Jalisco
Ruta Franciscana, vestigio de un pasado colonial
En pequeñas comunidades de Tlajomulco hay una decena de templos de estilo barroco reconocidos como patrimonio de la nación
INAH).
La ruta está trazada por una decena de templos franciscanos de estilo barroco construidos entre los siglos XVII y XVIII, los cuales están situados en las distintas comunidades aledañas a la cabecera municipal de Tlajomulco que comparten una historia y un origen que las une.
Todos son lugares dotados de una textura mística en sus construcciones, propia de las manos indígenas en tiempos de la Colonia, quienes al verse convertidos al catolicismo, intentaron recuperar la esencia de sus ritos antiguos capturando en las edificaciones simbolismos de sus dioses. El resultado fue una decena de templos y capillas que a más de tres siglos, siguen siendo la evidencia más factible de la travesía que emprendieron los frailes franciscanos para evangelizar a los nativos.
Primer encuentro
Para entrar a la Ruta Franciscana del municipio del tequila almendrado, los molcajetes y el queso negro, será necesario tomar la desviación en el Rancho Los Tres Potrillos en la carretera Guadalajara-Chapala y continuar hasta Cajititlán, el primer punto de encuentro.
Este pueblo, ideal para los deportes acuáticos por situarse junto a la laguna que lleva su nombre, aloja a uno de los templos más representativos de la ruta: la Basílica de los Reyes, construida en honor a los Tres Reyes Magos en 1634 y elaborada con cantera y un reloj neoclásico en su parte alta, así como las esculturas de los Reyes Magos en el retablo principal.
En las inmediaciones de la Basílica, se asienta el comercio de productos diversos entre los que predominan los dulces típicos y recuerdos del lugar. Algunos metros hacia la ribera de la laguna, hay una proliferación de locales con venta de charales, ceviche, camarón y otros mariscos.
Al igual que Thelma Gil, turista estadounidense de 19 años, la mayoría de quienes visitan el Centro Histórico de Cajititlán visten ropa cómoda y apropiada para un clima con temperatura cercana a los 30 grados. Thelma, pese a haber arribado al pueblo con su familia, camina sola al Sur del jardín principal donde se queda un momento a admirar la construcción del Santuario de la Soledad, caracterizado en su parte alta por las gárgolas de donde sale el agua de lluvia que se acumula en el techo.
Con un folleto en sus manos que le recuerda que los albores de la obra se remiten a 1666 y que adquirió su forma actual hasta 100 años después, lo que ella no sabe es que durante muchos años este edificio religioso funcionó como hospital para los indígenas.
Otros paseantes que circulan asoleados por el santuario plagado de figuras de jaguar, ignoran que los nativos dedicaron la obra a este animal que para ellos representaba la vida, la oscuridad y el misterio.
En la comarca de la laguna
Siguiendo el trayecto alrededor de la Laguna de Cajititlán, el siguiente destino de esta Ruta Franciscana es Cuexcomatitlán, nombre simplificado a “Cuexco” por sus habitantes. Ahí yace desde 1750 la Parroquia de la Purísima Concepción, al frente de otro templo más modesto donde se enseñaba a las mujeres indígenas las labores domésticas.
El párroco del pueblo, José de Jesús Padilla, explica que dentro de la parroquia se localiza una figura de Jesucristo elaborada con injertos de hueso y de gran valor histórico. Es cuidada las 24 horas por personal, tras padecer la experiencia del robo de una de las cruces sagradas por traficantes de figuras religiosas.
A sólo 10 minutos están los templos de San Lucas y San Juan Evangelista, ambos en el Centro de las pequeñas comunidades homónimas que los albergan. En ellas habitan artesanos y músicos seducidos por la herencia de sus antepasados. Todos saben que sus padres fueron enseñados por sus abuelos, y sus abuelos por sus bisabuelos, y al seguir la pista, se descubre un legado cultural de más de 300 años.
La principal característica que identifica a estos templos es la localización de un cementerio en sus atrios, en su mayoría con tumbas sin nombre que permanecen ahí desde hace tres centenarios. Alrededor sólo hay casas modestas y árboles frondosos de donde se cuelgan aves que silban ocultas entre los ramajes.
El Templo de San Lucas Evangelista se erigió en 1640. Está labrado en cantera y en él se encuentran esculturas que identifican a los ángeles de un coro y animales como ciervos y lagartijas. Fue construido 20 años después que el Templo de San Juan Evangelista, también de cantera, pero con un águila en la parte alta y un retablo forrado de oro, donde se alojan esculturas antiguas de gran valor.
