México

Alerta anunciada

Ella sabe lo que pasa en México, conoce los riesgos y nada la detiene estar aquí

Desde que recibió la llamada telefónica a su casa se mostró inquieta. Sostuve una plática con ella durante casi dos horas en un aeropuerto y no desaproveché la oportunidad de cuestionarla sobre si había recibido la alerta por parte de las autoridades.

Contestó que sí, efectivamente la habían alertado de lo que pasaba. Se trata de Claudia, una ciudadana norteamericana quien llegó a Guadalajara con un numeroso grupo para realizar diversas actividades durante el verano, desde misiones en iglesias hasta clases de español, justo como el  curso que ella tomará durante un mes en una universidad privada.

Le pregunté por qué seleccionó Guadalajara, y me contestó que la ciudad le parecía interesante, más que otras de México. “¿A pesar de la alerta?”, insistí, “sí, eso me orilló más a tomar la decisión, finalmente cualquier ciudad puede ser insegura, yo sé que puedo ser un blanco de los asaltantes por ser norteamericana, pero trataré de cuidarme y estar atenta”.

En ese momento y con una rapidez sorprendente, la joven sacó muy entusiasmada de su bolsa una guía de Guadalajara, historia, puntos de interés y un mapa general de la zona metropolitana.

La charla se volvió todavía más interesante porque ella se esforzaba en hablar español y yo aprovechaba para practicar mi inglés muy básico. No paraba de charlar, y sabía perfectamente que lo que sucedía aquí era por cuestiones de… “¿narcoutrafico?, ¿así se dice? “, me pregunta, “nar-co-trá-fi-co”, le contesté lentamente.

Yo no estaba conforme, quería saber más sobre esa llamada telefónica y le pedí que me describiera lo que las autoridades le habían dicho.

Justo llegaba a su hogar después de haber comprado la mencionada guía recomendada por un maestro de su escuela, cuando ya noche le llamaron, le pareció extraño que le dijeran que el ciclo escolar terminaba antes dadas las circunstancias y que la alerta era para evitar desgracias y… muertes.

No podía creer lo que me decía, y más  verla sin miedo alguno. Continuó mencionándome que si tenía dudas hacer el viaje, eso le ayudó a tomar la decisión de dejar por un tiempo Oakland, “no quieren que pase lo mismo que en Los Angeles con el caso de Rodney King”.

Traté de comprender lo que hablaba. No asociaba que tenía que ver en la plática el famoso taxista apaleado por policías, con las últimas ejecuciones en la metrópoli.

“¿De qué alerta me estás hablando”, la cuestioné, “la del policía, you know, el jurado le dio cuatro años de cárcel por matar a un negrou, y la gente está enojada”.

Por ahí hubiéramos empezado, pensé. La alerta de Claudia no era otra más que la relacionada con los disturbios que se presentan en las calles de donde es originaria y que han dejado hasta el momento alrededor de 60  personas detenidas, disturbios y saqueos.

Le expliqué después sobre la alerta a la que yo me refería. Ella no sabía de la misma. Sabe lo que pasa en México, conoce los riesgos y nada la detiene estar aquí.
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