Jalisco

''Un vecino con influencias tiene bajo custodia a mi hija''

A Marlene le arrebataron a su hija a pesar de que nunca firmó los papeles de adopción

GUADALAJARA, JALISCO (12/JUL/2013).- Se le busca a ella; el número marcado es el correcto. Pero al escuchar a través de una bocina que en la pregunta está su nombre, y que la interrogante viene de un desconocido, titubea y omite respuesta. Pregunta con anticipación ansia, quién le busca y para qué motivo. La identidad y el oficio de su interlocutor se revelan, y se derriba una barrera que ya se edificaba; sólo entonces accede: "sí, yo soy Marlene Zúñiga Ornelas".

Marlene vive con la inquietud de tener a su hija de cuatro años como vecina, y "devastada" porque desde hace tres no la ve ni convive con ella. Sólo dos cuadras y, según menciona, una "cadena de influencias", separan a madre e hija de conocerse y crecer juntas. El anhelo se vio afectado cuando decidió ocultar su embarazo, y concretar ciertos pasos para oficializar el proceso de adopción.

Valentina llegó al mundo en marzo de 2009, y dos días después de ello fue separada de los brazos de su madre para ser entregada a una familia que reside en el municipio de Ocotlán. El protocolo se había cumplido en la medianía, pero el proceso no llegó a término porque Marlene dio marcha atrás a su decisión: no firmó el documento final, aquel que disolvería todo nexo con su primogénita.

Tras la negativa, la pequeña fue retirada a dos efímeros padres adoptivos y tanto la entonces Procuraduría de Justicia como el Consejo Estatal de la Familia se involucraron en el caso. "Pero después yo me presento para pedir la custodia de mi hija, y el mismo día en que me aplicaron el examen psicológico me dijeron, en cuestión de horas, que no estaba apta, cuando sé que los resultados los entregan hasta en semanas", expone la joven de 26 años.

"Era nada más una depresión post parto", refiere por su parte la madre de Marlene, María Guadalupe Ornelas. "Además, la niña nunca fue dada en adopción, sino en custodia".

Tres años y seis meses han transcurrido desde entonces, y a la distancia el ánimo por recuperar a la pequeña sigue vivo, aunque varias de las partes que antes defendieron la causa que consideraban justa se han quedado en el camino. Las amenazas de un ser "influyente", que incluso se han traducido en agresiones por correo electrónico a Marlene para que desista, incidieron en ello.

"Había alguien, no quiero decir quién, pero me dijo que ya no podía ayudarnos porque estaba en riesgo su familia y su trabajo. Imagínese usted; yo me sentí ofendida cuando me lo dijo", ventila doña Guadalupe.

Entre días de ánimo y golpes de realidad, la vida para Marlene y su familia sigue adelante... pese a que la niña, quien tiene ambos apellidos de su madre, ha sido entregada a quien se decía amigo de la familia, y que de acuerdo con la señora, aprovechó tanto su cercanía con ellos como su puesto en la ex Procuraduría de Justicia para "usar su poder e influencia" y pedir la custodia mientras a Marlene la calificaban extrañamente rápido como "no apta" para atender a su hija.

Valentina es vecina de su madre. Vive a sólo dos cuadras de quien le dio vida y las autoridades, aseguran, le han puesto "pausa" al asunto. Y mientras Marlene funge como doctora y atiende a un paciente, contesta que ni un "no se te ocurra acercártele" o un presumido (aunque dudoso) parentesco con quien tenía a su cargo la extinta Procuraduría de Justicia, serán motivo de claudicar en su afán por abrazar a su pequeña.

EL INFORMADOR / ISAACK DE LOZA
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