Jalisco

Una explosión que cambió la historia

El 22 de abril de 1992 el siniestro en el Sector Reforma provocó la muerte de 210 tapatíos y estableció nuevas reglas de relación

GUADALAJARA, JALISCO (22/ABR/2012).- Un orificio de ocho milímetros de diámetro en el poliducto Salamanca-Guadalajara y la fuga de gasolina que siguió cambiaron, hoy hace 20 años, la historia de Guadalajara. El miércoles 22 de abril de 1992 a las 10:05, una explosión causó la muerte de 210 tapatíos, según cifras oficiales, el desastre del Sector Reforma y la transformación de las estructuras de poder en el Gobierno, de las relaciones entre ciudadanos y autoridades, y de la forma de organizarse de los grupos cívicos.

¿Fue tan importante el 22 de abril? ¿Tiene significado para los tapatíos contemporáneos?

Especialistas coinciden en que es necesario dar su justo valor a la efeméride: que la sociedad no se quede sólo en el recuerdo luctuoso, sino que los testigos y las nuevas generaciones se apropien de lo acontecido, “no como una cosa del pasado, sino como una cosa activa, que marca y dinamiza la vida de la ciudad”, según la investigadora del ITESO, Rossana Reguillo.

Por supuesto, está pendiente una explicación y el reconocimiento de los responsables directos.

El historiador José María Murià subraya que el 22 de abril fue profusamente utilizado “con intenciones políticas, pero la verdad es que no hubo una acción consistente, constante y concluyente” para resarcir a las víctimas.

El relato oficial puede localizarse en el Archivo Histórico de Pemex, la paraestatal situada en el centro de la responsabilidad. El expediente de los desperfectos explica cómo una tubería colocada en forma irregular provocó el desgaste del ducto, la filtración del combustible y la contaminación del subsuelo.

Fue, resume Jorge Alonso, investigador del CIESAS Occidente, un “crimen de Estado nunca reconocido”.

Aquella explosión dejó también una ciudad mejor preparada para enfrentar una emergencia, pero que necesita aclarar el nivel del riesgo diario, según la activista Ana Lilia Ruiz: “Nos  lo dice a diario el mal olor que despiden las alcantarillas”.
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