Jalisco
Prodeur ofrece apoyo para revocar licencias
Las colonias Lafayette, Arcos Vallarta y Providencia Sur y Norte, entre las más afectadas
Prodeur) para solicitarle que intervenga y los bares insonoricen; de lo contrario, la dependencia puede pedirle al Ayuntamiento de Guadalajara que revoque las licencias.
El procurador de Desarrollo Urbano, Aarón Vázquez, comenta que no pueden intervenir en temas ambientales, pero sí en lo relacionado con las licencias y los usos de suelo. “Cuando se entrega el permiso, los locatarios se comprometen a no generar ruido, entre otras cosas. Si en su operación no mitigan este problema y molestan a los vecinos y éstos vienen con nosotros, entonces podemos intervenir”.
Agrega que han tenido muchos problemas de bares ruidosos en las colonias Lafayette, Arcos Vallarta y Providencia Sur y Norte. “Han venido a quejarse sobre todo por las ‘micheladas’. Entonces le hablamos al municipio para que envíe a inspectores y se asegure de que se acabe el problema. Si no pasa nada, pedimos que apliquen medidas de seguridad y que se revoque la licencia. Curiosamente, es como si pusiéramos polvo mágico: los negocios resuelven el problema de ruido de inmediato”.
El Artículo 315 de la Ley de Hacienda Municipal del Estado de Jalisco establece que procederá la revocación de licencia si: no reúnen los requisitos de salud pública o de seguridad en sus instalaciones; por contravenir los reglamentos y disposiciones municipales, y por razones de interés público, debidamente justificadas. El Artículo 200 establece la clausura como un procedimiento de orden público, a efecto de suspender actividades y actos de cualquier naturaleza, que puedan constituir o constituyan una conducta ilegal o delictiva que contravenga las leyes fiscales municipales.
Si las clausuras son reiteradas, “entonces podemos pedir la revocación. Nosotros como Prodeur demandamos al Ayuntamiento ante el Tribunal Administrativo del Estado para que se revoque la licencia, y el municipio sólo tiene que darle continuidad administrativamente”.
Por otro lado, a pesar de que no hay reglamentos municipales sobre contaminación auditiva, los ayuntamientos pueden utilizar la Ley Estatal del Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente para obligar a los bares a que insonoricen, tanto antes de otorgar la licencia como después de que los multan por sobrepasar los decibeles permitidos.
El especialista en impacto ambiental e investigador de la Universidad de Guadalajara, Miguel Magaña Virgen, resalta que si no tienen la capacidad para atender esta problemática, pueden solicitar a la Procuraduría Estatal de Protección al Ambiente que intervenga ante un problema tan “preocupante, pues la contaminación por ruido es de las más peligrosas que hay, aún peor que la de aire, porque genera problemas anímicos”.
Para saber
-El Artículo 315 de la Ley de Hacienda Municipal del Estado de Jalisco establece que procederá la revocación de licencia si: no reúnen los requisitos de salud pública o de seguridad en sus instalaciones; por contravenir los reglamentos y disposiciones municipales, y por razones de interés público, debidamente justificadas.
Desesperados
Los vecinos de Chapultepec están desesperados, las quejas han llegado al Ayuntamiento de Guadalajara, pero nada ha pasado. “La voz de uno no cuenta”, dice Eric, quien desde 2009 acudió a las autoridades por los problemas de ruido en Chapultepec y Lerdo de Tejada ocasionados por el Callejón de los Rumberos.
¿Tú también estás harto de no poder dormir por el ruido de los antros de Chapultepec, López Cotilla y Libertad? Los afectados están organizándose, se dieron cuenta que no son los únicos “neuróticos” y pretenden actuar en grupo, “a ver si en bola pesamos más”, dice.
“Nos mudamos en mayo de 2009, y desde entonces comenzamos a quejarnos. El ruido era insoportable. Estuvimos llamando al 070 y a la cabina de Ecoguardias. El resultado fue nulo, siempre obtuvimos por parte del Ayuntamiento la respuesta de que no se pasaban de los decibeles permitidos”.
Eric y su esposa han hecho casi de todo para resolver su problema: hablar con el dueño del lugar (quien prometió que haría cambios), denunciar el hecho a los Ecoguardias, quejarse en la web a través de un blog, mandar una carta al Ayuntamiento como queja, hablar directamente al director de Inspección y Vigilancia, con Héctor Castañón Reyes al frente.
