Jalisco

—Tepache con coñac

Se perpetrará una ''fusión'' de la Orquesta Filarmónica de Jalisco con la Banda El Recodo

Suele decirse que “Sobre gustos no hay nada escrito”... Absolutamente falso. Sobre gustos se ha escrito muchísimo: desde aforismos (“Es mejor ser bello que ser bueno, pero es mejor ser bueno que ser feo”: Wilde...) hasta sesudos y voluminosos tratados de Platón, Kant, Hegel, Schopenhauer, Rusell, etc., sobre la estética como rama de la filosofía, pasando por manuales de urbanidad y buenos modales como el celebérrimo “Carreño”, por el que quienes ya peinan canas —si algo peinan— suspiran como cuando evocan la Emulsión de Scott.

—II—

Hace dos semanas se anunció que, so pretexto de una nobilísima causa (la construcción de un hospital para niños con cáncer, en Tlajomulco), se perpetrará una “fusión” de la Orquesta Filarmónica de Jalisco con la Banda El Recodo...

Al respecto, la página web www.gruperron.com (“lo más perrón de lo grupero”) nos ilustra: el concierto (?) en cuestión tendrá lugar en el mismo Auditorio Telmex en que el año pasado se canceló la programada presentación de la soprano Renee Fleming, porque la venta de boletaje resultó por demás raquítica, el próximo 4 de diciembre.
El programa preparado para la ocasión incluye “piezas populares de la música de banda, como Lira de Oro, Mazatlán, Nereidas, La Rielera, Chinito y Lola, Niño Perdido, Te Presumo, entre otras”. (Nada de Chopin, Brahms, Mozart y similares, pues).

La noticia generó, desde el principio, reacciones que fueron desde la extrañeza hasta la indignación, pasando por el entusiasmo. Hubo ironías malévolas, como la afirmación de que esa “fusión” (por definición, “efecto de fundir o fundirse”) sería similar a una mezcla de tepache con coñac; hubo protestas, como las de quienes en algunos foros de opinión demandaron, “en nombre del buen gusto”, que alguien impidiera ese desaguisado, no obstante que gruperron.com refiere que en el Auditorio Telmex, de hecho, se servirá el recalentado de un “concierto” similar realizado hace cinco años, con la complicidad de la Orquesta de Mazatlán.

—III—

No han faltado “lenguas vespertinas” —como dijo el ranchero— que aventuran que el experimento servirá para encontrar el verdadero nivel de competencia de la Filarmónica de Jalisco, como tampoco quienes pronostican rotundo éxito de taquilla al evento en cuestión.
Un punto a favor de los promotores, es que no obligarán a nadie a asistir... y que siempre quedará el consuelo —hablando de aforismos— de que, como también decía el socarrón de Óscar Wilde: “Cuando se oye mala música, el deber de uno es ahogarla con la conversación”.
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