su población el turismo no ha crecido en los últimos años, tampoco se ha desarrollado. Un destino turístico no es únicamente hoteles y restaurantes, lo principal es el destino mismo, es decir: la casa. De poco sirve construir grandes hoteles de lujo en un destino deprimido físicamente y con una infraestructura urbana deprimente. Ni siquiera tenemos cuidado en la imagen más ordinaria en toda ciudad del mundo: los camiones. Aquí se queda corto cualquier adjetivo: sucios, sin el más mínimo respeto a la vida humana, parecen máquinas destructoras en continuas batallas por rebasar en doble carril todas las avenidas y calles de Puerto Vallarta. Es un verdadero desastre que poco importa a las autoridades, mismas que no hacen nada contra de esa mafia de asesinos con licencia para atropellar a cuanto ser humano se les atraviese. No señores, Puerto Vallarta tiene que resurgir como el destino típico por excelencia que siempre lo ha sido. Por supuesto que se puede, sí tenemos todo lo que la naturaleza puede ofrecer y aparte… bello como él solo.
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