“La cuestión es que Héctor fue junto con un Ecoguardia a medir un día por sorpresa, y claro, resultó que sí se pasaban y por mucho de los decibeles permitidos. Al parecer, los Ecoguardias recibían ‘mordida’ y nuestra queja no prosperaba”.
Después de esta visita al bar se le condicionó a que hicieran reformas para aislar el salón principal donde tocan música en vivo y que dejaran de usar la terraza para eventos.
Colocaron un aislante en el tejaban que tenían por techo, pero fue parcial y no aislaron todo. Por ello, aunque disminuyó el ruido, “seguimos con el problema. Este proceso ha sido muy cansado y por un tiempo dejamos de lado el tema, desde que llegamos aquí dormimos con ventanas cerradas y cuando sube con tapones de oídos”, narra, y con energía de volver a reclamar sus derechos apuestan por el movimiento vecinal.
"Estuvimos llamando al 070 y a la cabina de Ecoguardias, pero el resultado fue nulo", Vecino de la zona de Chapultepec.
Testimonios
Horas perdidas entre burócratas
Mónica se une a las quejas vecinales por las afectaciones del bar El Cassete, en la zona de Chapultepec, ante la tolerancia de autoridades a la contaminación auditiva de los antros: “He llamado en muchas ocasiones a la Policía y a Reglamentos. Los señores policías no pueden hacer nada porque los sitios son propiedad privada. Los de Reglamentos reciben el recado, pero supongo que nunca lo pasan a los inspectores”.
Las llamadas son a las dos, tres, cuatro, cinco de la mañana…
“Da la casualidad que llamamos cuando están fuera del horario de oficinas”, pero los vecinos también se quejan en horarios de oficina y vuelven con la misma impotencia y horas perdidas entre burócratas.
Los vecinos están sofocados, no sólo porque no pueden abrir sus ventanas, los asfixia que nadie actúe, que no atiendan sus quejas porque no es sólo El Cassette, son más bares y antros los que han hecho que pierdan la tranquilidad en sus hogares.
En la página de Facebook de El Cassette, publican: “Lo único que puedo decir de esta noche es ¡Que fiestón!”. Mónica no durmió bien esa noche, vio que el reloj marcaba las cinco de la mañana y el “fiestón” continuaba.
Los vecinos aclaran que no tienen ningún problema con los bares, restaurantes y antros en la zona, siempre y cuando hagan los acondicionamientos necesarios para insonorizar y dotar de estacionamiento a su clientela.
Fiesta en Libertad
Por Avenida Libertad hay otro bar conflictivo. La música se escapa por el patio y las ventanas, y de vez en cuando continúa hasta el día siguiente.
Susana es vecina del negocio y cuenta que la semana pasada terminaron a las 9:00 horas del domingo, “con la música a todo volumen. En mi casa se escucha como si yo estuviera en la fiesta. Yo no estoy en contra de que abran lugares, lo que me parece increíble es la irresponsabilidad de los dueños, quienes al no vivir ni ser vecinos no les importa en lo más mínimo; no dejar dormir, cuando perfectamente se podría convivir. Por otro lado, me parece más irresponsable que el Ayuntamiento otorga licencias sin verificar que los lugares tengan las mínimas normas, como por ejemplo insonorizar para no molestar. Además, ¿qué no se supone que las licencias tienen un horario?”.
La penitencia con La Santa
Vivir alrededor de La Santa es una penitencia. El arquitecto Javier Pagaza vive a espaldas del bar y desde hace nueve años lo padece. “He reportado el lugar desde 2002 y ya queremos pedir la nulidad de la licencia. Ya le pusieron toldito al patio, mataron un almendro gigante que había, pero sigue habiendo el mismo problema porque la lona tiene una reverberación que no controla el sonido; entonces, éste rebota del patio a mi casa”.
Los vecinos poco a poco se han ido del lugar y apenas “viven dos o tres por esa calle. Hay un edificio que prácticamente lo desalojaron por el ruido. Además, los clientes salen borrachos se orinan en las casas de los vecinos y a veces hay hasta coitos en las cocheras. Mi suegra es dueña de algunas casas por ahí y desde 2002 no hay inquilino que aguante un año. Entonces, esa propiedad ya no tiene el mismo valor porque tienes un búster pegado a tu cuarto”.
