Jalisco

Serpientes y escaleras

Por Alfredo Hidalgo Rasmussen

Las recientes noticias sobre el desarrollo urbano en Guadalajara me remiten a “serpientes y escaleras”, ese famoso juego de mesa que consiste en un recorrido a través de 100 casilleros, por los que se avanza según los números que salen en los dados. La variable en el juego es que si en el trayecto caes en un casillero con escalera, subes y avanzas más; si caes en una serpiente, bajas y pierdes lo avanzado. Esta travesía está regida, no por la voluntad y el esfuerzo, sino por el azar; son los dados los que en última instancia determinan el camino.

En Guadalajara parece que estamos sobre el escenario territorial de ese juego de azar. Hace más de dos años nos encontramos con una “escalera”: los Juegos Panamericanos. Este evento, decían sus promotores, nos llevarían avanzar en 5 años lo que en otras circunstancias sería en 15 o 20 años. Sin embargo, parece que conforme el tiempo (el juego) avanza nos vamos encontrado con más “serpientes” que “escaleras”. Hoy estamos más atrás que antes.

La Villa en el Parque Morelos no resultó, mucho menos lo será El Disparate, —una “serpiente” con un retroceso mayor, que además afecta al ambiente—; también vamos para atrás en la infraestructura deportiva, al principio era sólo mala y poco comprometida con la ciudad, ahora además de mala, le quita espacios verdes al Parque Metropolitano. Si esto se tratara de azar como en el juego, diríamos “¡qué mala suerte!”, sin embargo, para infortuna de los responsables de estas acciones que están afectando a la ciudad y sus ciudadanos, no ha sido el azar el que ha operado en contra, en algunos casos ni la falta de voluntad, sino más bien la falta de planeación y de equipos capacitados, la ausencia de metodologías adecuadas y de participación ciudadana, la dificultad para ver a futuro y conciliar. Todo esto tiene que ver con la percepción negativa que hay sobre el avance en el tablero territorial de nuestra ciudad, y se relaciona con “el arte de la improvisación”.

No se trata de ver todo mal, pero tampoco de taparnos los ojos. No podemos evitar el darnos cuenta que algunas cosas muy importantes no se están haciendo bien, como también debemos reconocer que hay otras cosas muy buenas que merecen reconocimiento.  Los proyectos equivocados están asociados a la falta de consenso en su gestión. “El futuro de las ciudades y de su arquitectura no pasa por decisiones unilaterales, por el despotismo ilustrado, sino por procesos participativos” afirma el arquitecto catalán Josep Bohigas, (quién estará en octubre en Guadalajara participando en el Foro Com:plot). Bohigas manifiesta como una obsesión el compromiso de resolver el colapso urbanístico de las ciudades, le queda claro que se trata de un ejercicio participativo, donde “el no construir también es arquitectura”, finalmente “cada época ha tenido su oportunidad”. ¿Estaremos desaprovechando la nuestra?

Hoy, a lo que más podemos apelar es a la inteligencia y al sentido común. No se trata ni de suerte ni de salvar honras, se trata de compromiso, de capacidad, de construir colectivamente la ciudad. Es de esperar que ni la convocatoria publicada hace unos días en los diarios locales a fin de encontrar un nuevo proyecto para la Villa Panamericana, ni el futuro que tendrá la zona del Parque Morelos, deben ubicarnos de nuevo frente a un juego de azar. Tenemos que aprender del pasado, no podemos cometer los mismos errores. La siguiente jugada es clave, requiere sólo de escaleras.
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