México
Albergues para menores sobreviven como pueden
No basta la voluntad de sostener los centros de atención infantil para mantener el cuidado de los menores; los encargados deben buscar recursos por medios distintos
Este es un caso de los que se presentan en los albergues o internados que atienden a niños y adolescentes huérfanos, extraviados o rescatados de entornos violentos.
Estas instituciones, sobre todo las privadas, operan como pueden, con los recursos que consiguen, y los gobiernos estatales y municipales ejercen una supervisión deficiente sobre ellos.
Sin embargo, el principal problema es la falta de datos confiables respecto al número de albergues.
Por ejemplo, en el Distrito Federal existen, oficialmente, 119 albergues públicos y privados para niños, los cuales atienden a dos mil 214 menores de edad. Especialistas y legisladores advierten que hay un gran vacío de información en lo que respecta al verdadero número de lugares que se hacen cargo de infantes en situación vulnerable.
En Veracruz operan 38 albergues pero los privados lo hacen con sus propios recursos económicos y no hay un registro oficial de ellos.
Caso similar es el de Jalisco en donde el Instituto Jalisciense de Asistencia Social(IJAS) y la Procuraduría Social reportan un número distinto de albergues -73 y 90 respectivamente-.
En Tabasco, por otra parte, hasta ahora no existe un censo completo y por ello el DIF estatal trabaja en el levantamiento; para ello se solicitó la colaboración de los municipios.
Por su parte, la directora del DIF Mérida, Gabriela González, y el director del DIF Yucatán, Limber Sosa, admiten que es muy probable la existencia de albergues clandestinos y no dudan que pueda haber casos de explotación de menores. Incluso se tienen bajo investigación dos sitios.
Supervisión y capacitación deficiente
Los problemas de supervisión no sólo tienen que ver con la falta de un padrón, sino también con la ausencia de claridad y homogeneidad en la normatividad de los estados.
En Jalisco existe una regulación de un centenar de requisitos pero la falta de recursos complica el cumplimiento de la norma.
En la capital de la República, la presidenta de la Comisión de Derechos Humanos en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, Dinorah Pizano, informó que revisan la estructura y normatividad que regula a la Junta de Asistencia Privada, la cual debe inspeccionar a 404 instituciones, pero que en realidad no lo hace adecuadamente.
La falta de vigilancia y una legislación laxa permiten el lucro, la improvisación y, lo más grave, da pie a que se cometan abusos contra los internos de esos lugares, a los que además no se les exigen requisitos mínimos para constituirse y empezar a operar.
“Los gobiernos federal y locales, deben ser más estrictos con las casas de asistencia privadas”, advierte María de la Mora, académica de la carrera de Ciencia Política y Relaciones Internacionales del Centro de Investigación y Docencia Económicas; considera que los acontecimientos registrados en Zamora, Michoacán, son motivo para hacer una revisión ardua de cómo trabajan las organizaciones sociales privadas.
Sufren por disposición de recursos
Con todo y la falta de regulación y supervisión adecuadas en el país, muchas instituciones trabajan de buena fe y la mayoría de las veces con recursos insuficientes, otro de los problemas en la atención a los menores. Dichos recursos provienen en parte del erario, que deben ser fiscalizados, y de donativos privados de fundaciones y empresas.
Para María Guadalupe Mariscal Torroella, presidenta de la Junta de Asistencia Privada en el Estado de México, no sólo es necesario actualizar los censos de los infantes institucionalizados y de los albergues para tener un mejor control y vigilancia de éstos, ya que los centros deben transformarse en Instituciones de Asistencia Privada para que tengan mayor control y seriedad en su operación.
Uno de cada tres albergues locales, sin revisión en los últimos dos años
El Instituto Jalisciense de Asistencia Social (IJAS) tiene registrados 73 albergues privados de los cuales 14 están en construcción y tres han sido suspendidos.
Aunque 27 de estos albergues no fueron revisados ni el año pasado ni durante el actual, en dos casos no se reporta la fecha de la última visita, de acuerdo a información solicitada a través de la Ley de Transparencia. El registro señala que uno de ellos no recibe a un funcionario desde 2008 y otro más desde 2009. Ambos albergues siguen en operación, según pudo constatar este medio.
En contraste Fausto Velasco, gerente asistencial del IJAS, afirmó que todos se revisan una vez al año. Explicó que tras el incendio de la Guardería ABC –ocurrido en 2009 en Hermosillo y en el que fallecieron 49 niños y 76 resultaron heridos– se detectó una falta de regulación en los establecimientos que prestan servicio a los niños.
