Jalisco

“Robolución” mexicana

No se entiende el empecinamiento del Ejecutivo por consumar un endeudamiento tan escandaloso como histórico e innecesario

Una de las imágenes indelebles en el ciudadano de antes y en el de ahora, es la del robo por parte de los políticos. Durante un tiempo se mantuvo la abstracta y noble idea de que con el cambio de color en Palacio de Gobierno se tendría, casi de manera automática y hasta providencial, también el cambio de costumbres y de malos hábitos de quienes, por capacidad o por casualidad, nos gobiernan.

La historia más reciente y contemporánea de la comarca se ha encargado de dejar testimonio de la realidad, tan ajena a lo deseado y tan igual al pasado. Pero algún día, con su sabiduría inobjetable y siempre citable, ya nos lo había advertido don Efraín González Luna: “que no haya ilusiones para que no haya desilusionados”.

Lo anterior viene, otra vez, a ser escenario cuando se acaba de informar sobre la asignación millonaria para Jalisco en el presupuesto federal, que, como noticia es más que buena y valorada como un gran trabajo legislativo por parte de los diputados por Jalisco en conjunto con el esfuerzo de cabildeo emprendido por el gobernador. Lo festejamos, todos, porque se trata de un panorama de tiempos buenos, justamente cuando se aproximan y han sido anunciados en su carácter nacional e internacional los inminentes tiempos malos.

Por esas dos razones - la buena asignación federal y la inevitable crisis financiera que se viene en escalada a partir de enero-, no se entiende el empecinamiento del Ejecutivo por consumar un endeudamiento tan escandaloso como histórico e innecesario. Salvo que se piense mal y se quiera asociar la bonanza y la deuda con el año electoral que representa 2009.

Los motivos que el Ejecutivo tenga para insistir en desmantelar la posible firmeza de las finanzas del Estado, cuando más amenazas asoman, deben ser expuestos a la ciudadanía, para su discusión y posible aprobación.

Ante realidades como ésta que hoy se nos presenta no solo en los debates del seno del Congreso del Estado, sino entre la población en general, lo más elemental por parte de quienes gobiernan es dar la cara y ofrecer explicaciones de lo que se busca, de lo que se quiere, para justificar acciones que a simple vista y ante el mínimo recuento de la memoria inmediata, huelen a actos que se creían en el pasado.
El motivo principal por el que se debe tener el máximo de tacto ante la insistencia por la deuda, debe ser la discrecionalidad con la que se ha ejercido el presupuesto durante 2008, que ha sido coronado con el casi 40% de presupuesto no ejercido a menos de un mes de que concluya el año gubernamental.

De lo contrario, estaremos ante la consumación de la “Robolución” mexicana, una cultura que no tiene color, porque es de todos los posibles.
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