Jalisco
Por seguridad, El Zapotillo a 105 metros
Debido a los riesgos de los proyectos alternativos para evitar la inundación de Temacapulín, la Conagua opta por la cortina alta
Temacapulín se impone a la preservación de su pueblo. Y por eso, las 18 propuestas sugeridas por el Gobierno del Estado para impedir que la localidad sea inundada fueron rechazadas: la cortina de la
Presa El Zapotillo alcanzará los 105 metros de alto.
Eso es lo que resolvió el Comité Técnico de Operación de Obras Hidráulicas, dependiente de la Comisión Nacional del Agua (Conagua). El órgano de mayor jerarquía sobre el tema en el país determinó que la edificación de dos diques en las proximidades del poblado, enclavado en el municipio de Cañadas de Obregón, significaba más riesgos que soluciones para la comunidad de “Temaca”.
Ni las barreras de 12 metros, ni las bombas para expulsar las aguas pluviales y de residuo, garantizan seguridad para los vecinos: aun a 80 metros, el proyecto El Zapotillo es un riesgo para ellos.
La determinación garantiza que la Zona Metropolitana de Guadalajara ahora sí obtendrá los tres mil litros por segundo del Río Verde que son necesarios para solucionar su déficit (el cual, por ejemplo, obliga al SIAPA a implementar los tandeos que empezaron este mes), junto a los 800 metros de la Presa El Salto, que será adaptada para entregar a la derivadora El Purgatorio.
Según los datos técnicos, una cortina alta para la Presa El Zapotillo asegura el doble de almacenamiento (911 millones de metros cúbicos), por lo que tanto León, Guanajuato, como Los Altos de Jalisco y la ciudad de Guadalajara podrán hacer uso de mayores cantidades. De hecho, con el abasto que dará ese embalse a León, el estado vecino agota su reserva de la Cuenca del Río Verde.
El costo de ello es la inundación de Temacapulín, comunidad cuyos integrantes han tratado de revertir el proceso desde que en 2007 se decidió aumentar 25 metros la altura del proyecto original (80 metros), precisamente para acercar más agua a la ciudad y, con ello, disminuir la cantidad de líquido extraído del Lago de Chapala, además de reducir la sobreexplotación de pozos y manantiales.
En enero del año pasado, el entonces gobernador electo, Aristóteles Sandoval, publicó en su cuenta de Twitter que Jalisco debería ser el principal beneficiado de las decisiones que se tomen, “y no el que las padezca”. Luego sentenció que no inundaría Temacapulín.
Hoy la realidad se impone y los dictámenes técnicos, según la autoridad federal, se contraponen a la promesa. Desde la óptica del Comité, insistir en la salvación del poblado significaría poner en riesgo a sus habitantes y dejar sin solución la falta de agua en la metrópoli.
GUADALAJARA, JALISCO (11/ABR/2014).- La seguridad de los habitantes de
Eso es lo que resolvió el Comité Técnico de Operación de Obras Hidráulicas, dependiente de la Comisión Nacional del Agua (Conagua). El órgano de mayor jerarquía sobre el tema en el país determinó que la edificación de dos diques en las proximidades del poblado, enclavado en el municipio de Cañadas de Obregón, significaba más riesgos que soluciones para la comunidad de “Temaca”.
Ni las barreras de 12 metros, ni las bombas para expulsar las aguas pluviales y de residuo, garantizan seguridad para los vecinos: aun a 80 metros, el proyecto El Zapotillo es un riesgo para ellos.
La determinación garantiza que la Zona Metropolitana de Guadalajara ahora sí obtendrá los tres mil litros por segundo del Río Verde que son necesarios para solucionar su déficit (el cual, por ejemplo, obliga al SIAPA a implementar los tandeos que empezaron este mes), junto a los 800 metros de la Presa El Salto, que será adaptada para entregar a la derivadora El Purgatorio.
Según los datos técnicos, una cortina alta para la Presa El Zapotillo asegura el doble de almacenamiento (911 millones de metros cúbicos), por lo que tanto León, Guanajuato, como Los Altos de Jalisco y la ciudad de Guadalajara podrán hacer uso de mayores cantidades. De hecho, con el abasto que dará ese embalse a León, el estado vecino agota su reserva de la Cuenca del Río Verde.
El costo de ello es la inundación de Temacapulín, comunidad cuyos integrantes han tratado de revertir el proceso desde que en 2007 se decidió aumentar 25 metros la altura del proyecto original (80 metros), precisamente para acercar más agua a la ciudad y, con ello, disminuir la cantidad de líquido extraído del Lago de Chapala, además de reducir la sobreexplotación de pozos y manantiales.
En enero del año pasado, el entonces gobernador electo, Aristóteles Sandoval, publicó en su cuenta de Twitter que Jalisco debería ser el principal beneficiado de las decisiones que se tomen, “y no el que las padezca”. Luego sentenció que no inundaría Temacapulín.
Hoy la realidad se impone y los dictámenes técnicos, según la autoridad federal, se contraponen a la promesa. Desde la óptica del Comité, insistir en la salvación del poblado significaría poner en riesgo a sus habitantes y dejar sin solución la falta de agua en la metrópoli.
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