El Callejón de los Rumberos
El arquitecto también resalta lo conflictivo que ha sido El Callejón de los Rumberos, pues además de que es un “infierno auditivo” para los colonos que viven por Lerdo de Tejada, “es un ejemplo de lo que no se debe hacer en recuperación de espacios patrimoniales. “Desde la selección del color está fatal. Tiraron una crujía trasera sin avisar para meter cochera (se requiere permiso del Instituto Nacional de Antropología e Historia). Luego, la terraza, que es el techo de la casa, que era preciosa y que miraba al paseo, la han destrozado. Y toda la imagen que tiene no respeta los reglamentos para rescatar una casa patrimonial en el polígono B del Centro Histórico”.
El cassette
Tolerancia y diálogo, pide empresario
En opinión del propietario del bar El Cassette, ubicado en López Cotilla a media cuadra de Chapultepec, Joshua Alonso, el establecimiento ha sido muy cuidadoso para no molestar a los vecinos. “El Gobierno hace inspecciones, no es cierto que la autoridad está coludida con los dueños de los bares; nos han puesto multas y nos han clausurado, así como recomendaciones que debemos cumplir y hemos gastado dinero para cumplirlas”.
Comenta que la forma en que se mide el ruido que emite el lugar se hace desde la parte frontal, lo que puede provocar que las ondas sonoras se expandan a otros rincones que complican la contención de los decibeles.
Por otro lado, el mismo Joshua Alonso recordó que la zona de Chapultepec no es una zona residencial, sino que constituye una mezcla de actividades que van desde los negocios y oficinas hasta los bares y restaurantes.
“Yo le pido a los vecinos tolerancia y diálogo, no estoy cerrado a corregir aspectos que hagan la vida más cómoda para todos; sin embargo, tienen que hablar conmigo”.
Puntualiza que el problema del ruido en Chapultepec no se debe únicamente a las ondas sonoras emitidas por el bar sino que es una compleja articulación entre calles, autos, bares, restaurantes y cafés.
Añade que la importancia de la generación de empleos de lugares como El Cassette, que llegan a crear más de medio centenar de puestos de trabajo. “Hay mucha gente que depende del bar, la zona de Chapultepec se ha convertido en un destino turístico muy importante. Lo único que logramos criticando la actuación de los bares es reducir la posibilidad de generar empleos y fortalecer la proyección de la zona en términos turísticos”.
Por último, pide que antes de encontrar culpables “nos concentremos en delinear posibles soluciones. El diálogo y la comprensión son dos ejes esenciales para encontrar salidas a este problema; los jóvenes tienen derecho a divertirse y a salir a espacios sanos que los alejan de las drogas; no seamos absurdos”.
La comunicación es indispensable
Cuando usted ya no soporta el ruido que alguno de sus vecinos causa y esto le provoca vivir intranquilo, hay algo más que se puede hacer y no sólo enojarse porque no lo deja dormir el bar, antro, café o restaurante, donde las bocinas se escuchan a todo volumen. El Ayuntamiento de Guadalajara cuenta con Centros de Mediación para resolver este tipo de problemas. Se trata de instancias alternativas creadas con el fin de procurar una solución rápida a un conflicto sin necesidad de llegar a tramitarlo ante las autoridades judiciales, a través de este servicio proporcionado de forma voluntaria, gratuita y confidencial.
Los pasos para levantar una queja
1.- Acudir al centro de mediación más cercano a su domicilio.
2.- Llevar una identificación oficial para comprobar que habita en Guadalajara.
3.- Proporcionar nombre y domicilio de la persona con la que pretende resolver el conflicto.
4.- Relatar de forma sencilla el conflicto a resolver ante el mediador.
5.- Asistir el día y hora de la sesión de mediación.
En un plazo de 72 horas después de levantada la queja, el vecino disgustado y el acusado son convocados por un mediador para restablecer la comunicación entre ellos, sin necesidad de tramitar su conflicto ante el Ministerio Público o Juzgados Civiles, por ejemplo, explica José Isaac Patiño Medina, director del Centro de Mediación Municipal de Guadalajara.
El mediador funge como un tercero neutral e imparcial, que previamente capacitado, es quien dirige y ayuda a los involucrados en una disputa a restablecer la comunicación, con el fin de lograr una solución o acuerdo mutuamente aceptable para las partes.
Contacto
Los interesados pueden pedir ayuda en la Calzada Independencia Norte 840, segundo piso, entre Sierra Nevada y Quevedo y Zubieta, Colonia La Perla, y en el teléfono 12016028, de 08:00 a 22:00 horas, para conocer el Centro más cercanos a su domicilio.