Pero se revirtió de tal manera que muchos albergues se vieron de pronto en un incumplimiento de hasta 30 o 40 puntos. Y esto es todo un reto para las dependencias encargadas de regularlos, pues la labor de los albergues es tan importante que el objetivo es subsanar las carencias sin afectar el funcionamiento de los mismos. Es decir, no se pretende la sanción por sí misma sino la regularización de los centros de atención.
El funcionario afirmó que el año pasado se hizo un diagnóstico tras visitarse todos los albergues infantiles en el Estado. Aunque se les pidió los resultados de dicha revisión, la solicitud no fue respondida.
Esto muestra del reto que implica establecer un sistema que proteja de manera adecuada a los niños albergados. Hasta cuatro de cada 10 son ingresos voluntarios, es decir, sus padres los remiten por razones económicas.
Pero los mismos albergues sufren de estas carencias, y cuando es complicado cubrir las necesidades básicas, como la alimentación y el vestido, otros requerimientos importantes para la normatividad suelen dejarse en segundo plano, como las señales de seguridad, la contabilidad del lugar y la evaluación psicológica de los directivos.
De 2009 a 2013, el IJAS otorgó apoyos a 11 instituciones por casi dos millones 600 mil pesos. Estos fondos –que las autoridades reconocen como insuficientes– se complementan con otras actividades. Por ejemplo, se encargan de la evaluación psicológica y trámites como el de la carta de no antecedentes penales de los directivos.
Además, han establecido un diplomado en cuidado de niños que se ofrece gratuitamente, con el objetivo de que en tres años, al menos. uno de los profesionales en cada albergue lo haya tomado.
Con la Secretaría de Desarrollo e Integración Social (Sedis) diseñan un programa de coinversión para apoyar el cumplimiento de los requerimientos de Protección Civil. Este fondo tendría cuatro millones de pesos.
Con diez inspectores revisan las condiciones de vida de miles de niños
En la Procuraduría Social tienen registrados 90 albergues infantiles –incluyendo los únicos tres que no son privados: Hogar Cabañas, Villas Miravalle y uno en Tamazula de Gordiano–. Dos terceras partes están fuera de la Zona Metropolitana de Guadalajara y en ellos viven cuatro mil 965 niños.
Para revisarlos a todos tienen una decena de personas. Aun así, la procuradora social, Felícitas Velázquez Serrano, aseguró que los de la zona metropolitana se revisan hasta dos veces por año, mientras que los del resto del Estado reciben una visita al menos una vez en el mismo lapso.
En conjunto se atienden los reportes en contra de directivos o empleados. En estos casos, tras la visita se hace un dictamen y, en su caso, se deriva a otras instancias como la Secretaría de Salud o Educación, Protección Civil, algún DIF, el Seguro Popular o el Registro Civil.
En estas inspecciones verifican que los niños tengan un lugar digno, limpio, alimentación nutritiva, una adecuada convivencia con animales, y cuidado del estado emocional y físico.
La mayoría son menores remitidos por el Consejo Estatal de la Familia, el DIF o la Fiscalía General–, aunque un 40 por ciento es ingreso voluntario. Las trabajadoras sociales revisan que no sean víctimas de abuso, golpes, extorsión, amenazas; y detectan castigo, privaciones de alimentos y lesiones.
Las faltas más frecuentes se encuentran en la formación educativa, poco personal y elementos de seguridad insuficientes.
Con información de: El Financiero, El Presente, El Siglo de Durango, El Siglo de Torreón, El Dictamen, El Diario de Yucatán y EL INFORMADOR.
QUÉ DICE LA LEY
Protección a niños
En Jalisco existe el Reglamento para el Funcionamiento de Albergues para Menores de Edad, Adultos Mayores, Incapaces o con Discapacidad.
La norma tiene como finalidad el respeto de los derechos y garantizar la seguridad física, emocional y jurídica de los internos.
Establece que el DIF Jalisco y el IJAS deben realizar visitas a los albergues para supervisar las condiciones de los menores, la infraestructura de los inmuebles y personal, emitir recomendaciones a fin de mejorar el servicio y hacer del conocimiento de la autoridad competente las irregularidades detectadas.
CRÓNICA
Mucha voluntad contra muchas carencias
Miguel le va a las Chivas. Si la playera rayada que trae puesta deja alguna duda, en las paredes junto a su cama hay otra rojiblanca, un poster, una gorra y demás parafernalia del rebaño. También hay un cuadrito con su foto, su nombre, su edad, la fecha de su ingreso y su padecimiento.
Toma su comunicador –un libro en el que escoge colores y dibujos– y dice “hola”. El hermano, Alejandro Orozco Medina, le acaricia la cabeza y luego le toma la barbilla cariñosamente entre los dedos. Repetirá el gesto con prácticamente todos los niños en el recorrido por Hogares de la Caridad.
