Jalisco
¿Y después de la marcha?
Todas las energías y los recursos del Gobierno del Estado y de la Universidad de Guadalajara están concentrados en un solo objetivo: fregar al otro
La campaña de radio y televisión que arrancó el Gobierno contra “los negocios que hacen los que manejan la Universidad” no es otra cosa que ir afinando la mira. Hoy día nadie tiene duda de que el Gobierno, si no participó directamente, sí alentó el conflicto del ex rector Carlos Briseño contra Padilla. No lo derrotaron, pero lo que sí lograron, con intención o sin ella, fue debilitar la confianza de Padilla en su equipo. Hoy el grupo que maneja la Universidad es más compacto, más obediente, menos ágil y mucho menos crítico; es un equipo debilitado por la desconfianza. Como boxeador mañoso, el Gobierno de González Márquez está repitiendo una y otra vez el golpe en la misma zona para que el contrincante baje la guardia.
Mañana viene la megamarcha y con ella una guerra inútil de cifras. Yo apuesto desde hoy que la diferencia entre la cifra oficial, o sea la de los órganos de seguridad del Gobierno, y la que dé la Universidad, va a ser cuatro o cinco a uno. Si la UdeG dice 100, el Gobierno dirá que fueron entre 20 y 25 mil. Si la Universidad dice 200, mil el Gobierno le va a aceptar 40 mil y ambos se van a gastar un dineral de nuestros impuestos en sostener su mentira.
La pregunta es: ¿y después de la marcha qué?, ¿qué sigue en esta locura? Por un lado la Universidad va a comenzar una estrategia de hostigamiento, pequeñas marchas en cada rincón en el que se presente el gobernador (similar a lo que hizo el Peje después de la elección) acompañadas de una amenaza de paro. Por el otro, el Gobierno mantendrá una campaña de desprestigio dirigida a Raúl y el primer círculo de la Universidad y seguirá pichicateando los recursos para desgastar la estructura burocrática y académica de la casa de estudios. El objetivo de los dos es el mismo: debilitar al adversario político de cara al 2012. Si en el inter se llevan estudiantes, programas de estudio, desbaratan reuniones donde está el gobernador, y molestan a los ciudadanos con bloqueos, les da igual. Pero lo más grave es que lo que sigue es una parálisis, pues en adelante se dedicarán, más de lo que ya acostumbran, a boquearse los unos a los otros en el Congreso, en el Poder Judicial y en los proyectos del Poder Ejecutivo, sean estatales o municipales. Ahora sí que, como diría La R de Monsiváis, nomás para documentar el optimismo.
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