El dato
En 2010, en los Centros de Mediación Municipal de Guadalajara se recibieron 907 quejas, de las cuales 562 correspondieron a conflictos entre vecinos por los siguientes temas:
Ruidos 15%
Agresiones verbales 60%
Animales 15%
Árboles 10%
GUADALAJARA, JALISCO (14/JUN/2011).- Los vecinos afectados pueden acudir a la Procuraduría de Desarrollo Urbano (
El procurador de Desarrollo Urbano, Aarón Vázquez, comenta que no pueden intervenir en temas ambientales, pero sí en lo relacionado con las licencias y los usos de suelo. “Cuando se entrega el permiso, los locatarios se comprometen a no generar ruido, entre otras cosas. Si en su operación no mitigan este problema y molestan a los vecinos y éstos vienen con nosotros, entonces podemos intervenir”.
Agrega que han tenido muchos problemas de bares ruidosos en las colonias Lafayette, Arcos Vallarta y Providencia Sur y Norte. “Han venido a quejarse sobre todo por las ‘micheladas’. Entonces le hablamos al municipio para que envíe a inspectores y se asegure de que se acabe el problema. Si no pasa nada, pedimos que apliquen medidas de seguridad y que se revoque la licencia. Curiosamente, es como si pusiéramos polvo mágico: los negocios resuelven el problema de ruido de inmediato”.
El Artículo 315 de la Ley de Hacienda Municipal del Estado de Jalisco establece que procederá la revocación de licencia si: no reúnen los requisitos de salud pública o de seguridad en sus instalaciones; por contravenir los reglamentos y disposiciones municipales, y por razones de interés público, debidamente justificadas. El Artículo 200 establece la clausura como un procedimiento de orden público, a efecto de suspender actividades y actos de cualquier naturaleza, que puedan constituir o constituyan una conducta ilegal o delictiva que contravenga las leyes fiscales municipales.
Si las clausuras son reiteradas, “entonces podemos pedir la revocación. Nosotros como Prodeur demandamos al Ayuntamiento ante el Tribunal Administrativo del Estado para que se revoque la licencia, y el municipio sólo tiene que darle continuidad administrativamente”.
Por otro lado, a pesar de que no hay reglamentos municipales sobre contaminación auditiva, los ayuntamientos pueden utilizar la Ley Estatal del Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente para obligar a los bares a que insonoricen, tanto antes de otorgar la licencia como después de que los multan por sobrepasar los decibeles permitidos.
El especialista en impacto ambiental e investigador de la Universidad de Guadalajara, Miguel Magaña Virgen, resalta que si no tienen la capacidad para atender esta problemática, pueden solicitar a la Procuraduría Estatal de Protección al Ambiente que intervenga ante un problema tan “preocupante, pues la contaminación por ruido es de las más peligrosas que hay, aún peor que la de aire, porque genera problemas anímicos”.
Para saber
-El Artículo 315 de la Ley de Hacienda Municipal del Estado de Jalisco establece que procederá la revocación de licencia si: no reúnen los requisitos de salud pública o de seguridad en sus instalaciones; por contravenir los reglamentos y disposiciones municipales, y por razones de interés público, debidamente justificadas.
Desesperados
Los vecinos de Chapultepec están desesperados, las quejas han llegado al Ayuntamiento de Guadalajara, pero nada ha pasado. “La voz de uno no cuenta”, dice Eric, quien desde 2009 acudió a las autoridades por los problemas de ruido en Chapultepec y Lerdo de Tejada ocasionados por el Callejón de los Rumberos.
¿Tú también estás harto de no poder dormir por el ruido de los antros de Chapultepec, López Cotilla y Libertad? Los afectados están organizándose, se dieron cuenta que no son los únicos “neuróticos” y pretenden actuar en grupo, “a ver si en bola pesamos más”, dice.
“Nos mudamos en mayo de 2009, y desde entonces comenzamos a quejarnos. El ruido era insoportable. Estuvimos llamando al 070 y a la cabina de Ecoguardias. El resultado fue nulo, siempre obtuvimos por parte del Ayuntamiento la respuesta de que no se pasaban de los decibeles permitidos”.
Eric y su esposa han hecho casi de todo para resolver su problema: hablar con el dueño del lugar (quien prometió que haría cambios), denunciar el hecho a los Ecoguardias, quejarse en la web a través de un blog, mandar una carta al Ayuntamiento como queja, hablar directamente al director de Inspección y Vigilancia, con Héctor Castañón Reyes al frente.
“La cuestión es que Héctor fue junto con un Ecoguardia a medir un día por sorpresa, y claro, resultó que sí se pasaban y por mucho de los decibeles permitidos. Al parecer, los Ecoguardias recibían ‘mordida’ y nuestra queja no prosperaba”.
