Jalisco
¿Y nosotros qué?
En 15 años, el PAN no ha podido normalizar ni encontrar la cuadratura al círculo de la relación con la UdeG
En eso, los tres han sido idénticos: la política de educación superior es administrar el conflicto con la UdeG y su líder (que ese sí no ha cambiado en 20 años). Hubo con Cárdenas un pequeño intento de política universitaria cuando se creó la Universidad Tecnológica de Jalisco, pero nació pequeña y sus sucesores no le dieron seguimiento.
Esto lo ha aprovechado muy bien la UdeG para llevar la discusión del presupuesto al terreno político.
El presupuesto se discute en las calles y en los medios, y los argumentos de la Universidad nunca son qué quieren hacer de la educación superior, ni cuál es el impacto de la educación sobre la economía del Estado, sino cuánto nos toca en el reparto. Es decir, han llevado la discusión y la presión al terreno político y han adecuado el discurso técnico y los números a ese objetivo.
Si bien el gobernador no sabe qué quiere en términos de educación superior, sí sabe, y muy bien, qué quiere en términos políticos, y está usando el conflicto con la Universidad para hacer presencia a su favor. Como no tiene nada que perder y como no tiene incentivo alguno para el acuerdo, el gobernador ha decidido pelear en el terreno que le plantea la UdeG: en las calles con los estudiantes y con acciones mediáticas. Dicho de otra manera: si les da el dinero no gana nada, si no se los da se mantiene en una batalla mediática donde tiene mucho por ganar: va a recibir golpes, pero son más los que dará.
El gobernador sabe que no le puede ganar en cariño y aprecio popular a la Universidad, es una de las instituciones más queridas y atesoradas por los jaliscienses, y seguramente la número uno entre la clase media, pero no así el Grupo Universidad; los dirigentes de la UdeG, de Raúl Padilla para abajo, no tienen ni de relajo el aprecio social de la Universidad. Emilio va a centrar su discurso contra los jeques y en ese terreno va a ser muy difícil que le ganen. Va a enfrentar las marchas con acciones mediáticas y va a obligar, como lo ha hecho hasta ahora, a que sea la Universidad la que tenga que explicar a dónde va el dinero cada vez que entregue un cheque (y el gobernador amenaza que entregará cada semana un papelito).
Tenemos un Gobierno sin política de educación superior y una Universidad que se maneja con lógica política, peleándose por nuestro dinero. Es momento que los dueños del dinero tengamos algo que decir en este conflicto. En síntesis, ¿y nosotros qué?
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