Jalisco
Rinden homenaje póstumo a policía estatal caído durante ataque
El uniformado recibió el último adiós por parte de sus familiares, amigos y compañeros, provocando las lágrimas tanto de cercanos, como de los mandos policiacos
GUADALAJARA, JALISCO.- Durante la tarde del pasado jueves se rindió homenaje póstumo al elemento policiaco que falleció tras el ataque perpetrado en el estacionamiento de la
Secretaría de Seguridad Pública del Estado.
Compañeros, familiares, amigos y autoridades de la institución se dieron cita en la Academia de Policía y Vialidad del Estado, en donde le rindieron un merecido homenaje y le dijeron adiós por última vez al policía tercero, Alberto Urzúa Álvarez, quien falleció tras la agresión con granadas de fragmentación.
Urzúa Álvarez, quien tenía 45 años de edad, ingresó a la corporación hace diez años, en marzo de 1998, y tenía estrecha relación con todos sus compañeros, a tal grado que el director general de Seguridad Pública de Jalisco, Francisco Alejandro Solorio Aréchiga, al hacer uso de la palabra, no pudo ocultar que se encontraba profundamente dolido por la pérdida del uniformado.
Sus compañeros, aseguran que Urzúa Álvarez fue siempre un hombre que nunca se empequeñeció ante nada, que en la adversidad se crecía, que respondía en el momento justo, con Alberto Urzúa no se va un elemento policiaco cualquiera, se va un hombre comprometido con su trabajo, con su uniforme, con su Estado.
Su esposa, profundamente dolida, aseguró que su esposo amaba su trabajo, y que más que eso, sabía del peligro que enfrentaba cada día, al ir a su trabajo el se despedía de su cónyuge, más siempre le decía “me voy, pero no sé si vuelva”, sin embargo, nunca tuvo miedo de cumplir con su responsabilidad, y siempre estuvo orgulloso de la labor que desempeñaba.
El homenaje fue ofrecido no solamente por su compañeros de la Policía del Estado, sino que también acudieron elementos de las policías municipales de la Zona Conurbada de Guadalajara, de la Procuraduría General de Justicia del Estado, de la Secretaría de Vialidad y Protección Civil, quienes de alguna u otra manera tuvieron contacto con el uniformado.
Solorio Aréchiga reconoció la labor de los elementos de seguridad pública y señaló: “Sabemos como policías que en cualquier momento podemos entregar nuestras vidas para el beneficio de la ciudadanía, de nuestra sociedad, y la tranquilidad de nuestros hijos”, añadió que “en el Estado se vive una disputa entre grupos, y nadie quiere perder un familiar, un padre, un compañero de trabajo o un hermano, pero desafortunadamente todavía existen delincuentes que no permiten que nuestra sociedad esté tranquila y mientras eso no suceda tenemos la indicación por parte del señor gobernador de enfrentar y hacer nuestro trabajo lo mejor posible, para evitar que otros grupos ingresen al Estado de Jalisco, y si ya lo hicieron, tratar de erradicarlo y detenerlos, demostrando con ello que Jalisco todavía es un Estado con tranquilidad, y que podemos sacar el trabajo adelante”.
Compañeros, familiares, amigos y autoridades de la institución se dieron cita en la Academia de Policía y Vialidad del Estado, en donde le rindieron un merecido homenaje y le dijeron adiós por última vez al policía tercero, Alberto Urzúa Álvarez, quien falleció tras la agresión con granadas de fragmentación.
Urzúa Álvarez, quien tenía 45 años de edad, ingresó a la corporación hace diez años, en marzo de 1998, y tenía estrecha relación con todos sus compañeros, a tal grado que el director general de Seguridad Pública de Jalisco, Francisco Alejandro Solorio Aréchiga, al hacer uso de la palabra, no pudo ocultar que se encontraba profundamente dolido por la pérdida del uniformado.
Sus compañeros, aseguran que Urzúa Álvarez fue siempre un hombre que nunca se empequeñeció ante nada, que en la adversidad se crecía, que respondía en el momento justo, con Alberto Urzúa no se va un elemento policiaco cualquiera, se va un hombre comprometido con su trabajo, con su uniforme, con su Estado.
Su esposa, profundamente dolida, aseguró que su esposo amaba su trabajo, y que más que eso, sabía del peligro que enfrentaba cada día, al ir a su trabajo el se despedía de su cónyuge, más siempre le decía “me voy, pero no sé si vuelva”, sin embargo, nunca tuvo miedo de cumplir con su responsabilidad, y siempre estuvo orgulloso de la labor que desempeñaba.
El homenaje fue ofrecido no solamente por su compañeros de la Policía del Estado, sino que también acudieron elementos de las policías municipales de la Zona Conurbada de Guadalajara, de la Procuraduría General de Justicia del Estado, de la Secretaría de Vialidad y Protección Civil, quienes de alguna u otra manera tuvieron contacto con el uniformado.
Solorio Aréchiga reconoció la labor de los elementos de seguridad pública y señaló: “Sabemos como policías que en cualquier momento podemos entregar nuestras vidas para el beneficio de la ciudadanía, de nuestra sociedad, y la tranquilidad de nuestros hijos”, añadió que “en el Estado se vive una disputa entre grupos, y nadie quiere perder un familiar, un padre, un compañero de trabajo o un hermano, pero desafortunadamente todavía existen delincuentes que no permiten que nuestra sociedad esté tranquila y mientras eso no suceda tenemos la indicación por parte del señor gobernador de enfrentar y hacer nuestro trabajo lo mejor posible, para evitar que otros grupos ingresen al Estado de Jalisco, y si ya lo hicieron, tratar de erradicarlo y detenerlos, demostrando con ello que Jalisco todavía es un Estado con tranquilidad, y que podemos sacar el trabajo adelante”.
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