México
Ajo y agua…
Y una izquierda, o varias divididas, buscando agua para sus molinos, con intereses ante todo personales y partidistas
Si Usted, amable lector, comenta con ciudadanos normales sobre qué apreciación tienen del tiempo político actual y los políticos mexicanos que dentro de él pululan, seguramente escuchará opiniones gravemente despectivas hacia la mayoría de ellos, cuando la vida política nacional transcurre, las más de las veces, en un auténtico chiquero del que, no lo dude, se tienen que avergonzar. Y, lo aseguro, una de las reacciones por las que gran parte de la población mantiene la pésima opinión del corral político, es, a no dudar, el CINISMO de politiquillos infames en funciones.
En pasados días “reaparecieron” en el mundillo perredista a todo color y a nivel nacional, personajillos con hedor de podrido tufillo como René Bejarano, “El Señor de las ligas” fehaciente muestra de corrupción vista televisivamente y su pareja Dolores Padierna, ínclita figura ahora como dirigente del partido color de yema, al momento en el que el caldero político se centra en etapa electoral. Electoral etapa en la que está el juego de la gubernatura del Estado de México y, el tiempo viene, las candidaturas presidenciales para el 2012.
En todo esto “destaca” la convocación de López Obrador, resquicio del nefasto echeverrismo en su máxima expresión, -- ¿recuerda a Luis Echeverría y lo que dejó? --, buscando incorporar a veinte millones de simpatizantes con su nuevo proyecto de nación en el que incluye cincuenta acciones para la regeneración nacional, todo en un desbordamiento de la más elocuente demagogia y el franco ataque de lo que él ha dado por llamar “la mafia del poder…”
Pero hay que memorizar el desenvolvimiento del tabasqueño. Los graves perjuicios buscando desestabilizar que ha propiciado secuestrando la capital con plantones, mítines y manifestaciones que han crispado los nervios de la ciudadanía trabajadora en acciones de sabotaje permanente. Hay, sí, que recordar esto y…
Y una izquierda, o varias divididas, buscando agua para sus molinos, con intereses ante todo personales y partidistas.
Y… PENSÁNDOLO BIEN.
Y… PENSÁNDOLO BIEN, todo va con el cinismo.
El cinismo, que sí, entendiéndose que no es otra cosa que la nula expresión de prudencia; la pública obscenidad y la total falta de vergüenza que tiene el, o los, cínicos, a la hora de tener que mentir o defender acciones que a simple vista resultan más que condenables; el cinismo de los dirigentes políticos es verdaderamente indignante, visto ha quedado, cuando al ciudadano tan corriente como común no le queda más que la dieta mexicana de la política nacional, a saber: ajo-derse y… agua-ntarse… ¡Bah..!
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