México
‘‘Ahí se va’’
El martes, un camión de basura subió al segundo piso y como no había quién se lo impidiera, al chofer le pareció fácil entrar
El martes, un camión de basura subió al segundo piso y como no había quién se lo impidiera, al chofer le pareció fácil entrar. El chofer debía saber que los vehículos pesados no pueden acceder a esta zona del Periférico, pero lo pasó de largo. Terminó sumándose a la “cultura” del “ahí se va”, del “si otros lo hacen” por qué yo no, o de plano apeló al lugar común del no me están viendo y si me detienen “ya nos arreglaremos”.
Un joven con futuro real dedicado a la medicina por convicción, por vocación y por un profundo amor a su madre vio cómo un camión de la basura que le cayó encima le cambió la vida. En una ciudad en donde las autoridades están más preocupadas por si un auto trae un foco fundido, si la calcomanía de la verificación se ve o no se ve, o si alguien se pasa la preventiva de un semáforo, lo importante y los altos riesgos que se viven en la cotidianidad del tránsito pasan a segundo plano.
El camión de la basura no es ni el primero ni el último que se ha subido al segundo piso. A diario muchos vehículos pesados van por el segundo piso ante la pasividad de los agentes de tránsito, quienes en un buen número de casos andan atentos a menesteres más rentables. El hecho de que los vehículos pesados no puedan acceder al segundo piso tiene que ver con la resistencia del segundo piso y con la búsqueda de viabilidades libres.
Como suele suceder, después de ahogado el niño están tapando el pozo. Desde el miércoles ya les dio por atender lo que tenían al garete y al “ahí se va”, y han colocado una especie de retén que impide el paso de los camiones al segundo piso. La cultura cívica si de algo ayuda es a que los ciudadanos tengamos conocimiento de cuáles son nuestros derechos y cuáles son nuestras obligaciones. Si las autoridades no le enseñan a un chofer qué puede y qué no puede hacer seguirán cayendo, lo decimos metafóricamente, camiones de la basura del segundo piso. Lo del martes no fue un accidente, fue negligencia y el “ahí se va”. Fue la muerte de un chofer, de su copiloto, fueron las lesiones de una joven mujer, y fue un alto en el camino de un joven médico que recordará todo esto como anécdota, y estamos ciertos de que seguirá en el camino de alcanzar sus objetivos de vida.
¡OUUUCHCHCH!
Así lo cuentan. Marcelo entró a una estación de radio y alguien se le acercó y le dijo: “Algo hay que hacer en la lateral de Las Flores. Los camiones se están subiendo al segundo piso para evitar el cuello de botella que se arma en esa zona y en San Antonio”. Esto sucedió en octubre pasado.
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