Jalisco

Ying y Yang en el PRI

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Ya se va haciendo costumbre entre los alcaldes priistas que Aristóteles Sandoval opine en un sentido, Miguel Castro en otro, Héctor Vielma no tenga opinión y a Antonio Mateos no le pregunten. Así fue con el tema de movilidad. Miguel Castro puso sus argumentos sobre la mesa para dar el sí al BRT y apoyó el proyecto hasta donde el partido puso la raya. Aristóteles se opuso y tomó su propio camino. Vielma tardó meses en decidirse y Mateos ni siquiera participó en la decisión. Con el tema del endeudamiento del Gobierno del Estado está pasando algo similar.

Mientras que el presidente de Tlaquepaque, Miguel Castro, secundado por el presidente del PRI,  Rafael González Pimienta, ha tomado una actitud crítica frente al plan de deuda del Gobierno del Estado, Aristóteles Sandoval tomó en esta ocasión partido por el Gobierno del Estado. Los dos tienen razón. El argumento de Miguel Castro es sólido: ¿cómo nos ponemos a discutir si nos endeudamos con cinco mil millones de pesos más, si no hemos sido capaces de resolver el tema del presupuesto de 2011? El gobernador vetó, con razón o sin ella, el presupuesto que le enviaron los diputados. Ahora se pretende que estos mismos aprueben cinco mil millones más sin hacer gestos ni discutir qué pasó con el resto del presupuesto. En la práctica está aprobando un presupuesto de obras cuando no se pusieron de acuerdo en el presupuesto general. Suena cuando menos rarísimo. El argumento del alcalde tapatío tampoco es desdeñable. No podemos detener todo los que venga del otro lado de la cancha política.

El año pasado, él fue quien paró la inversión del BRT y ahora no quiere quedar como el que se opone a todo.

Más allá de los argumentos, lo que parece decantarse dentro del PRI son dos posturas fuertes: la de Castro y la de Aristóteles, con sus respectivos apoyos e intereses políticos. No es coincidencia que en los dos temas el alcalde de Guadalajara haya “coincidido” con la postura de la Universidad, como tampoco lo es que el alcalde de Tlaquepaque se desmarque y tenga una visión distinta a la de Aristóteles Sandoval.

Si bien es claro que en este momento el candidato a vencer es el alcalde de Guadalajara, también lo es que el PRI no puede apostar todo a un candidato que, además, ha demostrado que tienen grandes fortalezas (popularidad, conexión, empatía) y también grandes debilidades (poca interlocución con el círculo rojo, tendencia a cometer errores políticos, escasa consistencia en el discurso).

A Castro lo vamos a ver cada vez más liderando temas y tomando distancia. Lo más  probable es que el PRI no requiera de sus servicios, pero si los requiere tendrá que tener una imagen muy distinta al alcalde tapatío, como el Ying y el Yang, y la irá construyendo en cada coyuntura.
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