Jalisco
Vecinos contra casino
Independientemente de si hay o no permiso, el argumento de los vecinos es contundente
Es un hecho que ya el Ayuntamiento ha dado el permiso para que allí se instale un restaurante con permiso para bebidas, pero no para casino, porque aún no se incluye en los rubros correspondientes el tipo de giro que realmente es.
Independientemente de si hay o no permiso, el argumento de los vecinos es contundente, cómo es que lo autorizan, si prácticamente hay una escuela enfrente, como parece que es el caso de muchos otros que no cumplen con el mandato de mantenerse alejados de los niños y de los centros educativos.
Sin meternos en esa discusión, lo importante es reflexionar el grado de deterioro social al que hemos llegado, pues los casinos se multiplican por doquier, al amparo de los miles de consumidores que asistirán encantados de la vida, dispuestos a divertirse y a derrochar su tiempo y dinero, cuando deberíamos estar trabajando por la ciudad, por nuestras familias y tratando de prosperar en cultura y educación.
Me queda claro que predomina la cultura del ocio, de la diversión, del dispendio y el entretenimiento por encima de la civilización del progreso.
La familia tapatía está llegando tarde a defender su ciudad de los acechos de bares, antros, “tables”, casinos, estéticas y cuantos centros existen promotores de vicios, empezando por el peor de todos ellos, que es el alcohol.
Unos cuantos vecinos quieren defender su calle de los atropellos que vendrán cuando se instale un casino, pero nunca pusieron mantas para defenderse cuando a unos cuantos metros más, abrieron un famoso antro que provoca todo tipo de malestar cada fin de semana.
No se trata de defender mi cuadra, a mi familia y a mis hijos, sino de defender los valores más importantes y trascendentes de toda la comunidad. A esta cita estamos llegando tarde todos los padres de familia de buena voluntad, especialmente cuando ya la ciudad está plagada de centros de ocio, repletos de usuarios que seguramente también son miembros de nuestras honorables familias.
Son sólo unos cuantos padres de familia los mortificados por lo que pueda pasar en la calle de Antofagasta, cuando en realidad todos nos deberíamos unir a favor de su causa, particularmente las autoridades que deberían ser las primeras y más importantes defensoras de las leyes y del bienestar de todas nuestras comunidades.
La realidad es otra, ese casino, como muchos otros, acabará estando donde quiere estar, con la complicidad de muchos malos ciudadanos que no tienen otro interés que el propio.
Tenemos que reconocer que estamos mal, que hemos perdido la brújula de los valores y nos alejamos más y más de la iniciativa de luchar por lo que queremos.
Al menos lo debemos reflejar en nuestro voto y participar activamente para oponernos a los malos gobernantes.
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