Jalisco

Reloj de asfalto

SPAM

Hacia fines de los años treinta una empresa estadounidense lanzó una carne en lata llamada Spam que fungió como alimento de soldados durante la Segunda Guerra Mundial. En la década de los cincuenta se comercializó y posteriormente el grupo de cómicos británicos Monty Python se encargó de hacer escarnio del producto, gritando la palabra “spam” en una gran cantidad de sus sketches (su última producción de Broadway se llama Spamalot).

Hoy se utiliza el término para denominar al correo basura, es decir, los mensajes no deseados, no solicitados, enviados masivamente y que perjudican de una o varias maneras al receptor.

Están los clásicos; yo, por ejemplo, me he ganado varias veces la lotería en Europa, tengo un oscuro tío en África que está a punto de heredarme una fortuna y he sabido de varios niños que tienen el síndrome de “necesito muchísimo dinero para sobrevivir”. En general, el spam se usa para anunciar productos y cometer fraudes electrónicos. Son ganchos para obtener la información de las personas.

La publicidad electrónica, sin embargo, cambia constantemente. Todo comienza con las redes de activismo social que buscan formas de “viralizar” sus contenidos, es decir, hacerlos llegar a la mayor cantidad posible de personas saltando el cerco mediático al que se ve sometida cierta información. Es así como sabemos de masacres de activistas en países lejanos o de los terribles actos de violencia en las ciudades fronterizas de México. Es así como campañas como el Voto Nulo alcanzaron tal nivel publicitario gastando trece pesos con doce centavos.

Algunas empresas como Nike han tratado con bastantes buenos resultados de montarse en este tipo de acciones para anunciar sus productos. Esto se llama publicidad guerrilla.

Los gobernantes mexicanos han descubierto la Internet, los políticos aspirantes a cargos públicos han encontrado el correo electrónico y esto es mucho más malo para mis servicios de correo que cualquier emperador africano en peligro.

Esto porque son malos, malísimos para mandar correos, están en la prehistoria cibernética y ya con leer el título del mensaje uno se pudre de hastío. Los manda fulanito de tal, ciudadano consternado, y son en general textos sumamente largos con gran cantidad de acusaciones sin fundamento para candidatos o pruebas contundentes de que tal candidato es supremamente bondadoso.

Es una pena que los políticos que pagan millonadas en asesores hasta para que les digan cómo hacer uso correcto de una letrina, no sean capaces de entender las reglas básicas de la viralización informativa y envíen simple y vil spam mientras la ciudadanía explora constantemente estos medios y sus usos para hacerse llegar información fidedigna sin filtros como los “líderes de opinión” en los medios. Espero que esto siga siendo así y los políticos sigan confiando eternamente en los medios masivos de comunicación, dejando de lado las nuevas tecnologías.

Si bien falta mucho para que la ciudadanía se apropie de los medios y deje de necesitar intermediarios informativos, es posible que esto suceda algún día para malestar de muchos. Entre tanto, pondré los nombres de los candidatos en mi filtro de spam.
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