Jalisco
Una posible salida
Los primeros gobiernos panistas ''descubrieron'' el BRT a través de Jaime Lerner, un alcalde arquitecto que, junto con su equipo, lo inventó, con gran y probado éxito, en Curitiba, Brasil
No parece haber quedado claro, a estas alturas, que el tema de la movilidad es uno de los que más gravosos le resultan, en todos sentidos, a la población tapatía. Ni que cada día que pasa tolerando la misma situación es una cuota extra de injusticia y pérdida de calidad de vida en perjuicio de la comunidad y, sobre todo, de los que menos tienen.
Sin duda un punto clave en el deterioro de esta problemática ha sido la partidización (que no la politización) del tema en el contexto estatal. El primer gobierno panista no quiso saber nada de la posible continuación del sistema de Tren Ligero. Se dijo, en su momento, que el costo de la Línea 2 había sido desmesurado y había gravado seriamente las finanzas oficiales. Pero quizás no era razón suficiente: el Tren Ligero ha probado su eficiencia y, apenas recientemente, se habla de realizar otra línea hacia Tlajomulco. (Habría que apuntar las dudas de la pertinencia de, con esta medida, seguir alentando la dispersión urbana, la especulación y de pasada “validar” el desastre territorial que se ha ocasionado en la zona.)
Los primeros gobiernos panistas “descubrieron” el BRT a través de Jaime Lerner, un alcalde arquitecto que, junto con su equipo, lo inventó, con gran y probado éxito, en Curitiba, Brasil. De allí se ha seguido la adopción de este sistema en varias partes del mundo. Su eficiencia y economía no son cuestión de opiniones: hay hechos, pruebas, datos duros que demuestran sus ventajas comparativas y, sobre todo, su costo accesible para ciudades pobres, como Guadalajara. Lo malo es que la implantación de la primera línea local fue adoptada como medida partidista, y no como una política pública perteneciente a la colectividad. Además, es claro que se cometieron algunos errores que es necesario corregir.
Mientras esto pasaba, a varios años de distancia, la discusión se empantanó. En la ciudad de México, mucho más prácticos, ya van por la tercera y cuarta líneas. Y empezaron después. Y la gente ha recibido bien al BRT. Siempre como parte de un sistema integral, nunca como la panacea.
Típicamente, aquí se estudian ocurrencias como el tren que levita y no se sabe ni dónde poner, bienintencionados organismos propugnan por un metro inalcanzable, se hace un valioso Plan de Movilidad no Motorizada y no se le hace caso, se anuncia que la principal inversión del Ayuntamiento de Guadalajara es poner más de mil millones de pesos de concreto hidráulico en las mismas calles insuficientes, y la gente sigue padeciendo la situación. La línea 2 del BRT, por mientras, sigue en el aire, y estamos a un mes de que se pierda la inversión de otros mil millones de pesos por parte del Fonadin.
Uno de los puntos álgidos del trazo de la objetivamente necesaria línea 2 del BRT, que va de Tesistán a Tonalá, es su paso por el Centro metropolitano, desde la Normal a Revolución. La propuesta que ha circulado, elaborada por el Consejo de Colaboración Municipal de Guadalajara y la Canaco, puede ser una valiosa salida del atolladero. A reserva de una visión más detenida y de solventar aspectos técnicos, plantea una alternativa que puede ser razonable. Entre sus méritos estaría la consolidación del espacio histórico del convento de San Francisco y su liga con Aranzazú. Por otra parte, la posible peatonalización de Alcalde-16 de Septiembre, que para muchos es aconsejable y conveniente, sigue siendo una posibilidad supeditada a un reordenamiento general de la vialidad en el centro.
Más allá de aspectos parciales, lo que resulta insostenible, e irresponsable, es continuar con la desastrosa situación de la movilidad en la ciudad, y utilizar la coyuntura para buscar ganancias partidistas. Guadalajara no lo debiera merecer.
jpalomar@informador.com.mx
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