México

Aumenta 47% la presencia femenina en ámbito militar

Además del avance actual, se espera que para el término de la Administración de Felipe Calderón haya aumentado 90 por ciento

CIUDAD DE MÉXICO.- Las mujeres encontraron su lugar en el Ejército mexicano. Sin distinciones, junto a sus compañeros varones, comparten responsabilidades, el rigor de la actividad física, y también el deseo de escalar en jerarquía, de llegar a tener algún día grado de general.

Tan fuerte es su vocación que en menos de cuatro años, la presencia femenina en las Fuerzas Armadas creció 47 por ciento.

Hasta diciembre de 2009 la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) contabilizó a 10 mil 204 mujeres como miembros de las FA, en diversas áreas, tres mil 911 más que las seis mil 293 que había el primero de diciembre del 2006 cuando inició el actual sexenio.

La Administración del Presidente Felipe Calderón prevé que para el 2012 sean 12 mil 400 las militares, es decir casi duplicaría la cifra de 2006, puesto que en términos porcentuales el crecimiento sería de 97 por ciento.

La expansión femenina en el gremio de las armas ya se siente con fuerza: desde el Colegio Militar hasta el Estado Mayor.

Compartiendo el entrenamiento para el combate con uniformes camuflajeados y armas de alto calibre, en clases teóricas de matemáticas aplicadas, en reuniones de directores a nivel Estado Mayor o en juzgados militares, las mujeres militares luchan por concretar sus objetivos profesionales a la par de su desarrollo como personas.

Ninguna regla actual en el Ejército limita que las mujeres formen parte de alguna unidad de combate en terreno, es decir, Infantería o comandos de operaciones especiales, pero hasta ahora no existe un elemento femenino participando en esas tareas, precisa la Sedena.
No obstante, dado el entrenamiento para el combate que se les proporciona, ellas están plenamente capacitadas para respaldar a sus unidades en situaciones de alto riesgo.

La Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), fomenta cada vez más la participación de las mujeres en el campo militar, ahora también a través de su página de internet. De acuerdo con el sitio, la secretaría busca “formalizar la participación voluntaria de la mujer, constituyendo una expresión de reconocimiento a sus derechos, valores cívicos, capacidades físicas e intelectuales y a su gran sentido de responsabilidad, bajo el programa de adiestramiento militar”. Ante una igualdad de géneros y derechos dentro de la institución la Sedena aplica las mismas reglas y oportunidades tanto para los hombres como para las mujeres. “Todas las mujeres jóvenes con iniciativa y entusiastas pueden aspirar a un lugar dentro de las Fuerzas Armadas con el fin de contribuir, en caso necesario, a las necesidades del país”.

FICHA TÉCNICA

Objetivos de la educación militar


1.- Proporcionar los conocimientos básicos del adiestramiento militar.

2.- Fomentar en las mujeres voluntarias el nacionalismo y el respeto a los símbolos patrios.

3.- Contribuir a realizar acciones cívicas y obras sociales tendentes al desarrollo y progreso del país.

4.- Fomentar un mayor rendimiento en los soldados a través de la sana competencia con la mujer voluntaria incorporada al programa de adiestramiento militar del Servicio Nacional. (Sedena).

Tradición familiar castrense

Nacida en el seno de una familia con tradición castrense, Ivonne Adilere Galindo Perales estudia en el Colegio Militar, el mismo lugar en el que lo hizo su padre.

De manera paralela, se especializará en Administración en Intendencia, carrera equivalente a la licenciatura en Administración que se imparte entre civiles.

El Colegio Militar, dice Ivonne, anteriormente se consideraba sólo para hombres. Ella es ahora cadete de primera y cursa el segundo año de su carrera, mezclándose con sus compañeros varones.
En el dormitorio femenino, el único en todo el Colegio Militar, Galindo Perales habla de la organizada agenda a la que están sujetos todos los estudiantes y dice que su fajina comienza a las 5:20 de la mañana, con clases teóricas y a la tarde en tiempo compartido con deportes; recibe una sola visita familiar, los jueves, y sus días de descanso de fin de semana cuando no le toca a su compañía hacer guardia.

Su vida ahora es diferente y su propia autodisciplina, que la ha llevado a decidir que por ahora sólo estudiará y dejará para después de su graduación la posibilidad de tener una relación de pareja.

“Casi no estaba en casa y convivía mucho con mis amigos. Ahorita por ejemplo la mayor parte del tiempo que puedo salir lo dedico a estar en mi casa. Cosas que quizá no valoraba mucho, ahora las valoro demasiado”.
En el Colegio Militar, sus pertenencias se limitan a una cama, un guardarropa con sus uniformes, zapatos, fotografías y artículos personales.

La familia de Ivonne vive en Querétaro. Su madre la visita una vez al mes, y ella tiene oportunidad de viajar a su casa solamente en una ocasión en el mismo periodo. Habla por teléfono un día a la semana con sus seres queridos, pero se mantiene en contacto con mensajes de texto desde su celular, el cual sólo puede usar dentro del dormitorio.

Con 114 pesos a la semana proporcionados por el Colegio Militar, los cadetes tienen que comprar sus artículos de aseo personal, pasajes, o pagar alguna diversión.
Diariamente sus asignaciones académicas se mezclan con el entrenamiento militar. Sus materias tradicionales las combina con prácticas de tiro con armas de diferentes calibres.

Ivonne desea ampliar su preparación, siempre dentro de los planteles del Ejército, al mismo tiempo que va escalando en jerarquía, en grados militares.

“La ventaja del Ejército es ésa: se tiene la oportunidad de llegar hasta donde uno quiera”.
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