Jalisco
Sepa la bola
SEGÚN YO
Pero más contento con las halagüeñas perspectivas difundidas en el informe presidencial ha de estar José, ese polifacético y empeñoso trabajador que, de sus 36 años de edad, lleva siete viviendo con un riñón ajeno. Con sus puntuales habilidades como electricista, fontanero, pegapisos, carpintero y albañil acomete cuanta chamba de se le asigna, con tal de allegarse los pesos que necesita para nivelar su mala administración monetaria, porque no es posible que una pensión de 1,600 mensuales que le otorga el Seguro Social no le ajuste para mantener a una familia de siete, más el que viene en camino.
Pero ahora que el mero mero ha dicho que el gobierno a su cargo súbitamente se ha vuelto previsor, prevé concentrar la fuerza y los recursos del Estado mexicano para frenar la pobreza y los impactos de la crisis alimentaria, y prevé también alcanzar la cobertura universal de la salud, por considerarla como uno de los signos sociales más injustos. No dijo cómo ni cuándo, pero ya es una bendición saber que, ora sí, el pobre José no tendrá qué apurarse tanto por su precaria salud, ni por hacer filas para ver si lo atienden cuando trae más de 40 de temperatura, ni por ver de dónde saca para que los suyos coman, sin tener que empeñar y desempeñar su herramienta de trabajo cada tercer día.
Y pensar que andaba tan apurado porque su chiquillo de cinco años no alcanzó lugar en el kínder y el que va en cuarto apenas lee y no sabe hacer cuentas. Así que le cayó como bálsamo que el presidente pretenda (si Elba Esther le da chance) lograr una educación de calidad. Que por los dineros para solventar estas pretensiones ni se apure, porque gracias a Dios, nuestro capitán hará un esfuerzo de austeridad y racionamiento en el gobierno, el Congreso y los partidos que tanto desperdician en tarugada y media para agenciarse votos.
Y felices estamos todos porque el presidente planea, tratará, analizará, se esforzará, procurará, impulsará, se enfocará, reformará, fortalecerá, resaltará, cambiará, transformará, convocará… porque las cosas no pueden seguir igual a como las ha venido manejando desde hace tres años, y porque un país así, de plano lo dijo, no tiene futuro. ¡Bendito mi padre Dios!, porque en lo sucesivo, seguiremos tan unidos, imbatibles, optimistas, orgullosos de nuestro legado histórico y llenos de esperanza, como siempre hemos sido los mexicanos.
¿Cómo, cuándo, dónde y con qué obrará tan urgentes maravillas? ¡Sepa la bola!, porque no se detuvo a concretar esas rastreras minucias, pero a partir de semejante inversión de saliva, todo lo malo ha quedado atrás. Me alegro por José y por todos los fregados que estamos a punto de ser redimidos de nuestras broncas y pesares.
patyblue100@yahoo.com
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