México

Atisbos de justicia

Cada semana trae su lote de injusticias: civiles asesinados, culpables libres o fugados e inocentes encarcelados

Cada semana trae su lote de injusticias: civiles asesinados, culpables libres o fugados e inocentes encarcelados. Eso lo conocemos. Pero también hay que reconocer que en algunos casos recientes y emblemáticos se ha hecho justicia, a pesar de la inercia burocrática e histórica que repudia corregir y aceptar errores.

Algunos casos. En octubre de 2009 apareció en YouTube un video en el que unos jóvenes eran vejados y torturados por unos hombres que los acusaban de haber intentado robar una casa en Tepic. El video era muy fuerte y el maltrato cruel y humillante.

El objetivo parecía claro: mandar el mensaje de que había un grupo de autodefensa que haría justicia en esa zona. El escándalo fue mayúsculo. Espoleado por la opinión y la crítica, el gobernador Ney González dio 12 horas a su procurador y al director de la Policía estatal investigadora para que resolvieran el caso. A la mañana siguiente, Héctor Bejar Fonseca, entonces procurador del Estado, anunció la captura de cuatro albañiles a quienes responsabilizó de los hechos. Dijo que habían dado con ellos gracias a una llamada anónima de un parroquiano que los escuchó en una cantina jactándose de lo que habían hecho. Los albañiles confesaron. Incluso uno que tuvo que ser liberado unas semanas más tarde luego de que la Comisión Estatal de Derechos Humanos demostrara que no había podido participar, porque el día de los hechos estaba en prisión purgando una condena. La fabricación era evidente e insultante. Y sin embargo, el gobernador lo mantuvo en su puesto y los jueces locales los condenaron. Hasta ahí una historia más de injusticia y descaro de las muchas que ocurren desafortunadamente en el país.

Sin embargo, esta semana salieron gracias a que un juez federal resolvió a su favor un amparo diciendo que no había elementos para procesarlos y señalando además las múltiples inconsistencias en las que incurrió la Procuraduría de Nayarit. A siete meses de lo ocurrido, los tres albañiles están en la calle y el procurador y el director de la Policía fueron removidos de sus puestos.

Hemos visto también salir a Jacinta, a Teresa y a Alberta y la mayoría de los encarcelados del michoacanazo están ya de regreso en sus casas. Hay por supuesto muchos casos pendientes, entre ellos el de Ignacio del Valle, líder del movimiento de Atenco, condenado a más de 100 años de prisión. Pero mal haríamos en no reparar en estas liberaciones.

¿Qué nos dicen? Que a pesar de las muchas decepciones que nos ha traído la alternancia, México es otro país. Los albañiles de Nayarit se hubieran quedado injustamente en la cárcel sin que ningún juez hiciera nada por sacarlos. Y la Suprema Corte tampoco habría liberado a Alberta y Teresa. No es sólo que la sociedad se indigne, eso ya lo hacían antes, es que ahora existen caminos —incipientes sí, pero eficaces— dentro de las instituciones para reparan errores y abusos. Es una buena noticia.
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