Jalisco

Policías confirman tráfico de justificantes médicos

Algunos elementos denuncian que cuando requieren realmente de atención, e incluso incapacidad, reciben un pésimo servicio en el IMSS

GUADALAJARA, JALISCO (25/JUNIO/2010).- “Para pasársela bien chicha nada más pagan por una incapacidad y se la avientan de 28 días, que es la máxima, y pues bien padre”, dicen algunos oficiales de la Secretaría de Seguridad Ciudadana. El tráfico de incapacidades sistemático entre los médicos del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y los policías de Guadalajara son la alternativa ilegal para obtener los descansos deseados.

Los policías que hablaron para este diario son elementos reconocidos en la corporación por su integridad y honestidad. El compromiso con la sociedad y sus familias desde el que conciben su labor diaria, haría obligada la exposición de sus nombres, si no fuera por el anonimato que exige la denuncia misma que hacen.

En los últimos cuatro años de patrullar las calles, comentan, requirieron apenas una incapacidad por heridas durante alguno de sus servicios. Eso pone en perspectiva los 15 casos de elementos que han sido detectados con alrededor de 150 días de incapacidad en lo que va del presente año y los casi 55 mil días de ausencia generados por estos motivos sólo en 2009.

Como antes lo señalara el jefe del Departamento Médico de la Secretaría de Seguridad Ciudadana, Saulo Camarena, en su gran mayoría, las incapacidades que presentan los policías refieren malestares menores. Los entrevistados señalan que ya hay padecimientos “clásicos” para obtener uno de estos periodos de asueto. Entre éstos está el malestar en espalda, en cuello, dolores de cabeza y esguinces.

Las incapacidades se compran directamente con los médicos, es decir, según estos testimonios, no resulta común la venta de los formatos —como se sospecha—. Sin embargo, un día un puñado de estos formatos cayó en manos de elementos de la corporación.

“Me di cuenta que se habían robado un block de incapacidades.
Ese médico andaba súper ebrio con una prostituta de Obregón, luego de toda la farra fue a dejar a la prostituta a donde trabajaba y en eso que se estaba bajando, como la prostituta vendía droga, la atraparon a la fulana y lo retienen. Y ahí andaba medio borracho y en el esculque se le pierde un block de incapacidades y no lo reporta, porque cómo lo iba a reportar donde andaba, yo creo que no sabía si se lo llevaron los ‘polis’ o la prostituta. Se las repartieron mitad y mitad”.

La alternativa planteada por la Secretaría de Seguridad Ciudadana y los regidores tapatíos para el establecimiento de un mecanismo de validación de cada una de las incapacidades que se expiden les parece buena, sobre todo, porque saben que algunos años atrás éste era precisamente el procedimiento que se seguía.

“Era un Departamento del trabajo donde nos valoraba la Cruz Verde, eran dos valoraciones, el Seguro y la Cruz Verde. Tenemos un área interna en medicina (el Departamento Médico), ahí es donde deberían entrar para valorar”, dijeron.

Irónicamente, surgen críticas contra el IMSS, pues ante incidentes en los que estos elementos han requerido de la atención médica y la obtención de una incapacidad, los servicios obtenidos fueron deficientes y la autorización de días de asueto por demás compleja.

“Que las incapacidades sean reales y que las personas que las necesitan sí se las den con el tiempo necesario; hemos tenido compañeras que las mandan a trabajar (luego de una operación) y andan convalecientes. El Seguro debería tener muy buenos médicos y tener ética, se habla del Prevenimss, pero nos dan citas en tres o cuatro meses, si no tengo lo que se presume, pues voy a ir cuando ya esté enferma”.

Reconocen la necesidad de que los policías también tengan un acompañamiento sicológico que permita mejorar su ambiente interno de trabajo: “Desarrollo humano, mucho desarrollo humano, muchas dinámicas donde te den a pensar quién eres y cómo soy, qué quiero ser y para qué estoy aquí. Trabajar en equipo, limar esas asperezas”.

—¿Por qué son policías? ¿Por qué les gusta?

—Estás mucho con la gente, la ayudas, borras la imagen tan pésima que tienen de los policías. El orgullo que tengo yo, que me siento como mosca en leche, es que nunca he tenido la necesidad de robar, ni me gusta hacerlo, porque educo a tres muchachos. Creo que México tiene que empezar a hacer algo, creo que tiene que empezar a cambiar. Si en nosotros está aportar un granito de arena que a lo mejor ni lo vamos a ver, pero creo que nuestros hijos sí.

Se hace una pausa, y luego cierra el otro oficial: “No un costal de arena, un granito nada más”.
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