También están Samuel, Iván, Diego, José, Carlos María, que ven la televisión. Mientras, Maggy quiere seguir paseando en su silla de ruedas roja, Juan Luis mira atentamente la pecera.
Son algunos de los 34 niños que reciben atención, cuidados y cariño en este albergue fundado a principios de los noventa por Francisco de la O, inspirado tras sendos encuentros con la beata Teresa de Calcuta y el papa Juan Pablo II en 1991.
Son 34 porque no puede haber otro más, los recursos no alcanzan. Las necesidades básicas como alimentación y el vestido, están cubiertas gracias a donaciones y algunos apoyos de instancias oficiales. Pero el pago de los servicios –la luz, el agua, el teléfono–, así como al personal e incluso algunos medicamentos son, literalmente, una obra confiada a la divina providencia, dice el hermano Alejandro, director del albergue.
La jornada de los niños empieza a las 07:00 horas con su aseo. Todos son dependientes, el personal o los voluntarios son quienes se encargan del proceso. Simultáneamente se les comienza a dar el desayuno a los internos. Unos comen sólidos; otros, papilla, y nueve son alimentados por medio de una sonda.
Luego, algunos salen a la escuela, pero depende, no sólo de sus capacidades, y sino de los recursos del albergue.
Israel y Tere están entre los que van a la escuela. Tere tiene el certificado de primaria y secundaria. Ha aprendido a comunicarse moviendo los ojos: hacia arriba es sí. Por eso, cuando Orozco Medina le pide que confirme que es estudiante, automáticamente levanta la vista. Cuando le cuestiona si ya quiere volver a la escuela, vuelve a responder afirmativamente.
Quienes se quedan van al parque, juegan, ven la tele y reciben terapia. Lupita es una de ellas: las dos terapeutas que la instan a que tome una de las pelotas –en un cuarto apropiado para estas rutinas, entre colchonetas de colores brillantes–, la ponga entre sus rodillas y la apriete.
Tras 10 segundos, se pone la mano en el pecho en un gesto de cansancio, aunque en realidad lo que está desconcertada por el público: sonríe y se toca frecuentemente por encima del pómulo para significar que la están viendo.
La casa donada en la que está el albergue contrasta con la extensión del Hogar Cabañas. No es para menos, en el más reconocido de los albergues públicos hay 380 niños, la gran mayoría son derivados por casos de violencia intrafamiliar y abandono, aunque 14 están por ingreso voluntario.
Quienes pasan por el hogar no ven nada más que la gran fuente de cantera con el logotipo del Cabañas, pero al flanquear el cancel y pasar por las oficinas administrativas aparece una enorme extensión, con varios edificios en los que viven separados los niños por género y edad.
También hay una escuela de dos pisos, con la misma construcción que se repite en miles de centros escolares en el país. En el Cabañas, los niños pueden ir a preescolar, y a educación especial y primaria al Centro de Desarrollo Infantil.
Árboles frondosos, pasto perfectamente cortado y colores vivos en las paredes son el marco de una institución que ha ido de un modelo de internado a una escuela, explica su directora, Irma Alicia Cano Gutiérrez. Además de la educación básica, se ofrecen valores como la solidaridad y el respeto a los demás y a ellos mismos.
También aprenden un oficio: costura y peinados. Los niños aprenden a hacer pan; de hecho, el birote que se consume en el comedor lo preparan ellos. También buscan enseñarles carpintería.
El albergue tiene capacidad para 400 niños con un espacio temporal o filtro para otros 40. Y para atenderlos, el centro tiene un poco más de 200 empleados.
Junto a la capilla, en la que se oficia misa –no obligatoria, aclaran– está una sala en la que cuatro niñas con discapacidad ven un programa de televisión.
En el área de los más pequeños, los únicos que no son separados por sexo, juegan cinco chicos todos recién bañados, perfectamente peinados.
Ante la visita se acercan, saludan y todos ofrecen sus aros hula hula como bienvenida.
Ya entrados en confianza, muestran lo más novedoso en la habitación: el ventilador de techo recientemente instalado.
Si está interesado en apoyar al Hogar Cabañas, puede llamar al número telefónico 3631-0262.
Si quiere hacer lo propio con los Hogares de la Caridad, el número es 3817-5732.
Intentos incipientes buscan alinear a centros de atención
“La realidad es que aún no existe un registro confiable que permita tener el número exacto de los niños y las niñas que están en los albergues”, se lee en el Informe especial sobre la supervisión del respeto de los derechos humanos de la niñez en las instituciones responsables de su cuidado y custodia en Jalisco, 2012, llevado a cabo por la Comisión Estatal de los Derechos Humanos (CEDHJ).
“Situación similar acontece con las casas hogar privadas, pues en el Estado operan muchas que no están registradas y reconocidas por las autoridades encargadas de regularlas, lo que impide una adecuada planeación y coordinación, así como la aplicación de políticas públicas encaminadas a garantizar plenamente los derechos de este grupo vulnerable”.