En ese lugar, Martín Ibarra Morales, artesano de 45 años, quien es hijo de Sixto Ibarra —último artesano que colaboró en las restauraciones del templo— se acuclilla para trazar dibujos en la arena del cementerio, y mientras eleva la vista para apreciar la estructura de la construcción, explica paso por paso el significado de cada uno de los detalles, algunos de ellos ocultos, pero todos relacionados con la interpretación que dieron sus antepasados a la fe católica.
Cabecera municipal
Siguiendo el sonido de la chirimía — instrumento musical prehispánico aún vigente en Tlajomulco— llegamos al santuario también conocido como Templo de Hospital o Capilla de la Limpia Concepción. Es ahí donde José García Álvarez de 76 años se posa en lo alto del edificio para tocar su instrumento elaborado con madera de roble. Es la última réplica existente, pues entre los jóvenes se ha perdido el interés por preservar esta tradición. José García lo lamenta, pero saberlo lo motiva a aferrarse a esa chirimía que perteneció a su padre y ha pasado por varias generaciones. Inspira hondo e infla los pulmones para emitir un mítico sonido: los recuerdos se nublan, la tradición prevalece.
Quien también lamenta que ese ritual corra el riesgo de perderse es José Luis Rodríguez, cronista de Tlajomulco desde hace un par de años: “Los jóvenes de ahora prefieren tocar instrumentos de banda o algo que les deje dinero, ya han perdido el gusto que antes se tenía por lo prehispánico”. Después comparte que este santuario se comenzó a construir en su forma actual en 1653 y un rasgo peculiar es que su torre se encuentra separada del templo, como si se tratara de una obra aparte.
El animal al que los aborígenes dedicaron esta construcción es el ocelote, mismo que puede apreciarse en otros lugares del Centro Histórico de Tlajomulco. Aún permanecen familias con descendencia directa de los indígenas que habitaban estas tierras desde el Virreinato.
Incluso, este templo está administrado por una cofradía, hermandad formada por seis familias que tienen cargos honoríficos y una autoridad muy especial en la congregación.
Otros lugares atractivos
Templo de Santa Cruz
Se encuentra en Santa Cruz de las Flores, fue comenzado en 1594 y tardó más de 100 años en construirse. De estilo barroco, es descrito por arqueólogos y arquitectos como uno de los templos más bellos de la época colonial.
Justo al frente, encontramos el Santuario de la Soledad, que con una fachada de piedras tiene abundante decoración de símbolos franciscanos. Fue construido por etapas durante una década hasta 1761.
Templo de San Miguel Cuyutlán
Ubicado en San Miguel Cuyutlán fue comenzado en 1692 y concluido con su forma actual hasta 1895. Constantemente se le han hecho adiciones y mejoras, en 1999 se finalizaron los trabajos de la segunda torre.
Templo de San Sebastián
El Templo de San Sebastián se edificó a mediados del siglo XVIII y se reconstruyó en 1880. A diferencia de los otros templos de la ruta, éste sólo cuenta con ruinas de la Capilla de Hospital que, según evaluaciones de sus vestigios, debió haberse construido a su frente un siglo después.
¿Cómo llegar?
Una de las opciones es dirigirse por la carretera a Chapala y tomar la desviación en el Rancho Los Tres Potrillos hacia Cajititlán. Siguiendo esa misma ruta, fácilmente identificable por situarse en las demarcaciones de la Laguna de Cajititlán, comienzan las primeras comunidades que albergan a los templos franciscanos: Cuexcomatitlán, San Juan Evangelista y San Lucas Evangelista. Posteriormente se llega a la cabecera municipal de Tlajomulco. Ninguna de estas comunidades queda a más de 10 minutos de diferencia la una con la otra.
Visita guiada
Para facilitar el trayecto por la Ruta Franciscana, el Ayuntamiento de Tlajomulco oferta a los turistas una visita guiada que comienza a las 08:30 horas y culmina a las 14:30. Tiene un costo de 60 pesos para pago de transporte.
Para inscripciones contactar directamente con la Casa de la Cultura a los teléfonos: 32 83 44 00 ext. 3240 y 3241; 32 83 44 33 (teléfono directo). O bien, enviar un correo electrónico a turismo@tlajomulco.gob.mx
Recomendaciones:
Llevar zapatos cómodos, agua y reservar una semana antes, de preferencia asistir los fines de semana para encontrar los templos abiertos. La Dirección de Turismo tiene a disposición de los interesados camiones para 12, 28 ó 40 pasajeros.
