Jalisco
Puerto Vallarta
Cada vez más Puerto Vallarta pierde su identidad clásica y única
Si ya se manifestaba preocupación por el impacto del turismo en los 70, ¿en qué punto estamos ahora, por no decir en donde quedará este destino en un futuro del que ya pisamos su presente devastador y su crecimiento sin tregua ni respeto a sus tradiciones? ¿Cómo responde la industria de servicios más grande del mundo, que según el Consejo Mundial de Viajes y Turismo, emplea directa o indirectamente a uno de cada 11 trabajadores del planeta y genera más del 10% de la riqueza económica anual?
No me han convencido de que esta industria entienda de verdad cómo el turismo puede ser tan a menudo una fuerza negativa. Siguen aferrándose al conveniente mito de que el maravilloso barco del turismo trae la recompensa económica a todos aquellos que naveguen el él. Al contrario, lo que parece bastante obvio es que la recompensa se la reparte un pequeño grupo extremadamente selecto, a menudo en un país distinto al de su origen; México. Y que demasiados trabajadores del sector, no son más que esclavos a sueldo luchando por sobrevivir.
Pero, ¿qué pasa con los destinos, no son responsables en buena medida de la delicada situación en que se encuentran muchos? Parece haberse servido un cóctel de ineptitud política y de codicia de los encargados del desarrollo de demasiados centros turísticos en todo el mundo. El suministro de agua se ha convertido en una de sus principales preocupaciones. Y la causa es siempre la misma: el desarrollo excesivo, rápido y no planificado.
Todos los destinos se han enfrentado a la misma disyuntiva: Invertir en turismo o no. La tentación es grande, tanto para inversionistas, promotores, constructores y funcionarios políticos. Los promotores suelen presentar los proyectos como la panacea de una industria benigna y “limpia” que inyectará en la economía divisas muy necesarias (Que en muchos casos es verdad). “No se necesitan de grandes fabricas contaminantes para ganarse la vida –les dicen-, sólo un hotel lleno de turistas felices”.
¡Claro que el turismo es necesario! Lo que se requiere es de conciencia.
La ola turística es imparable y más tratándose de las costas de todo el planeta. En 1971 se registraron 170 millones de “llegadas de turistas internacionales”. En el 2006 esta cifra superó los 900 millones, y se prevé que para el 2010 superará los mil millones.
Habrá que encontrar una fórmula que equilibre la relación Hombre-Naturaleza, o acabaremos pagando el precio que cobrará la misma Tierra.
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