Jalisco
Plaza de los Mariachis, patrimonio olvidado en el que ofrecen “lo que sea”
Comerciantes de la zona lamentan que a las autoridades no les preocupa si a la gente que ahí vive le falta algo
La Plaza de los Mariachis, que en realidad es una plazoleta y lleva por nombre "Plaza Pepe Guízar” – creador de la canción Guadalajara-, no tiene un pasado lúdico como el actual, teñido de drogadicción, prostitución, y segregación social. Por lo menos no para Juan José López, mesero en uno de los establecimientos que bordean el andador en reconstrucción, y que relata que fue hasta la década de los noventa, cuando el espacio tradicional derivó en un “centro de vicio”.
A mediados de 1991, el Ayuntamiento de Zapopan estableció el cierre de bares, restaurantes, cabarets y discotecas a la una de la mañana. Las personas que deambulaban al amparo de la noche, en búsqueda de un espacio público de convivencia, advirtieron un punto que aparentemente estaba exento de control municipal: La Plaza de los Mariachis.
Y aunque en marzo de este año, el Ayuntamiento de Guadalajara, concesionó la Plazuela de los Mariachis a un particular que rehabilita su paisaje urbano “bajo supervisión de la Dirección de Obras Públicas”, no existe un proyecto integral de rescate a mediano plazo, que fije criterios para el reordenamiento patrimonial de edificios que bordean la calle Álvaro Obregón y se encuentran en total abandono, la disminución de la prostitución, o aspectos de promoción turística como regular la oferta de música tradicional de calidad en la zona.
Desde su oficina, a escasos cuatro kilómetros de la Plaza de los Mariachis, el director de Padrón y Licencias del Ayuntamiento tapatío, Juan Manuel Michel Parra, sostiene que una de las medidas para rehabilitar el lugar, es la disminución de licencias para vinaterías hasta en un 70%; sin embargo, cualquier noche al arribar a la calle Álvaro Obregón, que cruza con la Calzada Independencia, la oferta de música de mariachi se canta por los hombres ataviados con trajes negros, cafés, orlados de óxido en ribetes y botonaduras que quieren simular plata, al unísono de otros que, sin necesidad de uniforme, ofrecen cerveza, o droga; maquillado por el “¿qué necesitas?, lo que sea, hasta chavas”.
No siempre fue así
Hace casi un siglo, el Teatro Alameda cobijaba en su interior a la clase media de “La Parla Tapatía”, producto del milagro revolucionario de la época, y que beneficiaba a las ciudades más vinculadas con el régimen.
A pesar de la modificación de lo que fue el extinto centro cultural, el 21 de diciembre del 2006, en un centro comercial con un cine de siete salas en su interior, los giros comerciales de la zona persisten.
Para el investigador Martín Mora Martínez, proyectos “fallidos” como el de un centro comercial que terminó sucumbiendo a los aspectos culturales teñidos de marginalidad del lugar, son la muestra del fracaso de políticas que lejos de generar un programa integral de restauración urbana terminan siendo “parches descocidos”.
Pero la Plaza de los Mariachis no es un lugar abandonado que sea utilizado para actividades irregulares o en el peor de los casos, ilícitas. Frente a un antiguo edificio sindical, en el andador Licenciado Verdad, se encuentra el hotel que atiende Carlos Estrada López, y considera que la única acción visible por parte del municipio en los últimos años, es a través de la incursión policiaca o las multas municipales.
“No se preocupan por si a la gente que vive aquí le falta algo, sí hay policías y vigilan, pero no hay interés por los vecinos”, sentencia el trabajador que toda su vida ha permanecido en la zona, y ha sido testigo de su deterioro al incrementarse la venta de drogas y la prostitución.
Eso parece tener sin cuidado a algunos turistas temerosos y habitantes de la Zona Metropolitana de Guadalajara, que en alguna noche de farra, han acudido a la calle Álvaro Obregón en búsqueda de música y alcohol.
