Jalisco

—''Todos iguales...''

¡Ah, pero que no se trate de un complejo de departamentos de lujo, con vista panorámica, porque la cosa cambia!

Que no se le ocurra a un humilde taquero aprovechar un día de asueto para ponerse a pegar, auxiliado por su esposa y sus hijos, los ladrillos que buenamente pudo comprar a base de hacer ahorros durante varios meses, para agregarle otro cuarto a la casita que a lo largo de varios años ha venido construyendo con sus propias manos, allá, donde dicen que Tarzán perdió el cuchillo; que no se le ocurra hacerlo sin cumplir, estación tras estación, con el viacrucis burocrático de solicitar el correspondiente permiso del Municipio respectivo, porque se arma la de Dios es Cristo. Le caerá encima todo el peso de la ley. La obra será clausurada. Le lloverán multas del municipio, apremios del Seguro Social y notificaciones de los sindicatos, por no exhibir las licencias de construcción que la ley exige, y por no haber jalado, en beneficio de “los trabajadores”, la generosa cobija de la seguridad social...

—II—

¡Ah, pero que no se trate de un complejo de departamentos de lujo, con vista panorámica, porque la cosa cambia! Lo de menos es que aquí se incurra de manera sistemática en las mismas omisiones del taquero del primer ejemplo. Aunque el Reglamento de Gestión Urbana del Ayuntamiento de Guadalajara establece expresamente (Artículo 102) que “Sólo hasta que el propietario (...) haya obtenido y tenga en su poder (o sea que no basta con que haya emprendido gestiones en ese sentido) la licencia y los planos aprobados, debe iniciarse la construcción”.... Sin embargo, como se documentó (EL INFORMADOR, XI-16-10, p. 5-B) en el caso de la torre “La Escondida”, basta con advertir que si los trámites no prosperan no es por negligencia del ciudadano y sí por culpa de ese implacable azote de la Humanidad que es la burocracia, para que la autoridad cierre un ojo, solape una flagrante irregularidad y permita que la construcción avance, a la soberana Ley de las Pistolas del desarrollador... (¿Quién lo dice?... La directora municipal de Inspección y Vigilancia, Verónica Martínez Espinoza).

—III—


(“La Araña” ya investiga si cuando dicha funcionaria asumió el cargo, protestó “cumplir y hacer cumplir las leyes”; si su norma de conducta es la máxima de que “Todos son iguales ante la ley... pero unos son más iguales que otros”..., o si incorporó —por su propia iniciativa o porque ya cambió la fórmula ritual— la opción de hacer con la normatividad un papalote, según el humor de que amanezcan cada mañana sus exquisitas pulgas).
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