México
Autoridad electoral
Hoy las cosas son distintas, a pesar de que desde el principio han sido diputados representantes de partidos políticos los que finalmente se ponen de acuerdo para definir, entre varias propuestas, a los integrantes de los consejos generales del IFE y de los institutos estatales, no podía, no puede ser de otra manera mientras la legislación electoral se mantenga como está
Hoy las cosas son distintas, a pesar de que desde el principio han sido diputados representantes de partidos políticos los que finalmente se ponen de acuerdo para definir, entre varias propuestas, a los integrantes de los consejos generales del IFE y de los institutos estatales, no podía, no puede ser de otra manera mientras la legislación electoral se mantenga como está.
Sin embargo, cuando las reformas electorales entraron en vigor para avanzar en la ciudadanización de estos organismos, quienes fueron elegidos como consejeros, con todo y que fueron impulsados por un partido u otro, a la hora de hacer su trabajo ponían por encima de ese “compromiso”, el interés nacional. Y por lo menos en los procesos electorales de 1997 y 2000 los mexicanos tuvimos certeza con respecto a los resultados.
Bastaron dos comicios, uno intermedio y otro presidencial, para que el IFE en este caso, se alzara como una institución sólida y confiable, punto de referencia y de ejemplo incluso para otros países.
En los institutos electorales de los estados su evolución no ha sido pareja, sin embargo, en general se puede decir que habían marchado más o menos bien, sin noticias escandalosas de fraude.
Sí en cambio, información relativa a los excesos en cuanto a los gastos de los consejeros, como en el Estado de México hace algunos años, o aquí en Jalisco.
Los consejeros electorales siguen siendo elegidos por los diputados, federales en el caso del IFE; y locales en el caso de las entidades federativas, pero ahora, los mismos legisladores y sus respectivos partidos hacen valer los nombramientos, el “compromiso” y yo no sé a través de qué recursos o mañas influyen de manera permanente en la actuación de los consejeros, sobre todo del presidente, de forma que las autoridades electorales han ido perdiendo la credibilidad y la confianza de la ciudadanía, a pasos agigantados.
En Jalisco estamos a un paso de renovar a los integrantes del consejo general del Instituto Electoral y de Participación Ciudadana, y la sociedad simplemente ha sido testigo de los manejos y negociaciones, cada vez más burdos, de los legisladores. Quienes resulten electos, a pesar de sus trayectorias y currículos, de su fama personal y de su calidad moral, llegarán ya de por sí descalificados por la ciudadanía, y sólo mediante su actuación podrán ganar, poco a poco, la confianza social o seguir en picada libre profundizando el descrédito de la “autoridad” electoral.
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