México
Adiós a Amalia Solórzano
La madre de Cuauhtémoc Cárdenas falleció ayer por la tarde
Amalia Solórzano. Su discreción la convirtió en la mujer fuerte de una de las familias que han marcado el rumbo histórico del país en dos generaciones y anoche, en sus funerales, logró el abrazo de quienes fueron adversarios políticos.
Ella es la viuda de Lázaro Cárdenas del Río, madre de Cuauhtémoc Cárdenas y abuela del ex gobernador michoacano, Lázaro Cárdenas Batel. Fue quien bautizó la residencia presidencial como “Los Pinos”, encabezó la colecta para pagar la deuda de la expropiación petrolera de 1938 y recibió a los niños huérfanos de la Guerra Civil española.
Anoche, el Presidente Felipe Calderón --acompañado por su esposa Margarita Zavala, su secretario particular, Luis Felipe Bravo Mena y la secretaria de Educación, Josefina Vázquez Mota-- llegó a la vieja casona del general Cárdenas en la calle de Andes, en las Lomas de Chapultepec.
En una visita de 10 minutos, el Mandatario ofreció su pésame a la familia Cárdenas y montó al lado de Cuauhtémoc Cárdenas, guardia de honor al frente del féretro de doña Amalia. Cuando el Ejecutivo se retiró llegó el secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont.
Al ser cuestionado sobre ¿cuál sería el mejor homenaje que pueda haber para Amalia Solórzano? el encargado de la conducción de la política interna del país dijo: “Seguir construyendo patria”.
Amalia Solórzano nació en Tacámbaro, Michoacán, en 1912. Era hija de un ranchero y comerciante de nombre Cándido Solórzano Morales y de una mujer dedicada al hogar y a la contabilidad de los negocios de su marido, Albertina Bravo.
Amigos de la familia Cárdenas narran que doña Amalia y el general Cárdenas se hicieron novios cuando en medio de la contienda electoral por el Gobierno de Michoacán, el político-militar visitó Tacámbaro y le ofrecieron una comida en una huerta llamada “Los Pinos”, pero ante la negativa de la familia se casaron cuando concluyó su mandato en Michoacán, en 1932. Vivieron en Puebla y luego en la Ciudad de México.
Era una mujer discreta que evitaba los lujos, las joyas y los sombreros. Siempre mantuvo un bajo perfil y se abstuvo de participar en actividades públicas, pero con el paso del tiempo eso cambió.
En 1938 encabezó en el Palacio de Bellas Artes, la colecta pública para pagar la expropiación petrolera y recibió a los llamados “niños de Morelia” que eran niños huérfanos de la Guerra Civil española que llegaron a México. Abrió una oficina para entrar en contacto por correo con las mujeres mexicanas para conocer su problemática.
El 21 de noviembre de 2007 fue condecorada por el Gobierno de España por la labor que realizó al arropar a los exiliados por la dictadura de Francisco Franco.
CIUDAD DE MÉXICO.- Murió
Ella es la viuda de Lázaro Cárdenas del Río, madre de Cuauhtémoc Cárdenas y abuela del ex gobernador michoacano, Lázaro Cárdenas Batel. Fue quien bautizó la residencia presidencial como “Los Pinos”, encabezó la colecta para pagar la deuda de la expropiación petrolera de 1938 y recibió a los niños huérfanos de la Guerra Civil española.
Anoche, el Presidente Felipe Calderón --acompañado por su esposa Margarita Zavala, su secretario particular, Luis Felipe Bravo Mena y la secretaria de Educación, Josefina Vázquez Mota-- llegó a la vieja casona del general Cárdenas en la calle de Andes, en las Lomas de Chapultepec.
En una visita de 10 minutos, el Mandatario ofreció su pésame a la familia Cárdenas y montó al lado de Cuauhtémoc Cárdenas, guardia de honor al frente del féretro de doña Amalia. Cuando el Ejecutivo se retiró llegó el secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont.
Al ser cuestionado sobre ¿cuál sería el mejor homenaje que pueda haber para Amalia Solórzano? el encargado de la conducción de la política interna del país dijo: “Seguir construyendo patria”.
Amalia Solórzano nació en Tacámbaro, Michoacán, en 1912. Era hija de un ranchero y comerciante de nombre Cándido Solórzano Morales y de una mujer dedicada al hogar y a la contabilidad de los negocios de su marido, Albertina Bravo.
Amigos de la familia Cárdenas narran que doña Amalia y el general Cárdenas se hicieron novios cuando en medio de la contienda electoral por el Gobierno de Michoacán, el político-militar visitó Tacámbaro y le ofrecieron una comida en una huerta llamada “Los Pinos”, pero ante la negativa de la familia se casaron cuando concluyó su mandato en Michoacán, en 1932. Vivieron en Puebla y luego en la Ciudad de México.
Era una mujer discreta que evitaba los lujos, las joyas y los sombreros. Siempre mantuvo un bajo perfil y se abstuvo de participar en actividades públicas, pero con el paso del tiempo eso cambió.
En 1938 encabezó en el Palacio de Bellas Artes, la colecta pública para pagar la expropiación petrolera y recibió a los llamados “niños de Morelia” que eran niños huérfanos de la Guerra Civil española que llegaron a México. Abrió una oficina para entrar en contacto por correo con las mujeres mexicanas para conocer su problemática.
El 21 de noviembre de 2007 fue condecorada por el Gobierno de España por la labor que realizó al arropar a los exiliados por la dictadura de Francisco Franco.
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