Jalisco
Sin fecha de salida, dan albergue a 600 animales
Los animales, que dependen de la Semarnat, reciben rehabilitación para poder regresar a su habitat natural
Como éstos, hay alrededor de 600 animales en el Centro de Investigación de Vida Silvestre (CIVS) que depende de Semarnat, son animales que llegaron por irresponsabilidad de sus antiguos portadores, pues los tenían cautivos ilegalmente, trataban de venderlos sin permiso o los hirieron y abandonaron, o simplemente los tenían en casa pero ya no los querían más, y ahora están a disposición estatal.
Así como el halcón peregrino es sometido a un lento proceso de rehabilitación para que pueda valerse de nuevo por sí mismo en su ambiente natural, hay cientos de procesos similares en el CIVS. Es el caso de un joven tecolote rescatado en La Barca, que este fin de semana estaba siendo vendido por un traficante, y ahora está asustado y dando pasos hacia atrás en el fondo de una jaula para transportar perros, esperando recuperar peso para volver a ser libre.
En otras jaulas fijas hay un grupo de búhos, animales de inmensos ojos amarillos, brillantes, que al percibir presencia humana ensanchan el pecho y buscan intimidar con sonidos fuertes. De los cuatro sólo uno podrá volver al bosque, porque los demás fueron atacados con balas en su hábitat natural y las secuelas que tienen en las alas les impedirán emprender el vuelo otra vez.
Dos zopilotes mutilados, un gavilán fracturado, tres aguilillas rojas heridas de bala mientras volaban también forman parte del CIVS, un terreno ubicado en la colonia Santa Elena Alcalde que tiene como vecinas viviendas, un salón de eventos -y otro en construcción- y la calle Normalistas, transitada por dos rutas del transporte público.
En ese ambiente es donde los tres veterinarios y biólogos que ahí trabajan, con ayuda de voluntarios, practicantes y prestadores de servicio social, deben rehabilitar a los animales para que salgan del cautiverio, aunque algunos ya no podrán hacerlo porque se acostumbran a la cercanía del humano y a depender de él.
El espacio castiga a los animales pero también a quienes ahí hacen investigación y se preparan como veterinarios, pues los estudiantes toman clases en un pasillo al aire libre que lleva a las jaulas. Pero el CIVS no le puede negar la entrada a nadie, así que, aunque no haya espacio para las nuevas especies, adecúan jaulas y las colocan en la cocina, junto a los lavabos, cajas de fruta, en el suelo, sobre el pretil y hasta una que otra iguana suelta, de manera que mientras los voluntarios preparan la comida de los animales, escuchan un concierto de aves y disfrutan la belleza de los tucanes, lechuzas, pericos, y atienden a los hurones, tlacuaches, boas, ardillas... que saben cuándo llegaron, pero no cuándo se van.
EL INFORMADOR / VIOLETA MELÉNDEZ
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