Jalisco
Recuento del detrito
Como es de costumbre en estas fechas hacer listas y propósitos, propongo una lista de despropósitos del año
Como es de costumbre en estas fechas hacer listas y propósitos, propongo una lista de despropósitos
del año, no necesariamente en orden de importancia.
Primero que nada me gustaría señalar que los aguinaldos de los señores diputados, senadores y Presidente son verdaderamente insultantes, asquerosos y fuera de toda proporción.
Veamos: tan sólo en Jalisco, cada uno de los 39 diputados de la LIX Legislatura recibirá entre su quincena y su aguinaldo casi 300 mil pesos, libres de gravamen impositivo, los muchachitos. En cuanto a los que se hacen llamar servidores públicos, nos costarán este bonito cierre de año 111 millones de pesos entre sueldos y prestaciones decembrinas.
Esto sin tener en cuenta los inmensos costos de la burocracia nacional y sus gordos premios por un arduo trabajo.
Por consiguiente quisiera enumerar los logros de esta administración del vivir mejor, a ver si ameritan ese regalo:
Se gastaron suficiente lana para arreglar un montón de problemas serios en sus bobaliconas celebraciones bicentenacas, con lo que demostraron que austeridad o no, primero la parranda y la pachanga y luego lo indispensable.
Convirtieron a Apatzingán en Apatzirak gracias a una guerra babosa y sin sentido contra el derecho de la gente a inhalar lo que mejor le dé la gana, dando nuestra sangre y sacrificando nuestra seguridad en beneficio de su jefe máximo: el vecino del Norte.
Permitieron el regreso de nuestro querido Carlos Salinas a la vida pública, porque nosotros, el pueblo, no tenemos memoria y estamos ocupados con el ponche y la piñata al parecer eternamente.
Y lograron en la cumbre internacional sobre el cambio climático en Cancún repetir el fiasco de las cumbres anteriores. Congratulaciones.
Acá en Jalisco, el trabajo también estuvo padrísimo, el jefe máximo del clero se aventó unas frases de antología, el Gobierno pagó cursos para corregir tendencias que dan “asquito” y se puso una guarrapeta con el líder político de la UdeG; mientras que el secretario de Gobierno tuvo que excederse en sus funciones dedicándose también a sacar borrachos a domicilio (Roberto Castelán Dixit).
Y para terminar esta carta a Santa Clos, quisiera que mis palabras y las de tantos otros fueran acciones que terminaran, de una vez y para siempre, como un tiro en la sien, con tanta macabra impunidad.
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