A reserva de que este diagnóstico parece haber cambiado poco, la CEDHJ alista la presentación de su cuarta supervisión, que registrará los avances o retrocesos del año pasado, adelantó el quinto visitador de la comisión, Iván Vallejo.
Los resultados de este esfuerzo se darán a conocer este mes, según los mismos cálculos de esta instancia, que permitirá tener el dato preciso de cuántos albergues hay en realidad.
Mientras, desde el Congreso del Estado, la diputada Bertha Yolanda Rodríguez Ramírez, presidenta de la Comisión para el Desarrollo Humano y de la Familia, presentó desde febrero de este año una iniciativa de reforma a la Ley de los Derechos de las Niñas, los Niños y los Adolescentes.
Esta iniciativa obliga a todas las instituciones de este tipo a registrarse en el Padrón Estatal de Albergues, cuya creación y actualización será responsabilidad de la Secretaría de Desarrollo e Integración Social.
Lo que se pretende, señaló la legisladora, es armonizar esta ley con acuerdos y tratados internacionales, e incorporar principios básicos para la niñez, tales como la no discriminación, su derecho a la vida, al sano desarrollo, a mantener relaciones y contacto son sus padres, entre otros.
La iniciativa está siendo revisada en comisiones y su promotora espera que este año sea probada.
EL ATRASO DE LA SUPERVISIÓN DE ALBERGUES
Registran la última inspección de las autoridades hace seis años
Institución Municipio Población atendida Última revisión
Cultura y Formación Tepatitlán De Morelos 72 18-Jul-08
Rostro del Padre San Marcos 8 01-Jul-09
Hogar de Amor y Protección al Niño Ciudad Guzmán 9 08-Mar-10
Asilo Nuestra Señora de Zapopan Zapopan 12 12-Jul-10
Albergue Infantil Los Pinos Zapopan 101 10-Sep-10
Sueños y Esperanzas Zapopan 14 28-Sep-10
Casa Hogar de Guadalajara Guadalajara 52 25-Ene-11
Casa Hogar Ma. Teresa Guadalajara 35 30-Mar-11
Orfanatorio Magdalena Sofía Guadalajara 62 14-May-11
Madre Felicitas Guadalajara 27 23-May-11
Institución Hermanos Unidos Proyección Zapopan 35 06-Jul-11
Fundación para el Apoyo y Aldea Infantil Tlaquepaque 16 19-Jul-11
FUENTE: Instituto Jalisciense de Asistencia Social
PRESUPUESTOS
En manos de A.C.
Apoyos otorgados a albergues del 2009 a 2013 (Sólo se han dado a 17 de los 73 centros registrados en Jalisco)
2009
Organización Apoyo Oasis de la Niñez A.C.
$26,500
Organismo de Nutrición Infantil (ONI AC)
$172,992
Pro-cultura y capacitación a la mujer mexicana
$367,608
TOTAL
$567,100
2010
Organismo de Nutrición Infantil (ONI AC)
$172,992.00
Pro-cultura y capacitación a la mujer mexicana
$367,608.00
Protección a los hijos de los presos, a.C.
$160,000.00
Protección a los hijos de los presos, a.C.
$12,000 00
Sueños y Esperanzas, a.C.
$30,000.00
Estancia de María, Nacidos para Triunfar, Casa Hogar Hijos de Presos
$86,250.00
TOTAL
$816,850.00
2011
Organismo de Nutrición Infantil (ONI AC)
$206,023.40
Pro-cultura y capacitación a la mujer mexicana
$350,676.60
CUIDARTE, A.C.
$30,000.00
Asociación Desayunos para los Niños de Vallarta, Casa Hogar Máximo Corenjo Quiroz, Casa Infantil Mojoneras, Asociación Refugio Infantil Santa Esperanza
$55,448.00
TOTAL
$642,148.00
2012
Organismo de Nutrición Infantil (ONI AC)
$172,992.00
Pro-cultura y capacitación a la mujer mexicana
$367,608.00
Bendito Balón A.c
$7,500.00
TOTAL
$548,100.00
2013
Casa Hogar la Luz, A.C.
$10,000.00
FUENTE: Instituto Jalisciense de Asistencia Social
LA CIFRA
25,700 Niños viven en albergues repartidos en todo el país
922 Instalaciones a cargo de asociaciones civiles en México resguardan a menores de edad
39 Millones de pesos se concedieron a las asociaciones para sostener sus albergues
73 Albergues existen en Jalisco según el Instituto Jalisciense de Asistencia Social
90 Centros de atención para menores registra la Procuraduría Social, en discordancia con los datos del IJAS
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