México
— ''Soplamocos''
Calderón, ahora, como López Portillo, en su momento, confundían los conceptos
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El “soplamocos” presidencial, en el sentido de que los medios deberían abandonar la línea de “Pego, luego existo” y buscar el equilibrio entre la crítica y el elogio, está cortado, dialécticamente, por la misma tijera que el exabrupto del ex presidente López Portillo cuando anunció, años ha, que la publicidad institucional de la Presidencia de la República dejaría de difundirse en los medios que solían ser críticos con respecto a los actos del Gobierno. “No te pago para que me pegues”, fue, aquella vez, la frase central de la reperiqueta presidencial. Los medios aludidos reviraron: “Si a esas vamos, habría que entender así el mensaje para los medios que libraron el corte: ‘Te pago para que no me pegues’”.
Calderón, ahora, como López Portillo, en su momento, confundían los conceptos: el Gobierno cree estar en su derecho de difundir —y, de hecho, lo hace hasta los extremos de la desmesura evidente y la impudicia grosera—, desde la óptica del vaso medio lleno, sus “logros”. Los medios, a su vez, tienen la obligación moral de cuestionar tanto la oportunidad como la veracidad de esos mensajes; verbigracia, los muy recientes acerca de los “logros” gubernamentales en materias especialmente sensibles para el ciudadano común, tales como seguridad, salud y empleo.
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Panistas hubo (contemporáneos, por cierto, de Don Luis Calderón Vega, padre del actual Presidente de la República) que ejercieron, con valor, probidad y honestidad intelectual ejemplares, en los medios, como críticos de los gobiernos de su tiempo. Entre ellos, Carlos Septién García, Alejandro Avilés, Adolfo Christlieb Ibarrola; el mismo Carlos Castillo Peraza, antecesor de Felipe Calderón como presidente nacional del PAN...
Ninguno de ellos confundió los roles. Todos entendieron que hay una premisa esencial en una democracia propiamente dicha: “Quien debe gobernar, gobierne; quien debe criticar, critique”... y que sólo un tirano puede pronunciarse —abierta o solapadamente— contra ella.
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