Tapatíos buscan revivir la historia de Guadalajara
Siete proyectos tienen la esperanza de que los fondos municipales, estatales y hasta internacionales algún día volteen a ver a los 'no políticos'
Cronopolis intenta "revivir" la historia del suelo común de los tapatíos, el primer cuadro de la ciudad. Y junto con ellos, seis proyectos más fueron presentados esta noche en el patio del Mercado Libertad, un sitio al que muchos conocemos coloquialmente como el Mercado San Juan de Dios.
En la edición número 16 de Pechakucha, los proyectos que tuvieron espacio para la presentación fueron Diego de la Mora, con su arte sonoro; Alan Diosdado con el rescate del barrio de Mexicaltzingo; Luis Natera, con el activismo digital de Ciudad Pixel; Armando Arriaga de TEDxGDL, Karla Jáuregui de Memento Restauración y Hasson Oropeza, de Descubre Centro Gdl.
El de David Covarrubias, decíamos, es uno de los proyectos ciudadanos impulsados por un grupo de historiadores jóvenes que ven en los smarthphones una herramienta para acercar y redescubrir la historia local. El proyecto consistía en instalar códigos QR, que después de ser leídos por las cámaras de celulares o tabletas, se explica la historia de por lo menos 40 lugares del primer cuadro de la ciudad, en una serie de rutas que van desde la Guadalajara colonial, hasta la ruta muralista, los barrios tradicionales y los espacios de conocimiento y espectáculos en cuatro siglos de historia.
Después de un "palomazo" de la banda de jazz San Juan Project (cuyo nombre hace referencia al mercado San Juan de Dios, pero que nunca habían podido tocar en esas instalaciones), los activistas dieron inicio con los proyectos, entre el que estaba el de Memento Restauración, y que busca la preservación de los edificios históricos de la ciudad.
Sin embargo, la exponente Karla Jáuregui cree que hacer este tipo de eventos en un edificio como el mercado Libertad, con 55 años de historia, "es un símbolo de cómo se ha perdido la memoria de la ciudad. No es sólo de nostalgia, sino de que se pierde el sentido principal de lo que pasa en este recinto".
Es decir, un mercado que se construyó con un patio central "daba idea de la convivencia, no es por nada que haya locales para comprar cosas en sus orillas. Hoy la pregunta es ¿Qué se compra de calidad? ¿Cuáles son las mercancías que se comercian? ¿Quién viene a este mercado y bajo qué riesgos?".
Karla Jáuregui, al igual que David Covarrubias, están a la espera de autorización de recursos para poder materializar su activismo por una ciudad mejor.
Los siete proyectos presentados son la prueba de que la civilidad no ha muerto, pero adolece de recursos que puedan mantener aceitado el propósito de cada idea.
Y mientras los diputados siguen gastando el dinero de las casas de enlace en productos personales, como chocolates o tampones, los ciudadanos organizados seguirán esperando el dinero que cristalice otra manera de hacer ciudadanía.
EL INFORMADOR/ OMAR GARCÍA