México
Alianzas: las mentiras
Azules y amarillos quieren seguir creyendo que los ciudadanos son estúpidos
I. A pesar de que todos lo niegan, todos saben que la de PAN y PRD es una alianza entre Felipe Calderón y Andrés Manuel López Obrador. En efecto, el tabasqueño juguetea con sutiles críticas, pero una mirada aguda podrá ver que los negociadores de las alianzas son “hombres de López Obrador”. Ése es el primer engaño. Romance entre “espurio” y “legítimo”.
II. Dicen Jesús Ortega y César Nava: “Las alianzas son justificadas porque es la única manera de echar al PRI de esos estados y llevar la democracia y la alternancia”. ¿Qué pasó en estados donde PAN y PRD se aliaron contra el PRI? Ejemplos como Yucatán, Chiapas, Nayarit y Tlaxcala, mostraron que los gobiernos de la alternancia resultaron peores de caciques, señores feudales, gobernantes antidemocráticos y virreyzuelos, que los del PRI. Hoy Yucatán, Nayarit, Chiapas y Tlaxcala están en manos de priistas, sean tricolores, amarillo o azules. ¿Y son mejores?
III. Dicen Ortega y Nava que echado el PRI de Oaxaca, Hidalgo, Puebla, Quintana Roo y Durango, se acabarán la antidemocracia y la imposición de sucesores. Ejemplos de lo contrario. En el Distrito Federal, en 1997 ganó Cárdenas, quien impuso a Rosario Robles como sustituta. Cárdenas impuso la candidatura de López Obrador a jefe de Gobierno. A su vez, el tabasqueño impuso a Alejandro Encinas como sustituto e impuso la candidatura de Marcelo como jefe de Gobierno. En Nayarit y Tlaxcala, los gobernadores que echaron al PRI pretendieron imponer a sus respectivas esposas como sucesoras. ¿Ésa es la nueva cultura?
IV. Dicen Ortega y Nava que gobiernos opositores donde el PRI se ha enquistado, garantizan el desarrollo político, social y económico. ¿Qué cambió cuando el PAN o el PRD gobernaron —respectivamente— en Chihuahua, Yucatán, Querétaro y San Luis Potosí? Fue tal el cambio, que hoy de nuevo son gobernadas por el PRI. En Nayarit y Tlaxcala, hoy el Gobierno también regresó a manos del PRI, o de priistas.
V. Sin pudor y sin vergüenza, Ortega y Nava argumentan todo lo anterior, pero en Oaxaca, Puebla, Durango y Quintana Roo, los candidatos de unidad son priistas reconocidos, conversos a azules o amarillos. Y en Hidalgo se intenta reciclar a Xóchitl Gálvez, que sabrá mucho de tecnología y albures, pero nada de gobierno. Toda una farsa.
Pero apareció una voz sensata. Carlos Navarrete pareció decir: “Fuera máscaras”. Reconoció: “La verdad es que no podemos solos contra el PRI en esos estados”. Azules y amarillos quieren seguir creyendo que los ciudadanos son estúpidos.
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