Jalisco

Una Generala y dos milagros políticos

No puede dudarse de que esa pequeña imagen de 34 centímetros ha hecho más por la ciudad que todas sus clases gobernantes

Desde la tercera década el siglo XVIII, cuando las llevadas de la Virgen de Zapopan —hoy romerías en multitudinario esplendor— comenzaron a ganar tanta importancia en la ciudad y en el completo Jalisco, que consiguieron separarse del Centralismo que Hiere la vida de este país (así, con mayúscula), La Generala ya hacía milagros que las autoridades civiles reconocieron tácitamente.

Especifico: Si “milagro” es una palabra que define hechos no explicables por leyes naturales, sino por intervenciones de la Divinidad, no puede dudarse de que esa pequeña imagen de 34 centímetros ha hecho más por la ciudad que todas sus clases gobernantes. Y es que la devoción a La Generala consoló a los habitantes de la metrópoli de la Nueva Galicia en epidemias y tempestades, pero también les permitió construir identidad cuando todo el poder político y económico se concentraba en la Ciudad de México, capital omnipotente de la Nueva España.

A distancia de siglos, los recuerdos de la Época Colonial están totalmente desdibujados, pero definitivamente la devoción a la Virgen de Zapopan tiene un fuerte sabor civil, casi tanto como religioso. Las autoridades eclesiásticas pueden alejarse de la gente sencilla (el hombre común), pero La Generala no.

Y en un joven pero bien entrado siglo XXI, la tradición está viva y rozagante. En medio de problemas tan concretos como los empleos malpagados, la falta de oportunidades para adolescentes y jóvenes, la inseguridad creciente y los pleitos políticos que nada le dicen al ciudadano común (alcaldes priistas contra gobernador panista; dirigentes universitarios contra Gobierno panista no son otra cosa que luchas entre selectas cúpulas), no queda otra opción que apelar a lo sobrenatural.

En términos actuales, si bien decae la práctica de encender veladoras a los santos y  las imágenes veneradas para que resuelvan los problemas, también es cierto que está en crisis franca la confianza en la acción de los hombres del poder para que organicen y encabecen los esfuerzos comunitarios.

Dicho de otro modo: En el Distrito Federal, heredero de aquella potente capital de la Nueva España, el tema dominante este día son las protestas de los ex trabajadores de Luz y Fuerza del Centro. En Guadalajara, en cambio, la Romería de la Virgen de Zapopan es la cuestión fuerte y central.

Sólo a la breve imagen de caña, venerada hasta límites insospechados, se le puede solicitar ahora una solución satisfactoria al conflicto de la movilidad urbana, cuando dos alcaldes hacen lo posible por oponerse a los planes de un gobernante que ha gastado millones en planes que no se aplican.

Y nada más a esta taumaturga imagen pueden encomendarse respuestas a una conflictiva relación entre un poder establecido y una gigantesca institución educativa, cuando ambos están obcecados en polarizarlo todo para ganar posiciones.

¿Toda esta carga a una pequeña y antigua imagen? Suena irrazonable.

Pero son apenas dos milagros más para La Generala.
Síguenos en

Temas

Sigue navegando