Jalisco

Sin reglamento, los cibercafés en Guadalajara

Es necesaria una reglamentación para conocer cómo son catalogados estos negocios

GUADALAJARA, JALISCO (24/AGO/2012).- No hay reglamento para los cibercafés en Guadalajara y es necesario, explica Guadalupe María Becerra Sánchez, profesora adscrita al Departamento de Estudios de la Comunicación Social del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH) de la Universidad de Guadalajara (UdeG), es autora de la investigación

Los cibercafés en Guadalajara,  de 2011.


En 1997 abrió el primer cibercafé en Guadalajara, en la zona Olímpica, lo cual significó no sólo una novedad, sino “un proceso cultural de asumir este tipo de negocios, que ha impactado favorablemente, pero no lo necesario de acuerdo a las demandas de la población o comparativamente con otros países, donde estos espacios responden a políticas públicas”, señala la investigadora, quien destaca que en 2007 había 404 establecimientos, esta cifra que descendió en 2010, cuando llegó a 208, “con la actualización de datos, que hacemos, parece que la tendencia es a incrementarse”.

La permanencia de los cibercafés como de negocios es de tres años en promedio y según el documento, publicado en 2011, es necesaria una reglamentación para conocer cómo son catalogados estos negocios.

“La dispersión tiene su origen en la ausencia del reconocimiento del cibercafé como tal, lo que provocó una confusión al establecer  la  ‘actividad’ del giro comercial que se asienta en el padrón de licencias municipales. Dos razones existen para comprender la situación del reconocimiento formal de los cibercafés en la ciudad. La primera es que gran parte de ellos es resultado de la evolución de los comercios dedicados a los juegos electrónicos, comúnmente conocidos como maquinitas, los cuales tuvieron auge durante los tres últimos años anteriores a la década de estudio; estos locales fueron, poco a poco, incorporando equipos de cómputo destinados al servicio de conexión a Internet (…). Y la segunda posible razón es que comercios que ya existían y funcionaban como papelerías, centros de copiado, cafeterías, centros de distribución y servicio tanto de telefonía celular como de computadoras, fueron evolucionando también hacia la oferta del servicio de conexión a Internet, al adecuar su espacio para incorporar dos o tres computadoras”.

Para la profesora de la UdeG, los cibercafés están ubicados principalmente en centros urbanos y educativos, así como en “polos de concentración, -donde hay- procesos de exclusión y fragmentación –social-”, lo que muestra las desigualdades para el acceso a las tecnologías y al internet, por los que  “hace falta un diseño de política pública”, aunque hay esfuerzos en la ciudad como el programa GDL Libre, el cual tiene una mayor presencia al Poniente de la metrópoli.

EL INFORMADOR / MAYRA TORRES
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