Después de esta visita al bar se le condicionó a que hicieran reformas para aislar el salón principal donde tocan música en vivo y que dejaran de usar la terraza para eventos.
Colocaron un aislante en el tejaban que tenían por techo, pero fue parcial y no aislaron todo. Por ello, aunque disminuyó el ruido, “seguimos con el problema. Este proceso ha sido muy cansado y por un tiempo dejamos de lado el tema, desde que llegamos aquí dormimos con ventanas cerradas y cuando sube con tapones de oídos”, narra, y con energía de volver a reclamar sus derechos apuestan por el movimiento vecinal.
"Estuvimos llamando al 070 y a la cabina de Ecoguardias, pero el resultado fue nulo", Vecino de la zona de Chapultepec.
Testimonios
Horas perdidas entre burócratas
Mónica se une a las quejas vecinales por las afectaciones del bar El Cassete, en la zona de Chapultepec, ante la tolerancia de autoridades a la contaminación auditiva de los antros: “He llamado en muchas ocasiones a la Policía y a Reglamentos. Los señores policías no pueden hacer nada porque los sitios son propiedad privada. Los de Reglamentos reciben el recado, pero supongo que nunca lo pasan a los inspectores”.
Las llamadas son a las dos, tres, cuatro, cinco de la mañana…
“Da la casualidad que llamamos cuando están fuera del horario de oficinas”, pero los vecinos también se quejan en horarios de oficina y vuelven con la misma impotencia y horas perdidas entre burócratas.
Los vecinos están sofocados, no sólo porque no pueden abrir sus ventanas, los asfixia que nadie actúe, que no atiendan sus quejas porque no es sólo El Cassette, son más bares y antros los que han hecho que pierdan la tranquilidad en sus hogares.
En la página de Facebook de El Cassette, publican: “Lo único que puedo decir de esta noche es ¡Que fiestón!”. Mónica no durmió bien esa noche, vio que el reloj marcaba las cinco de la mañana y el “fiestón” continuaba.
Los vecinos aclaran que no tienen ningún problema con los bares, restaurantes y antros en la zona, siempre y cuando hagan los acondicionamientos necesarios para insonorizar y dotar de estacionamiento a su clientela.
Fiesta en Libertad
Por Avenida Libertad hay otro bar conflictivo. La música se escapa por el patio y las ventanas, y de vez en cuando continúa hasta el día siguiente.
Susana es vecina del negocio y cuenta que la semana pasada terminaron a las 9:00 horas del domingo, “con la música a todo volumen. En mi casa se escucha como si yo estuviera en la fiesta. Yo no estoy en contra de que abran lugares, lo que me parece increíble es la irresponsabilidad de los dueños, quienes al no vivir ni ser vecinos no les importa en lo más mínimo; no dejar dormir, cuando perfectamente se podría convivir. Por otro lado, me parece más irresponsable que el Ayuntamiento otorga licencias sin verificar que los lugares tengan las mínimas normas, como por ejemplo insonorizar para no molestar. Además, ¿qué no se supone que las licencias tienen un horario?”.
La penitencia con La Santa
Vivir alrededor de La Santa es una penitencia. El arquitecto Javier Pagaza vive a espaldas del bar y desde hace nueve años lo padece. “He reportado el lugar desde 2002 y ya queremos pedir la nulidad de la licencia. Ya le pusieron toldito al patio, mataron un almendro gigante que había, pero sigue habiendo el mismo problema porque la lona tiene una reverberación que no controla el sonido; entonces, éste rebota del patio a mi casa”.
Los vecinos poco a poco se han ido del lugar y apenas “viven dos o tres por esa calle. Hay un edificio que prácticamente lo desalojaron por el ruido. Además, los clientes salen borrachos se orinan en las casas de los vecinos y a veces hay hasta coitos en las cocheras. Mi suegra es dueña de algunas casas por ahí y desde 2002 no hay inquilino que aguante un año. Entonces, esa propiedad ya no tiene el mismo valor porque tienes un búster pegado a tu cuarto”.
El Callejón de los Rumberos
El arquitecto también resalta lo conflictivo que ha sido El Callejón de los Rumberos, pues además de que es un “infierno auditivo” para los colonos que viven por Lerdo de Tejada, “es un ejemplo de lo que no se debe hacer en recuperación de espacios patrimoniales. “Desde la selección del color está fatal. Tiraron una crujía trasera sin avisar para meter cochera (se requiere permiso del Instituto Nacional de Antropología e Historia). Luego, la terraza, que es el techo de la casa, que era preciosa y que miraba al paseo, la han destrozado. Y toda la imagen que tiene no respeta los reglamentos para rescatar una casa patrimonial en el polígono B del Centro Histórico”.
