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Pocas veces una entrega de premios califica con tanto acierto en la selección de los premiados como en este caso

Vine a Madrid a recoger un premio.

El Club Internacional de Prensa y la Asociación de Corresponsales de Prensa Extranjera organizan la ceremonia de entrega: el próximo jueves a las 19.30 horas en los jardines de Cecilio Rodríguez, en el Parque del Retiro. Profesionales de todos los medios, idiomas y orígenes se agrupan en estas instituciones (la ACPE fundada en 1923), veteranas de la transición democrática que distinguen anualmente a quienes, según su leal saber y entender, han ejercido bien su oficio o realizado labores encomiables, así como a instituciones dedicadas a mejorar nuestra vida o fortalecer libertades y derechos.

En esta ocasión somos seis.

Jorge Semprún, por su defensa de los valores humanos. En París, tras la derrota de la República Española, se unió a la resistencia, fue capturado y torturado por los nazis y encerrado en el campo de concentración de Buchenwald. Al terminar la guerra, afiliado al Partido Comunista, fue enviado clandestinamente a España y durante nueve años evadió la búsqueda de la policía bajo el nombre de guerra de Federico Sánchez. Superó la expulsión del Partido y el desencanto por la pérdida de sus tempranas ilusiones. Hombre libre, dejó en sus libros memoria del infierno y de la lucha contra totalitarismos y falsas utopías.

Almudena Ariza, mejor corresponsal española en el exterior. Desde agosto es representante de Televisión Española para el área de Asia Pacífico, con sede en Pekín.

Walter Haubrich, mejor corresponsal extranjero en España. Decano de los enviados y autor de varios libros, ha formado parte de la redacción de política del diario alemán Frankfurte Allgemeine Zeitung.
Vicente del Bosque, seleccionador del equipo de futbol, por haber llevado a España a ganar su primera copa mundial.

El premio a la institución por su defensa de los medios de comunicación, se concede a entidades públicas y privadas promotoras del Bicentenario de las Cortes y Constitución de Cádiz de 1812, que proclamó por primera vez en España la Libertad de Prensa y permitió el nacimiento del periodismo moderno a través de su artículo 371: “Todos los españoles tienen derecho de escribir, imprimir y publicar sus ideas sin necesidad de licencia, revisión o aprobación alguna anterior a la publicación, bajo la restricción y responsabilidad que establezcan las leyes”.

Pocas veces una entrega de premios califica con tanto acierto en la selección de los premiados como en este caso. Cada uno de los personajes mencionados y el homenaje a los constituyentes gaditanos de hace dos siglos, han obtenido su distinción por méritos indiscutibles.

Entre ellos los jurados han colocado al autor de esta columna “por trayectoria profesional relevante a lo largo de toda una carrera periodística”. Un premio discernido por practicantes ejemplares de mi propio oficio se acepta con emoción y humildad. Jamás un premio así es inoportuno o tardío, aunque llegue avanzada la octava década de una vida, cumplidas más de seis de darle a la tecla.

Coincide casualmente, como regalo oportuno, con la cantidad de columnas escritas desde que regresé al periódico: este Bucareli es el número 200. Gracias.
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