Jalisco

Secretaría de Desarrollo Humano contradice cifras de Inegi

Existe una diferencia de más de 500% en los datos que dan ambas dependencias gubernamentales

GUADALAJARA, JALISCO (26/JUL/2011).- La Secretaría de Desarrollo Humano (Sedeh) informó que actualmente hay poco más de 11 mil 600 viviendas con piso de tierra en la Zona Metropolitana de Guadalajara (ZMG), en tanto que el último Censo de Población y Vivienda del Instituto Nacional de Estadísticay Geografía (INEGI), desarrollado en 2010,  da cuenta de un rezago en la materia para 60 mil 388 casas tan sólo en los municipios de Guadalajara, Zapopan, Tlaquepaque, Tlajomulco, Tonalá y El Salto.

De acuerdo con la dependencia estatal, la totalidad de residencias en estas condiciones se encuentra en zonas de alta marginación. Para todo Jalisco estima que la cifra llegue a 35 mil viviendas; el INEGI, en contraste, da cuenta de 94 mil 399.

Martín Hernández Balderas, titular de la Sedeh, declaró que la cifra rebasaba las 60 mil, previo al inicio de la administración en curso, antes de la concepción del programa “Piso Firme”, emanado a su vez del proyecto “Mejora Tu Casa”.

A decir del funcionario, el desmedido crecimiento poblacional por el que atraviesa la metrópoli ha impedido que el rezago sea nulificado, toda vez que la dependencia a su cargo ha apoyado a una vasta cantidad de familias en toda la Entidad: “El censo del INEGI en 2005 marcaba 63 mil viviendas con piso de tierra (cinco años después señala sólo tres mil menos); nosotros trabajamos casi 70 mil, lo que significa que, de no haber crecimiento hubiéramos abatido el rezago de 2005”.

Tan evidente como el nombre que lo respalda, “Piso Firme” ofrece un pavimento de concreto a las familias en condiciones marginadas que coexistan en un hogar carente del mismo. La intención, declara el funcionario, “pretende disminuir la taza de rezago hasta llegar ‘casi’ a cero”. La razón: el aumento demográfico (y por ende, el de viviendas) impedirá que la estadística quede abatida.

“Seamos realistas: aunque lleguemos a cero, al día siguiente habrá nuevas casas”.

De acuerdo con Hernández Balderas, de 2007 a la fecha el programa de referencia ha permitido un avance de 40% en la materia. Y aunque el Presidente de la República, Felipe Calderón Hinojosa, se ha comprometido a que en 2012 dicho estatus será abatido (esto es, que ninguna casa en el país tendrá piso de tierra), lo cierto es que la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) en Jalisco comenzó una labor hermanada con la Sedeh, y se ha lanzado a municipios con niveles elevados de marginación.

“El Gobierno federal tiene planes ambiciosos en la materia; en Jalisco, el programa de Sedesol va dirigido a municipios con alta y muy alta marginación, donde vive 2.3% de la población; es decir, tiene un alcance bastante limitado. Nosotros no podemos quedar esperándonos a que el Gobierno federal resuelva el problema; de ahí que en forma proactiva nos pusimos a atender (el resto de la Entidad) para obtener avances sustanciales en la materia”.

Refirió que, dadas las políticas de operación de Sedesol en este tenor, la dependencia a su cargo tiene entera libertad para intervenir todo el Estado, aunque su participación, aclaró, quedará supeditada a la cantidad de domicilios en estas condiciones, toda vez que resultaría por demás costoso que se activara al personal para intervenir una sola vivienda.

“La compañía constructora que desarrolla el programa no podría atender a una vivienda; habría que esperar a que haya un conjunto de viviendas que ameriten, para que pueda concentrar la atención. Si se trabaja en la zona podría estarse trabajando en unos días, si no sería en meses para que se haga la programación que conjunte la demanda y hacer los viajes correspondientes”.