El cassette
Tolerancia y diálogo, pide empresario
En opinión del propietario del bar El Cassette, ubicado en López Cotilla a media cuadra de Chapultepec, Joshua Alonso, el establecimiento ha sido muy cuidadoso para no molestar a los vecinos. “El Gobierno hace inspecciones, no es cierto que la autoridad está coludida con los dueños de los bares; nos han puesto multas y nos han clausurado, así como recomendaciones que debemos cumplir y hemos gastado dinero para cumplirlas”.
Comenta que la forma en que se mide el ruido que emite el lugar se hace desde la parte frontal, lo que puede provocar que las ondas sonoras se expandan a otros rincones que complican la contención de los decibeles.
Por otro lado, el mismo Joshua Alonso recordó que la zona de Chapultepec no es una zona residencial, sino que constituye una mezcla de actividades que van desde los negocios y oficinas hasta los bares y restaurantes.
“Yo le pido a los vecinos tolerancia y diálogo, no estoy cerrado a corregir aspectos que hagan la vida más cómoda para todos; sin embargo, tienen que hablar conmigo”.
Puntualiza que el problema del ruido en Chapultepec no se debe únicamente a las ondas sonoras emitidas por el bar sino que es una compleja articulación entre calles, autos, bares, restaurantes y cafés.
Añade que la importancia de la generación de empleos de lugares como El Cassette, que llegan a crear más de medio centenar de puestos de trabajo. “Hay mucha gente que depende del bar, la zona de Chapultepec se ha convertido en un destino turístico muy importante. Lo único que logramos criticando la actuación de los bares es reducir la posibilidad de generar empleos y fortalecer la proyección de la zona en términos turísticos”.
Por último, pide que antes de encontrar culpables “nos concentremos en delinear posibles soluciones. El diálogo y la comprensión son dos ejes esenciales para encontrar salidas a este problema; los jóvenes tienen derecho a divertirse y a salir a espacios sanos que los alejan de las drogas; no seamos absurdos”.
La comunicación es indispensable
Cuando usted ya no soporta el ruido que alguno de sus vecinos causa y esto le provoca vivir intranquilo, hay algo más que se puede hacer y no sólo enojarse porque no lo deja dormir el bar, antro, café o restaurante, donde las bocinas se escuchan a todo volumen. El Ayuntamiento de Guadalajara cuenta con Centros de Mediación para resolver este tipo de problemas. Se trata de instancias alternativas creadas con el fin de procurar una solución rápida a un conflicto sin necesidad de llegar a tramitarlo ante las autoridades judiciales, a través de este servicio proporcionado de forma voluntaria, gratuita y confidencial.
Los pasos para levantar una queja
1.- Acudir al centro de mediación más cercano a su domicilio.
2.- Llevar una identificación oficial para comprobar que habita en Guadalajara.
3.- Proporcionar nombre y domicilio de la persona con la que pretende resolver el conflicto.
4.- Relatar de forma sencilla el conflicto a resolver ante el mediador.
5.- Asistir el día y hora de la sesión de mediación.
En un plazo de 72 horas después de levantada la queja, el vecino disgustado y el acusado son convocados por un mediador para restablecer la comunicación entre ellos, sin necesidad de tramitar su conflicto ante el Ministerio Público o Juzgados Civiles, por ejemplo, explica José Isaac Patiño Medina, director del Centro de Mediación Municipal de Guadalajara.
El mediador funge como un tercero neutral e imparcial, que previamente capacitado, es quien dirige y ayuda a los involucrados en una disputa a restablecer la comunicación, con el fin de lograr una solución o acuerdo mutuamente aceptable para las partes.
Contacto
Los interesados pueden pedir ayuda en la Calzada Independencia Norte 840, segundo piso, entre Sierra Nevada y Quevedo y Zubieta, Colonia La Perla, y en el teléfono 12016028, de 08:00 a 22:00 horas, para conocer el Centro más cercanos a su domicilio.
El dato
En 2010, en los Centros de Mediación Municipal de Guadalajara se recibieron 907 quejas, de las cuales 562 correspondieron a conflictos entre vecinos por los siguientes temas:
Ruidos 15%
Agresiones verbales 60%
Animales 15%
Árboles 10%
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