Jalisco

Una Navidad sin regalos

La falta de recursos limita las festividades para algunas familias de la ciudad

GUADALAJARA, JALISCO (26/DIC/2014).- Hay gente que no tiene lo suficiente para regalos ni para cena navideña.

La foto muestra a los Valencia, vecinos de la Mesa de los Ocotes, en Zapopan. La señora Norma (la de rayas) es muy chambeadora. Es empleada doméstica y no siempre puede comprar carne. Pero el 24 sí pudo. Ése fue el regalo de Navidad para su familia.

La sala de los Valencia es ese pequeño patio. El resto de la casa es un cuarto donde todos duermen.

Otro ejemplo. Los hijos de Manuel Rubio, Esmeralda y Jesús, de 11 y ocho años, no recibieron regalos esta Navidad. ¿Por qué? En la actualidad la economía del país atraviesa por una situación “difícil”, dice Manuel.

“No me alcanzó. Sí me dieron aguinaldo. Pero la canasta básica ha subido. Lo que era para Navidad se fue en los alimentos y en pagar algunas deudas”, dice Manuel mientras espera a que abran la pista de hielo alzada en la Plaza de la Liberación.

A las 10 y media de la mañana, por la plaza ubicada en el corazón de Guadalajara desfilan señoras con peinado de salón, personas en situación de calle que tiritan de frío, ambulantes y niños que percuten las pantallas de celulares y tabletas. A esta hora, el esternón de la ciudad adquiere el tono gris, mugroso, de los espacios abandonados.

Mientras Manuel habla, sus hijos y su esposa dan la espalda. Les da vergüenza. Él cuenta que el 24 por la noche cenaron pozole y tamales. A las 12, cuando la noche y los sueños se confunden, se dieron un abrazo y se fueron a dormir. No había regalos que abrir.

La niña le había pedido una tableta y el niño un celular. Manuel hizo cuentas. Mil pesos de la tableta y mil 500 del celular. Él, como empleado de una empresa que recicla cartón, no puede pagar esas cosas.

Manuel gana mil pesos a la semana. No le ajustaba. Y el aguinaldo no daba para tanto.

En El laberinto de la soledad, Octavio Paz escribió que la resignación es una de las virtudes más populares de los mexicanos. Manuel se resignó. Esta es la primera Navidad que le pasa esto.

Durante la Nochebuena, Manuel les prometió a sus hijos que los llevaría a la pista de hielo. Se levantó a las nueve de la mañana, los despertó, y a las 10:30 ya estaban formados. Cuando abrieran la pista, a las 12, ellos serían los primeros en ingresar.
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