Jalisco

Plumas de Jalisco

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En tres patadas por Diego Petersen Farah
Hacer lo que hay que hacer
La época de oro de la economía jalisciense suele asociarse con una conducción política que le dio al Estado tranquilidad y rumbo, después de un periodo revolucionario y post-revolucionario convulso.
La Guerra Cristera y el agrarismo habían dejado heridas profundas en el Estado y no fue hasta mediados de los años cuarenta cuando se retomó estabilidad y  productividad. Esta edad dorada, a la que Fernando M. González bautizó como la Pax Galliana, en referencia al gobernador González Gallo, se basó en dos cosas: un control político férreo, que fue posible gracias al corporativismo que comenzaba a dar frutos en todo el país, y una apertura del Gobierno a los sectores que antes era identificados como enemigos de la Revolución: los empresarios y la Iglesia Católica. González Gallo tomaba las decisiones importantes en compañía del cardenal y de los principales líderes empresariales y sociales. Esa costumbre se mantuvo durante toda la década de los cincuenta y sesenta con excelentes resultados.
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Entre veras y bromas por Jaime García Elías
Pueblo globero
Varios pueblos de México se disputan la paternidad del hecho... aunque ninguna aporta los suficientes detalles de fecha, lugar y nombre del protagonista, como para meter la mano al fuego por su historicidad.
Una de tantas versiones ubica el episodio en San Juan (o “San Juanjo”) de Abajo, Nayarit. El suceso —el común denominador en todos los relatos— consiste en que se celebraba un mitin en la plaza del pueblo. El candidato a presidente municipal arengaba a las masas. En eso, apareció intempestivamente un personaje —cuasi un extraterrestre— desusado en esos lugares: un vendedor de globos. Fue tal la fascinación que éste causó entre los lugareños, que la mayoría, por seguirlo, se desentendió del demóstenes pueblerino. Éste, en venganza, apostilló así a su veleidoso auditorio: “¡Pueblo globero!”.
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Pica... porte por Anflopo
Si es cierto que fue mejor
todo tiempo ya pasado,
sin duda muchas mujeres
en él se hubieran quedado.
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Distopía tapatía por Norberto Álvarez Romo
A raíz del temblor de 1985 en la Ciudad de México, el crecimiento en Guadalajara salió de su carril acostumbrado. Más que la realización de los sueños que se nos ostentan en los anuncios publicitarios de los cientos de fraccionamientos que crecen imparablemente, la vida en la metrópoli se vuelve una auténtica pesadilla. Por ejemplo, la negligencia irresponsable en el crecimiento alrededor de las principales vías de acceso a la ciudad ha hecho que, además de ser insuficientes para las necesidades de ingreso, presentan condiciones innecesarias de alto riesgo vial, de pérdidas cuantiosas de tiempo valioso, de costosas inundaciones y sufre una espantosa desvaloración estética que confirma que la Perla de Occidente está “chafeando” en el progreso.
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