Comparativo entre estados
 
Jalisco
Viviendas particulares    1’830,334
Viviendas particulares con piso diferente de tierra    1’735,935
Rezago    94,399
 
Chihuahua
Viviendas particulares    944,379
Viviendas particulares con piso diferente de tierra    876,290
Rezago    68,089
 
Distrito Federal
Viviendas particulares    2’453,031
Viviendas particulares con piso diferente de tierra    2’334,171
Rezago    118,860
 
Estado de México
Viviendas particulares    3’749,106
Viviendas particulares con piso diferente de tierra    3’527,805
Rezago    221,301
 
Michoacán
Viviendas particulares    1’082,384
Viviendas particulares con piso diferente de tierra    952,840
Rezago    129,544
 
Nuevo León

Viviendas particulares    1’210,598
Viviendas particulares con piso diferente de tierra    1’147,152          
Rezago    63,446
 
Puebla

Viviendas particulares    1’391,803          
Viviendas particulares con piso diferente de tierra    1’235,200          
Rezago    156,603
 
Veracruz
Viviendas particulares    2’014,307          
Viviendas particulares con piso diferente de tierra    1’743,367
Rezago    270,940

Censo de Población y Vivienda 2010

Tlajomulco y Tonalá, los municipios más afectados


En la Zona Metropolitana de Guadalajara 6% de las casas particulares carecen de piso firme; el promedio se obtuvo gracias a cifras extraídas del Censo 2010 de Población y Vivienda del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), que revelan un total de 60 mil 388 viviendas con pisos de tierra en seis de los ocho municipios metropolitanos; 3.2% de rezago respecto a las viviendas que hay en todo el Estado de Jalisco.

El secretario de Desarrollo Humano, Martín Hernández Balderas, mencionó que el último reporte es que son 35 mil residencias sin piso en toda la Entidad, y que en la metrópoli la cifra sería “una tercera parte” de ese total; esto es, 11 mil 666.  La información recabada por el Inegi el año pasado muestra que son 94 mil 399 en toda la Entidad, casi tres veces más que las residencias sin piso proyectadas por la Secretaría de Desarrollo Humano (Sedeh).  Los municipios con mayor déficit en este tenor —proporcional al número de viviendas que hay en su geografía— son: Tonalá, Tlajomulco y El Salto, con 7% de ausencia de piso. Entretanto, Guadalajara es el que mayor avance registra en este rubro.

El déficit de la Perla Tapatía es, por sí sólo, mayor al que mencionaron las autoridades estatales en la materia. A esa cantidad se suman 17 mil 859 viviendas sin piso en Zapopan (que tiene 317 mil  297 en total), ocho mil 569 en Tlaquepaque (134 mil 747, el total) y siete mil 399 en Tonalá (que tiene 99 mil 881 residencias particulares).
De esta manera, sólo los cuatro municipios metropolitanos rebasan las estimaciones de la Sedeh en más de 400%, al contar con un total de 51 mil 200 viviendas sin un piso firme.

CIFRAS

Guadalajara
Viviendas particulares      379,33.
Viviendas particulares con piso diferente de tierra    361,966.
Rezago    17,373 (4%).
 
Zapopan
Viviendas particulares    317,297.
Viviendas particulares con piso diferente de tierra    299,438.
Rezago    17,859 (5%).
 
Tlaquepaque

Viviendas particulares    143,316.
Viviendas particulares con piso diferente de tierra    134,747.
Rezago    8,569 (6%).
 
Tonalá

Viviendas particulares    107,280.
Viviendas particulares con
piso diferente de tierra    99,881.
Rezago    7,399 (7%).

Tlajomulco

Viviendas particulares    105,954.
Viviendas particulares con piso diferente de tierra    98,877.
Rezago    7,077 (7%).
 
El Salto
Viviendas particulares    32,230.
Viviendas particulares con piso diferente de tierra    30,119.
Rezago    2,111 (7%).
 

FICHA TÉCNICA

• En todo el país hay 28 millones 607 mil 568 casas particulares; el déficit global es de dos millones 382 mil 777; esto es, poco más de ocho por ciento.

• Jalisco, por su parte, cuenta con un millón 830 mil 334 viviendas; 5% de esa suma (94 mil 399) también carece de un piso de cemento. El secretario de Desarrollo Humano, Martín Hernández Balderas, informó que la cantidad en el Estado no rebasaba las 35 mil viviendas.

