México

¡Ay Juanito… te rajaste!

Juanito es inocente. Muy inocente. Cayó en la trampa. Lo reventó la presión

Juanito es inocente. Muy inocente. Cayó en la trampa. Lo reventó la presión. Se rajó. Él no está chueco; el torcido es Andrés Manuel López Obrador, pregúntenle al carnal Marcelo. A Don Ponfilio no lo castigan por falsificar el acta de nacimiento o portar nombre prohibido, sino por negar el acta de defunción. Por olvidar que es un tapete. Al payasito, por ponerse serio, lo agandallaron; se lo cargó la Brugada. ¿Cómo se atreve Clarita a declarar que la caída de Juanito permite cumplir la voluntad popular? A Ponfilio se le acabó la cuerda y ¡cuerda! Vas pa’l basurero.

Juanito ya tiene lugar en el tumbaburros; será sinónimo de pelele, muñeco de paja, monigote, títere, mequetrefe, ingenuo, simplón, cándido, bobo e idiota. El que a escupitajos mata, a escupitajos muere.

El Blanquita es mejor que la Clarita. El vodevil de Iztapalapa se fue a la carpa. La actuación de Juanito es fugaz; en dos horas de función, sólo aparece 10 minutos; se lo pitorrean; hace el papel de don nadie. El burro, prefiere a su amigo El Caballo y no al mentiroso de Alberto Anaya, líder del Partido del Trabajo (PT) y súbdito legítimo.

Andrés Manuel López Obrador, paladín de la democracia hipotecada, logró lo planeado, quedarse con el botín de la delegación políticamente más rentable, aunque para ello, se haya llevado a la Constitución entre las patas.

La Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF) quedó en ridículo; no pudo desaforar al pobre Don Ponfilio; por obedecer al supremo, se entrampó en argumentos sin sustancia. Fue todo un mitote; duró 246 horas en cartelera. La brigada rescató a la Brugada. López y Ebrard se limpiaron los zapatos en la Asamblea, como si fuera una jerga. El saldo de tan sórdido episodio lesiona a la izquierda, pero también al Tribunal Electoral Federal, por andar oliendo flatulencias ajenas.

El sainete de Juanito revela lo que por sabido no se calla. El que manda se llama Andrés Manuel. Marcelo es papel mojado; está arrodillado; acabó de misifús; ¿es un Juanito de cuello blanco? Tan listo que se veía.

El meollo no es la opereta de Don Ponfilio, sino la manipulación grosera del mesías tropical. ¿Para avanzar hay que transar? Anhelar una clase política digna, comprometida con la sociedad, suena utópico. ¿Seremos, todos, otros Juanitos?

Si no fuera porque está en juego el destino de dos millones de habitantes de Iztapalapa, con pésima calidad de vida y cuatro mil millones de presupuesto, el circo del payaso sería de risa loca.

RENDIJA: ¿En qué va la investigación de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) en torno a un supuesto caso de corrupción cometido durante la administración de Rogelio Gasca Neri, con una compañía estadounidense? Al parecer, todo es un subterfugio mediático con miras a 2012. Alfredo Elías apuesta todo a Peña Nieto; al involucrar a Gasca Neri, merma un valioso activo de Manlio Fabio.
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