Jalisco
Repiten madres e hijos el ciclo de vivir en la calle
Núcleos familiares disfuncionales orillan a los jóvenes a escapar
Comenzó a trabajar a los 10 años lavando coches en los alrededores de la estación Cuitláhuac del Metro; "empecé a enfrentar la calle, las consecuencias, a pasar frío, hambre. Nunca molesté a mi familia, siempre quería que alguien me escuchara, pero no había esa persona".
El investigador del Instituto Nacional de Ciencias Penales, David Ordaz, explicó que para el niño que sufre el rechazo de la familia o del núcleo que él deja atrás sufre un estado emocional que provoca serios problemas para su socialización cotidiana.
Ese abandono emocional se comprende, asimila y reafirma en un tipo de acuerdo no verbal, es decir: "yo me escapo de la casa y la familia al no buscarme quiere decir que está de acuerdo con que me haya ido", explicó.
El investigador agregó que ese dejo provoca también problemas en el aprendizaje que la sociedad inculca a los menores, así como en los valores tradicionales, por lo que comienza a crear sus propias creencias y valores.
"Este rechazo generalmente lo puede llevar a conductas que de alguna manera no son del agrado de la sociedad", puntualizó.
Laura vivía con sus padres y hermanos en la colonia San Pedro Xalpa, en los límites de la delegación Azcapotzalco con el estado de México, lugar donde una de sus hermanas perdió la vida a manos de su pareja y otra tuvo problemas de adicción.
"Hubo muchos problemas en mi familia, mucho daño que hasta ahorita no puedo sacar; por eso me salí a la calle, por eso me refugie en las drogas, por eso yo no quería salir adelante, quería morirme. Cuando me drogaba siempre la pedía a Dios: llévame. Yo le decía: llévame con mi mamá", narró.
Antes de cumplir los 15 años Laura vivió por primera vez la maternidad, "fue mi primera pareja el chavo éste, pero era más grande que yo; o sea este hijo nunca fue deseado, yo estaba con él pero no quería, ese día me agarró a la fuerza y después supe de mi embarazo".
Vivió un tiempo con el padre de su primer hijo, quien les pegaba a ambos, hasta que decidió irse y el niño fue recogido por una casa hogar contra la voluntad de su madre.
La directora de Casa Alianza, Sofía Almazán, comentó que la droga es un problema que afecta a los niños en situación de calle, ya que al estar intoxicados pierden el juicio sobre muchas cosas, hasta de cuidar a sus hijos.
Agregó que en ocasiones a las niñas y mujeres en situación de calle les deja de importar el bebé, pero meses después quieren encontrarlo. Sin embargo para recuperarlo tienen que llevar a cabo todo el proceso y, sobre todo, probar que son capaces de atender sus necesidades.
Sofía Almazán indicó que una de las opciones más viables es que la madre lleve al menor con su familia de origen, aunque por lo general se trata de núcleos disfuncionales en las que es muy probable que se repita el ciclo con el recién nacido.
Cuando logró recuperarse y salir de la calle Laura tuvo otros dos hijos que vivieron un tiempo con la mamá de su papá. "Ahora mis hijos, gracias a la señora Rosa, la neta pues mis respetos, porque no les falta nada, pero yo me salgo de allí porque muchas veces la señora me llegó a cachetear".
No obstante, su hijo Alejandro de ocho años se encuentra en un orfanato, aunque desconoce cuál es y su suegra no quiere decírselo.
Al respecto, la directora de Casa Alianza mencionó que el transitar de los niños de una familia a una institución o de regreso a la calle es más común de lo que se cree, lo que dificulta que se tengan estadísticas claras sobre el fenómeno.
Laura reconoce que no puede sola; "me considero una chava activa, con mucha fuerza de voluntad para salir adelante pero hay algo que no me deja, mis problemas psicológicos. Yo necesito que alguien me oriente".
A pesar de las adversidades, Laura está segura que conseguirá salir adelante, "yo trabajo y genero un cambio vendiendo discos y calcetas, a mí me conocen muchos en Tepito porque soy chambeadora", concluyó.
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