“Yo creo que está bien, pero no vendría sola con mis amigas”, reconoce “Jimena”, a quien le canta un trío que ofrece tres canciones por cincuenta pesos. Las piezas no son originalmente de trío, sino música contemporánea hecha famosa por voces como la de Alejandro Fernández.
Mientras tanto, un ebrio orina en un poste, los perros olfatean la basura y a lo lejos se oye un mariachi, aunque la música no es viva, sale de una rocola de cantina.
Otros turistas nacionales con un punto de vista más crítico, pasean por la Plaza de los Mariachis. "Nunca pensé que estuviera tan descuidada; creímos que aquí podíamos pasar un buen rato, pero todo está sucio y huele mal", dicen. Y se van con la mala impresión en la nariz.
Sin embargo, hay un rostro potencial eclipsado por la dinámica de la cual es escenario ésta zona. Los edificios que circundan la calle Álvaro Obregón y los que cobijan el andador llamado Licenciado Verdad, además de los expendios localizados en la plazoleta y el templo San Juan de Dios, conforman un complejo arquitectónico desvalorado por las autoridades, y que al pasar de los años padece mayor deterioro.
Rehabilitación en espera
En un encendido discurso que pronunció el año 2004, el entonces presidente municipal, Emilio González Márquez, se comprometió a no dejar morir el lugar más tradicional de la ciudad, y anunció una inversión de ocho millones de pesos, a la vez que dispuso un operativo especial de vigilancia para sanearlo.
Después de años de discusión en torno al requerimiento de un proyecto integral de rehabilitación de la Plaza de los Mariachis, en marzo de este año, en sesión ordinaria de Ayuntamiento, se aprobó un acuerdo para concesionar parte del espacio representativo a un particular, que invertirá en su restauración.
Esta concesión incluyó un documento normativo que servirá para reglamentar los usos de la plaza estipulados en el convenio, y también, a decir del alcalde de Guadalajara, Alfonso Petersen Farah, para normar entre los comerciantes actuales los usos y responsabilidades del espacio patrimonial.
De acuerdo con el director de Padrón y Licencias del municipio, en el Plan Parcial de Urbanización de la ciudad, se estable la posibilidad de permitir giros que privilegien el desarrollo gastronómico y licencias anexas de venta de cerveza. Además de que todos los músicos requieren de una acreditación que les permita trabajar en la vía pública.
Proyectos de rescate
El Ayuntamiento tapatío recibió el 17 de septiembre del 2008 una propuesta formal por parte de la familia Ruiz Velasco Nuño, para remodelar la Plaza de los Mariachis mediante una inversión aproximada de siete millones de pesos.
El director jurídico de Guadalajara, José de Jesús Hidalgo Sánchez, explicó que a cambio de la inversión, los empresarios solicitan que el arrendamiento del espacio les sea renovado por 20 años más.
Debido a que se trataría de un convenio o contrato que trasciende a la presente administración, la propuesta de remozamiento fue turnada al pleno del Ayuntamiento, para que los regidores sean los encargados de aceptar o rechazar la oferta.
Por otra parte, ese mismo año, el regidor Leobardo Alcalá Padilla proyectó que serían los comerciantes y mariacheros que laboran en la plaza, los que aportarían los recursos para la rehabilitación de la zona.
En su momento, el priista dijo que el proyecto que desde 2007 buscaba realizar se había consolidado, y que la idea fue sugerencia de los mismos trabajadores de la zona, que a decir del edil, mantienen a más de 830 familias, ya que son 750 los mariacheros y 50 los locatarios que perciben recursos económicos en el área próxima a remodelarse.
Discursos, planes, proyectos, iniciativas que van y vienen, generan discusión y permiten vislumbrar un futuro promisorio para este espacio simbólico de la ciudad. Mientras tanto, a todo el que deambule por la Plaza de los Mariachis, tapatío o visitante, se le acercará alguien que le atosigará con la machacona oferta: “¿Qué necesitas?, lo que sea, hasta chavas”.
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