Jalisco
Por una ciudad de proximidad
El gran esfuerzo de instituciones públicas como Infonavit no se inscriben dentro de una visión integral de la ciudad
Está más que visto que el sobado sistema de conseguir tierra barata cada vez más alejada de la ciudad para ajustarse a los parámetros de vivienda al uso logra dos cosas: encarecer fatalmente los cada vez más lejanos contextos en que se ubican los nuevos “desarrollos” profundizando el círculo vicioso, y fomentar la dispersión urbana con su cauda de problemas que desemboca en la pérdida de calidad de vida.
Resulta claro que el sistema de producción de vivienda no está funcionando bajo las actuales condiciones. El gran esfuerzo de instituciones públicas como Infonavit y de los promotores privados está dando como resultado soluciones distantes de las necesidades de la población. ¿Cuál es el principal problema con el que se topan estos esfuerzos? Que no se inscriben dentro de una visión integral de la ciudad. Que ofrecen soluciones mínimas de vivienda sin considerar que el acto de habitar incorpora tanto el ámbito de la casa privada como su inserción dentro de un medio urbano satisfactorio.
Habitar, en su sentido pleno, está mucho más allá de contar con una casa de 58 metros cuadrados y los servicios mínimos. El habitante requiere contar con una vida integrada adecuadamente en el medio en el que se desenvuelve: trabajo, educación, comercio y recreación son algunas de las variables indispensables. Esto se logra solamente si se construye una ciudad de proximidad. Una ciudad en la que sea posible acceder a los distintos satisfactores de manera adecuada y oportuna. Una ciudad en la que sea posible establecer y conservar vínculos y solidaridades con los demás y con la ciudad misma. Una ciudad que sea una aliada permanente en las actividades cotidianas, no un obstáculo a recorrer con crecientes dificultades y gastos.
Es indispensable replantear el sistema de producción de vivienda. Se requiere lograr que la variable principal para su realización deje de ser el bajo costo de la tierra. A la comunidad le resulta mucho más caro enfrentar los problemas derivados de la implantación de conjuntos de vivienda desvinculados y carentes de servicios que buscar soluciones de financiamiento que logren asegurar tierra con mejores condiciones de ubicación. Es un problema de prioridades, y de jerarquización de los factores. También es necesario encarar frontalmente la densificación ordenada de áreas consolidadas de la ciudad. Resultaría mucho más ventajoso asegurar que esas demarcaciones tuvieran los servicios suficientes, las áreas verdes necesarias, que sostener la actual tendencia ruinosa. Una de cada tres viviendas abandonadas es un indicador más que elocuente.
El problema es muy complejo. Pero va en su resolución el futuro de la ciudad, la calidad de vida de sus habitantes.
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