TLAJOMULCO DE ZÚÑIGA, JALISCO (25/ABR/2011).- En los límites de esta ciudad en expansión, hay un tesoro arquitectónico resguardado por pequeñas comunidades que, con tradiciones únicas, se aferran a conservar su identidad. Ese lugar es la Ruta Franciscana de Tlajomulco de Zúñiga, reconocida como zona arqueológica y patrimonio de la nación por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (
La ruta está trazada por una decena de templos franciscanos de estilo barroco construidos entre los siglos XVII y XVIII, los cuales están situados en las distintas comunidades aledañas a la cabecera municipal de Tlajomulco que comparten una historia y un origen que las une.
Todos son lugares dotados de una textura mística en sus construcciones, propia de las manos indígenas en tiempos de la Colonia, quienes al verse convertidos al catolicismo, intentaron recuperar la esencia de sus ritos antiguos capturando en las edificaciones simbolismos de sus dioses. El resultado fue una decena de templos y capillas que a más de tres siglos, siguen siendo la evidencia más factible de la travesía que emprendieron los frailes franciscanos para evangelizar a los nativos.
Primer encuentro
Para entrar a la Ruta Franciscana del municipio del tequila almendrado, los molcajetes y el queso negro, será necesario tomar la desviación en el Rancho Los Tres Potrillos en la carretera Guadalajara-Chapala y continuar hasta Cajititlán, el primer punto de encuentro.
Este pueblo, ideal para los deportes acuáticos por situarse junto a la laguna que lleva su nombre, aloja a uno de los templos más representativos de la ruta: la Basílica de los Reyes, construida en honor a los Tres Reyes Magos en 1634 y elaborada con cantera y un reloj neoclásico en su parte alta, así como las esculturas de los Reyes Magos en el retablo principal.
En las inmediaciones de la Basílica, se asienta el comercio de productos diversos entre los que predominan los dulces típicos y recuerdos del lugar. Algunos metros hacia la ribera de la laguna, hay una proliferación de locales con venta de charales, ceviche, camarón y otros mariscos.
Al igual que Thelma Gil, turista estadounidense de 19 años, la mayoría de quienes visitan el Centro Histórico de Cajititlán visten ropa cómoda y apropiada para un clima con temperatura cercana a los 30 grados. Thelma, pese a haber arribado al pueblo con su familia, camina sola al Sur del jardín principal donde se queda un momento a admirar la construcción del Santuario de la Soledad, caracterizado en su parte alta por las gárgolas de donde sale el agua de lluvia que se acumula en el techo.
Con un folleto en sus manos que le recuerda que los albores de la obra se remiten a 1666 y que adquirió su forma actual hasta 100 años después, lo que ella no sabe es que durante muchos años este edificio religioso funcionó como hospital para los indígenas.
Otros paseantes que circulan asoleados por el santuario plagado de figuras de jaguar, ignoran que los nativos dedicaron la obra a este animal que para ellos representaba la vida, la oscuridad y el misterio.
En la comarca de la laguna
Siguiendo el trayecto alrededor de la Laguna de Cajititlán, el siguiente destino de esta Ruta Franciscana es Cuexcomatitlán, nombre simplificado a “Cuexco” por sus habitantes. Ahí yace desde 1750 la Parroquia de la Purísima Concepción, al frente de otro templo más modesto donde se enseñaba a las mujeres indígenas las labores domésticas.
El párroco del pueblo, José de Jesús Padilla, explica que dentro de la parroquia se localiza una figura de Jesucristo elaborada con injertos de hueso y de gran valor histórico. Es cuidada las 24 horas por personal, tras padecer la experiencia del robo de una de las cruces sagradas por traficantes de figuras religiosas.
A sólo 10 minutos están los templos de San Lucas y San Juan Evangelista, ambos en el Centro de las pequeñas comunidades homónimas que los albergan. En ellas habitan artesanos y músicos seducidos por la herencia de sus antepasados. Todos saben que sus padres fueron enseñados por sus abuelos, y sus abuelos por sus bisabuelos, y al seguir la pista, se descubre un legado cultural de más de 300 años.
La principal característica que identifica a estos templos es la localización de un cementerio en sus atrios, en su mayoría con tumbas sin nombre que permanecen ahí desde hace tres centenarios. Alrededor sólo hay casas modestas y árboles frondosos de donde se cuelgan aves que silban ocultas entre los ramajes.
El Templo de San Lucas Evangelista se erigió en 1640. Está labrado en cantera y en él se encuentran esculturas que identifican a los ángeles de un coro y animales como ciervos y lagartijas. Fue construido 20 años después que el Templo de San Juan Evangelista, también de cantera, pero con un águila en la parte alta y un retablo forrado de oro, donde se alojan esculturas antiguas de gran valor.
