México
Acuden a la fe como refugio ante el desempleo
Con la crisis, algunos tienden a orar más; otros caen en el fanatismo como “Josmar” o “El asesino del metro”
“Si me llega un carpintero y un herrero y no puedo colocarlos formalmente, les ofrezco intercambiar valores: que uno acuda a la casa del otro para ayudarle”.
Sin embargo, algunas personas, desesperadas, deciden dedicarse finalmente a la prostitución luego de intentar por semanas y hasta por meses conseguir un empleo formal.
Son los casos límite y reales en los que no se encuentra la luz y la esperanza se ha perdido por completo. Pero pese al escenario desgarrador, la fe se convierte en el refugio ante la desesperación. Al menos es así como lo señalan los principios judeocristianos.
“Debemos de tener fe, esperanza y amor. Pero ello no significa que nos quedemos en casa a esperar”, asegura Arturo Farella, presidente de la Confraternidad de Iglesias Cristianas Evangélicas (Confraternice).
Rezar se convierte entonces en una práctica más frecuente. Pues algunos se acuerdan de su fe o de Dios sólo cuando se encuentran en problemas. Lo cierto es que la oración, recuerdan los ministros de culto, lo puede todo.
“¿Está alguno entre vosotros afligido? Haga oración. ¿Está alguno alegre? Cante alabanzas” (Santiago cap. 5, vers. 13). “Y la oración de fe salvará al enfermo y el Señor lo levantará y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados. Confesaos vuestras ofensas unos a otros y orad unos por otros para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho”, (Santiago cap. 5, vers. 15 y 16).
Para practicar valores
El rabino le ha dicho a Isaac en la sinagoga que lo principal es rezar pidiéndole a Dios salir de la crisis y recordando la falta de algunos bienes. Sin embargo, reconoce que estas peticiones las hacen las clases medias, pues la crisis no alcanza a los de posiciones altas.
“Dios mándame muchos clientes buenos que me paguen y entonces pueda vivir en el Parnasá (el sustento para vivir yo y mi familia)”.
Lo que se debe tomar en cuenta es que los periodos de crisis son pasajeros, pero nos sirven para crecer de manera personal y comunitaria, así como para practicar valores como la misericordia, la solidaridad con los que menos tienen y la creatividad en sentido positivo, señala el padre José de Jesús Aguilar, de la Arquidiócesis de México.
Farella asegura que si se viven los preceptos que la Biblia marca, las crisis de cualquier tipo podrán superarse.
Un ejemplo claro en esta situación económica, explica, es cuando una persona se queda sin empleo, pues al conservar estables las relaciones con la familia la persona en estas condiciones puede apoyarse en los suyos mientras encuentra un trabajo.
El pastor asegura que no hay crisis que abata al hombre sabio que construye su casa sobre la roca, es decir con el soporte de los principios que Dios nos manda y no sobre la arena, como lo hace el hombre necio, pasaje que es mencionado en el libro de Mateo, capítulo VII, versículos del 24 al 27.
“Cualquiera, pues, que me oye estas palabras y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia y vinieron ríos y soplaron vientos y golpearon contra aquella casa y no cayó porque estaba fundada sobre la roca.
Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena y descendió lluvia y vinieron ríos y soplaron vientos y dieron con ímpetu contra aquella casa y cayó y fue grande su ruina”, se cita.
Los riesgos
Al construir sobre la arena, a la incertidumbre por la pérdida de trabajo, se le agrega un ambiente familiar destruido, una sociedad indiferente, relaciones interpersonales sin amor, odios, rencores y desesperación que pueden llegar a los atentados contra la propia persona o terceras, advierte Farella.
Algunas personas pueden llegar a caer en el fanatismo, identifica Confraternice, como en el caso de José Mar Flores Pereyra “Josmar”, quien secuestró un avión el pasado 9 de septiembre y Luis Felipe Hernández Castillo, quien asesinó a dos personas dentro del Metro el 18 del mismo mes.
A “Josmar” le faltó añadir conocimiento a su fe, como se señala en la 2ª de Pedro, capítulo I, versículos del 5 al 7.
“Añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; a la piedad, afecto fraternal y al afecto fraternal, amor” señala la cita bíblica.
