México

AMLO y Fidel

Fidel sacó del armario un rancio misil —tan viejo que hoy es veneno para AMLO—, y utilizó a López Obrador y a la izquierda mexicana para descalificar al Gobierno calderonista

El más longevo dictador de la región, el comandante Fidel Castro, se levantó de su lecho de prolongada gravedad en su isla, con fuerza suficiente para lanzar un escupitajo al rostro del Gobierno mexicano.

Y como si no pasara nada —como si fuera la travesura de un abuelo senil—, el Presidente Felipe Calderón ordena una respuesta timorata que termina con la felicitación al anciano dictador por sus más de ocho décadas de vida, a pesar de que puso en duda la legitimidad del propio Calderón.

Queda claro, para efectos político-diplomáticos, que los hermanos Castro y el jefe de ellos, Fidel, sólo utilizaron a Andrés Manuel López Obrador y a la llamada izquierda mexicana como misil para sus venganzas contra el Gobierno de Calderón. Es decir, que para escupir el rostro del Gobierno de Calderón, y del propio Presidente, Fidel sacó del armario un rancio misil —tan viejo que hoy es veneno para AMLO—, y utilizó a López Obrador y a la izquierda mexicana para descalificar al Gobierno calderonista.

Está claro que si Fidel Castro hubiese respaldado a AMLO entre julio y diciembre de 2006, como hoy lo hace, y si en aquella fecha hubiese descalificado al Gobierno de Calderón, esa maniobra habría sido veneno puro para el debilitado Felipe Calderón. Pero también es cierto que hoy el veneno es para el propio AMLO, al que Castro hace ver como cercano a dictaduras como la cubana y la venezolana.

¿Pero qué hicieron AMLO, Marcelo Ebrard y la llamada izquierda mexicana ante el coqueteo de Castro? Sí, por increíble que parezca, López Obrador y su carnal Marcelo se la creyeron. Es decir, que AMLO, Marcelo y muchos otros nunca entendieron que el colmillo largo y retorcido del dictador los convirtió en “tontos útiles”, sobre todo a López Obrador. ¿Y por qué el papel de tonto útil de AMLO, en manos de Castro?

Porque si al dictador le preocupara la salud de la democracia mexicana y el avance de la izquierda en esa democracia no habría avalado al Gobierno de Salinas en 1988 y menos al de Calderón en 2006. La gran pregunta es esa. ¿Por qué hasta hoy despertó el tirano Fidel Castro? La respuesta es elemental: porque hasta hoy le sirvió al dictador el agua pestilente que le exprimió a Carlos Ahumada, luego que el propio Fidel Castro traicionó a su amigo Carlos Salinas.

Pero la interrogante de fondo está en otro lado. ¿Qué quieren del Gobierno de México los hermanos Castro? ¿Qué les debe el Gobierno de Calderón a los dictadores cubanos para que sacaran de la alcantarilla esas aguas putrefactas que —guste o no a trasnochados milicianos de la izquierda mexicana— lanzaron al rostro del Gobierno y del Presidente Calderón? Pronto sabremos la respuesta.

Y será el sereno, pero el Gobierno de Calderón no puede quedarse como si nada. Claro, a menos que también en este caso piense que ya se van.
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