Jalisco

Viva el puente

México celebra los 200 años como nación independiente en 2021, pero por obvias razones quienes terminaron la guerra no murieron en ella

La del Bicentenario es, como toda celebración, cursi y absurda. Lo único que podemos agregar al cursi sentimiento patriótico del grito, y al absurdo de celebrar el inicio de la guerra y no su culminación (México celebra los 200 años como nación independiente en 2021, pero por obvias razones quienes terminaron la guerra no murieron en ella y a nosotros nos gustan los héroes masacrados, porque a diferencia de los vivos, éstos no se equivocan) es lo caro: ésta será, pues, una celebración absurda, cursi y costosa.

Pero ya puestos a celebrar, más vale que nos relajemos y gocemos lo bueno que trae consigo el Bicentenario. Para empezar, un puente maravilloso para burócratas y por lo tanto, para estudiantes. Serán días de asueto oficial miércoles y jueves, y el viernes no habrá ni quién abra la puerta de las oficinas, por lo que para efectos prácticos, el mundo oficial se detendrá mañana a las 3:00 de la tarde y regresará, crudo y lagañoso y cansado (descansar cansa) el próximo lunes a las 9:00 de la mañana.

Lo mejor que ha dejado el Bicentenario es, sin duda, la producción editorial. El doble cero obliga y las editoriales se pusieron las pilas para llenar los estantes de las librerías de obras relacionadas con la Independencia y la Revolución, y algunas de ellas son sin duda una aportación importante para quitarnos de la cabeza la idea de la historia oficial, tan acartonada como falsa, con la que crecimos varias generaciones de mexicanos. La mejor manera de honrar el Bicentenario y aprovechar el puente es echándole un ojo a algunos de los múltiples títulos sobre el Bicentenario y Centenario que hay en las librerías.

Ángel Palau lleva varios años en un esfuerzo extraordinario para rescatar en forma de novela algunos personajes históricos. La de Morelos y la de Porfirio Díaz (Pobre patria mía) son de los altamente recomendables. En novela hay otras que vale la pena revisar, como la de Cristina Rivera Garza o la de Celia del Palacio, quien publicó su segunda novela histórica, Leona, en torno al personaje femenino más atractivo de la gesta de Independencia, Leona Vicario. Sorprende el resurgimiento de Leona Vicario pues en los estantes hay al menos cuatro títulos dedicados a esta insurgente michoacana dejando de lado a quien fuera durante años el sello de las monedas de 10 centavos y heroína casi única de la Independencia, doña Josefa Ortiz de Domínguez.

José Antonio Crespo ofrece un título provocador, Contra la historia oficial, con la madre patria de González Camarena (la de los libros de texto) en portada, y en él hace una revisión crítica de la historia oficial. No está en la mesa de novedades pero siempre será un gran texto Las grandes mentiras de mis maestros, de Luis González de Alba. Pero lo mejor y más original es el de Trino, Historias desconocidas de la independencia y la revolución. La cabeza de Hidalgo colgada en una jaula en la Alhóndiga tirándole carrilla a los gachupines y con comezón en los destos, no tiene desperdicio.

Celebremos, leyendo, a los héroes que nos dieron puente.
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