En ese lugar, Martín Ibarra Morales, artesano de 45 años, quien es hijo de Sixto Ibarra —último artesano que colaboró en las restauraciones del templo— se acuclilla para trazar dibujos en la arena del cementerio, y mientras eleva la vista para apreciar la estructura de la construcción, explica paso por paso el significado de cada uno de los detalles, algunos de ellos ocultos, pero todos relacionados con la interpretación que dieron sus antepasados a la fe católica.
Cabecera municipal
Siguiendo el sonido de la chirimía — instrumento musical prehispánico aún vigente en Tlajomulco— llegamos al santuario también conocido como Templo de Hospital o Capilla de la Limpia Concepción. Es ahí donde José García Álvarez de 76 años se posa en lo alto del edificio para tocar su instrumento elaborado con madera de roble. Es la última réplica existente, pues entre los jóvenes se ha perdido el interés por preservar esta tradición. José García lo lamenta, pero saberlo lo motiva a aferrarse a esa chirimía que perteneció a su padre y ha pasado por varias generaciones. Inspira hondo e infla los pulmones para emitir un mítico sonido: los recuerdos se nublan, la tradición prevalece.
Quien también lamenta que ese ritual corra el riesgo de perderse es José Luis Rodríguez, cronista de Tlajomulco desde hace un par de años: “Los jóvenes de ahora prefieren tocar instrumentos de banda o algo que les deje dinero, ya han perdido el gusto que antes se tenía por lo prehispánico”. Después comparte que este santuario se comenzó a construir en su forma actual en 1653 y un rasgo peculiar es que su torre se encuentra separada del templo, como si se tratara de una obra aparte.
El animal al que los aborígenes dedicaron esta construcción es el ocelote, mismo que puede apreciarse en otros lugares del Centro Histórico de Tlajomulco. Aún permanecen familias con descendencia directa de los indígenas que habitaban estas tierras desde el Virreinato.
Incluso, este templo está administrado por una cofradía, hermandad formada por seis familias que tienen cargos honoríficos y una autoridad muy especial en la congregación.
Otros lugares atractivos
Templo de Santa Cruz
Se encuentra en Santa Cruz de las Flores, fue comenzado en 1594 y tardó más de 100 años en construirse. De estilo barroco, es descrito por arqueólogos y arquitectos como uno de los templos más bellos de la época colonial.
Justo al frente, encontramos el Santuario de la Soledad, que con una fachada de piedras tiene abundante decoración de símbolos franciscanos. Fue construido por etapas durante una década hasta 1761.
Templo de San Miguel Cuyutlán
Ubicado en San Miguel Cuyutlán fue comenzado en 1692 y concluido con su forma actual hasta 1895. Constantemente se le han hecho adiciones y mejoras, en 1999 se finalizaron los trabajos de la segunda torre.
Templo de San Sebastián
El Templo de San Sebastián se edificó a mediados del siglo XVIII y se reconstruyó en 1880. A diferencia de los otros templos de la ruta, éste sólo cuenta con ruinas de la Capilla de Hospital que, según evaluaciones de sus vestigios, debió haberse construido a su frente un siglo después.
¿Cómo llegar?
Una de las opciones es dirigirse por la carretera a Chapala y tomar la desviación en el Rancho Los Tres Potrillos hacia Cajititlán. Siguiendo esa misma ruta, fácilmente identificable por situarse en las demarcaciones de la Laguna de Cajititlán, comienzan las primeras comunidades que albergan a los templos franciscanos: Cuexcomatitlán, San Juan Evangelista y San Lucas Evangelista. Posteriormente se llega a la cabecera municipal de Tlajomulco. Ninguna de estas comunidades queda a más de 10 minutos de diferencia la una con la otra.
Visita guiada
Para facilitar el trayecto por la Ruta Franciscana, el Ayuntamiento de Tlajomulco oferta a los turistas una visita guiada que comienza a las 08:30 horas y culmina a las 14:30. Tiene un costo de 60 pesos para pago de transporte.
Para inscripciones contactar directamente con la Casa de la Cultura a los teléfonos: 32 83 44 00 ext. 3240 y 3241; 32 83 44 33 (teléfono directo). O bien, enviar un correo electrónico a turismo@tlajomulco.gob.mx
Recomendaciones:
Llevar zapatos cómodos, agua y reservar una semana antes, de preferencia asistir los fines de semana para encontrar los templos abiertos. La Dirección de Turismo tiene a disposición de los interesados camiones para 12, 28 ó 40 pasajeros.
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