Jalisco
Política de Viruta y Capulina
Después de tres sexenios los enfrentamientos pierden hasta la gracia. Es como estar viendo un película de Viruta y Capulina
Otra vez el gobernador y el alcalde de Guadalajara están enfrascados no sólo en el mutuo bloqueo, sino en el intercambio de declaraciones y acusaciones. Hay que decir que el alcalde tapatío se puso de pechito con eso de que ya estaba listo el proyecto del tren subterráneo por Ávila Camacho (por supuesto que él no se equivocó, lo mal interpretamos los medios). Pero más allá de eso que ya es común, que un político diga una cosa y todos entiendan otra, el asunto de fondo es la parálisis de la ciudad.
Esto no es nuevo. Ha sucedido en cada uno de los tres últimos sexenios. Los mejores años de los gobernadores priistas eran el cuarto y el quinto, y el sexto era desastroso, pues habiendo candidato, el saliente se consumía y apagaba como vela en altar de pueblo. En el pancracio (los tres sexenios panistas) los últimos tres años de cada sexenio han sido desastrosos: los tres han perdido el Congreso en la elección intermedia; los tres no han podido gestionar un gobierno de acuerdos con la oposición y los tres se han dedicado desde el cuatro año a preparar la elección siguiente. La mitad de los años de gobiernos perdidos por falta de visión y acuerdos políticos.
El problema es que no es culpa de un solo partido. Si el asunto fuera solo el PAN la solución estaría facilísima, cambiamos de partido y ya. Pero el problema no es el PAN que no sabe gobernar (como dicen los priistas), o el PRI que no sabe ser oposición (como dicen los panistas) o el PRD que no sabe para qué existe (esa es apreciación personal) sino la incapacidad de la clase político y de la sociedad de levantar la vista más allá de la próxima elección. Vivimos en la coyuntura, para la coyuntura y de la coyuntura. Esto es, no tenemos una visión de mediano y largo plazo que nos permitan despreocuparnos o no ocuparnos de las tonterías coyunturales. Como lo único que tenemos es la ocurrencia en turno del gobernante en turno (gobernador alcalde, diputado) la posibilidad de hierro es enorme y la acumulación de frustración es proporcional.
Después de tres sexenios los enfrentamientos pierden hasta la gracia. Es como estar viendo un película de Viruta y Capulina, son idénticas, sólo cambian los actores de reparto pero hasta los chistes y los finales son predecibles.
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