El padre José de Jesús Aguilar asegura que “durante la crisis las personas no tienen por qué caer en la depresión si tienen este apoyo espiritual. Además es una prueba para mantener a los valores justo en su dimensión. La fe debe iluminar siempre en los momentos de oscuridad”.
Explica que la crisis no es el fin del camino o de la historia, por el contrario, una situación crítica nos llama al movimiento: a discernir con coraje y decisión. Coraje para superar la sensación de parálisis y decisión para romper con los esquemas antiguos.
¿Castigo?
Los católicos en voz de diversos obispos han dejado claro que la crisis financiera en Estados Unidos y el mundo es consecuencia de la idolatría del dinero y del poder, manifestada en una cadena de corrupción de funcionarios ávidos de tener más y que, por ende, no cumplieron su función a cabalidad.
“¡Vamos ahora, ricos! Llorad y aullad por las miserias que os vendrán. Vuestras riquezas están podridas y vuestras ropas están comidas de polilla. Vuestro oro y plata están enmohecidos y su moho testificará contra vosotros y devorará del todo vuestras carnes como fuego”. (Santiago 5, del 1 al 3).
“Lo cierto es que la crisis baja a todos los niveles. Desafortunadamente en el contexto social donde vivimos, en un estado de crisis permanente, muchos de los modelos de acercamiento a las personas sufrientes profundizan el dolor, en lugar de mostrar vías de transformación de la crisis”, asegura el padre Aguilar.
A su parroquia, ubica en San Cosme, llegan de una a dos personas por semana para confesar que han llegado hasta lo último en su situación económica.
“En estos casos hay peligro de que los valores se distorsionen y se le dé más valor al dinero que al ser humano”, dice.
Gano más dinero de tragafuegos
Aunque reconoce que su salud se ha visto más afectada por estar lanzando bocanadas de fuego, Juan Hernández decidió dejar de limpiar parabrisas en las esquinas de la ciudad de Toluca, para entretener por algunos segundos a los automovilistas que circulan en las principales avenidas de la Zona Norte del municipio.
A sus 18 años y teniendo como maestro a su tío Gerardo Rosas Hernández, pionero en la actividad que hoy es emulada por aproximadamente seis tragafuegos que se desempeñan en los principales cruceros de la capital del Estado de México, Juan dijo estar contento no sólo porque el largo de las llamaradas que avienta ya superan a las de su maestro, sino y sobre todo porque saca mucho más dinero que cuando limpiando carros.
“Está mucho mejor esta chamba, saco más dinero porque a la gente le gusta ver el fuego y en estos cruceros de la central de abastos de Toluca y de boulevard Aeropuerto, siempre hay carros”.
Recordó que algunos años atrás ya había trabajado con su tío y aunque los dos estaban en el mismo crucero, uno se dedicaba a brindar un servicio a los conductores como es la limpieza de vidrios y carrocerías, mientras que el otro se encargaba de entretenerlos echando llamaradas.
La situación ya cambio, pues hoy, ambos se dedican a ofrecer lo que Gerardo Rosas calificó como un “saludo del diablo” que asoma su sonrisa cada vez que ellos abren la boca, escupen gasolina y activan un encender frente a su rostro.
“Acabo bien rojo de la cara, con los labios partidos y resecos y los dientes como que bien quebradizos, pero lo que es el pecho y los pulmones no me duelen ni me dan molestias”, dice Juan que hace cuatro meses cumplió la mayoría de edad.
Al respecto, su tío Gerardo Rosas Hernández, que desde hace 12 años se gana la vida como tragafuegos frente a la central de abastos de Toluca, admitió que sus condiciones físicas ya no son las mismas pues “aunque sea de mañana”, se siente cansado y con pocas ganas de seguir lanzando grandes llamaradas de fuego como las que hoy emite su sobrino.
Por lo que sus jornadas de trabajo se acortaron y hoy sólo permanece en el crucero por las mañanas, para luego irse a su casa del barrio Malacota municipio de Ixtlahuaca, donde lo esperan su esposa y dos hijas. Ya en su hogar se ocupa de trabajar en el campo o atender algunos animales que tiene su suegro.
Mientras que su sobrino “explota” el crucero que en los últimos cuatro meses le ha estado compartiendo y ahí el joven Hernández cada día intenta que sus llamaradas sean más altas y largas pues sabe que eso causa asombro a los automovilistas y en esa medida existe la posibilidad de que den “una buena moneda”, expresó Juan.
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