• El Estado ocupa el noveno puesto en todo el país sobre esta escala; se ubica por debajo de Veracruz, el Estado de México, Oaxaca, Chiapas, Guerrero, Puebla, Michoacán y el Distrito Federal.

• La Entidad Federativa con menor rezago en pisos firmes es Aguascalientes, con seis mil 656 viviendas en estas condiciones; Guadalajara por sí mismo rebasa en más del doble la estadística de ese Estado.
Fuente: Inegi.

CRÓNICA

Con un alambre enterrado en el pie…


José Guadalupe, dice su acta de nacimiento, pero “Lupillo” le viene mejor; de hecho, el nombre que le eligieron sus padres le ha molestado durante 15 años, el mismo tiempo que ha vivido entre la tierra y escombros en una modesta finca que alberga a cuatro familias allegadas a él, y que está apostada en la calle Río Santiago, de la colonia El Vergel, en Tlaquepaque.

Recién llega de la calle y mira con extrañeza a dos individuos que se encuentran afuera de su hogar; la mirada se intensifica y explora la cámara y libreta que obra en sus manos. Finalmente alguien responde al llamado y abre la improvisada puerta de acceso; dos damas y una pequeña de tez blanca, pero con el rostro enterregado, atienden al llamado. Un breve diálogo y el acceso es permitido, no les molesta que alguien atestigüe las condiciones en que han vivido por siempre.

Con mayor confianza y menos desafío, “Lupillo” invita a los hombres a su hogar. “Hasta el fondo, ahí vivo con mi mamá, mi papá y mis dos hermanas”, cuenta desenfadado mientras otros niños le siguen, visiblemente admirados. Gruñidos a lo lejos y, sin más, un can sale de entre los cacharros acumulados en un pequeño pasillo. Y antes que la cadena frene su carrera, el pequeño lo iza del cuello y el cuadrúpedo desiste en mostrar sus dientes amenazantes, aunque la bienvenida sonora no cesa. Los extraños no deberían estar en su terreno.

Una pequeña portezuela de madera sitia a su compañero, y la demostración empieza: “Ahí tengo unas gallinas, un gallo, un pato y hasta un conejo; me costó 30 pesos” —¿Para qué los tienes ahí?—, comenta el inoportuno de la pluma y, tras un silencio incómodo y no efímero, revira: “Nomás, porque sí”.

Decenas de ollas con agua (para evitarles muerte a sus posesiones vivientes) próximas a las jaulas, y una vasta cantidad de trastos de metal, con un óxido amenazante que llama al descuido, engalanan la escena. El piso… ése no se conoce; “Lupillo” siempre ha vivido entre el polvo. Los cacharros en donde debería haber pavimento tampoco le molestan, por el contrario, han ayudado a que su agilidad se desarrolle, aunque sortear obstáculos tampoco ha sido la constante en su década y media de vida.

“Un día me caí y me enterré un alambre en los pies”, muestra la cicatriz en su planta y sonríe a la par, orgulloso, dejando ver su dentadura áurea. Continúa: “Me curó mi mamá; ya tenía todas las vacunas, así que no me llevaron al Seguro (…) ya tiene un chorro de años de eso”.

Ni a él ni a sus padres les preocupó alguna secuela de consideración; finalmente eso no ocurrió. La suerte sonrió a un niño cuyo máximo anhelo es ser jardinero, como su padre, quien con cuidados caseros libró la infección. El par de visitantes concluye el diálogo y abandona el pequeño patio que, en sus dos metros cuadrados, alberga a la antítesis completa de un hogar sin focos rojos.

A la caminata de salida, nuevamente engalanada con el ritmo de la mascota más ruidosa, precede un retén de damas, quienes —menos abrumadas con el quehacer y la comida— lamentan que su descendencia constantemente sufra de “infecciones en la panza”. Piden apoyo médico y, sin chistar, cierran el diálogo con una petición que a la prensa no compete más que hacerla pública: “Oiga, ¿cuándo nos van a venir a poner suelo?”.
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