Jalisco
Pierdan el miedo y exijan en paz: Abuelas de Plaza de Mayo
Estela de Carlotto habla de la situación que prevalece en México en materia de derechos humanos
GUADALAJARA, JALISCO (05/DIC/2014).- Argentina no estaba en llamas, aquello era un incendio silencioso llamado dictadura. Cuando Estela de Carlotto se enteró que una de sus hijas fue secuestrada y desaparecida, no sabía ni entendía por qué lo hacía: eran antiperonistas y no creían que la lucha por la justicia social era una batalla que ellos tenían que emprender. Hasta que la realidad les sorprendió. Su hija no debía nada a nadie, sólo desapareció. Se perdió cuando estaba embarazada.
Fueron 36 años de búsqueda y dolor. Pasaron los años y sabían que su hija estaba muerta y su nieto desaparecido, pero había llamadas telefónicas que buscan restregar el dolor en la memoria. "Nos decían que estaba viva, y nos creaban dudas, un dolor innecesario. No se duerme, se está esperando un sonido, las noches son largas".
En agosto pasado se pudo reunir con el hijo de esa mujer que un día decidió luchar por su país. Lo encontró bajó el nombre de Ignacio Urban, con nacionalidad colombiana y gracias a los estudios de ADN que se realizaron como producto de iniciativas impulsadas por las madres y abuelas de los desaparecidos.
Por eso Estela de Carlotto siente un compromiso con los familiares de los desaparecidos de Ayotzinapa. "No saben qué hacer porque el Estado los ha abandonado. Las abuelas (de la Plaza de Mayo) somos muy optimistas, porque en nuestra lucha ningún papá mató a nadie. Por eso mi compromiso para colaborar, acompañar, asistir a estos padres de los 43 jóvenes. Y los están esperando vivos: no aflojen, exijan. Acá hay alguien que tiene que dar respuestas, y es el Estado, y tiene que decir qué va hacer".
En el marco de la Feria Internacional del Libro, se llevó a cabo la mesa Los derechos humanos hoy. Presentación de la Cátedra Abuelas de la Plaza de Mayo, que organizó la embajada argentina y Universidad del Claustro de Sor Juana. En un emotivo mensaje, la abuela no dejó de reconocer que México vive una de sus peores crisis políticas, que incluye la falta de empatía ciudadana.
"Vemos que los peritos sacan fosas de gente que no son los estudiantes... ¿Dónde están esas familias? ¿Tienen miedo? Pierdan el miedo los que no tienen miedo, es momento de exigir en paz, de pedir respuestas concretas, no cosas que no sirven. Acá hay que apurarse...".
"Tenemos que tratar de que México, de que estos dolores y con estas luchas, se haga una carne de la frontera para abajo. Porque estamos teniendo los mismos problemas y las mismas luchas en América Latina", comentó al referir el apoyo que recibirán los padres de familia de los normalistas desaparecidos.
Por su parte, Pilar Calveiro, especialista en derechos humanos, habló de que el discurso liberal del mundo globalizado dista mucho de la realidad que segrega a grupos. No se puede hablar de derechos humanos universales, sino derechos humanos divididos. No se puede tolerar que Estados firmen pactos de paz, cuando se toleran y apoyan ocupaciones militares. Con el pretexto de la guerra contra el terrorismo y el crimen organizado, se ha creado la falacia de emprender acciones violentas para proteger derechos humanos.
Al final, Estela de Carlotto sentenció que la mejor manera de actuar en la actualidad, es "exigir respuestas con paz en la actitud, por la memoria, la verdad y la justicia". Esa justicia que buscó su hija y que le fue devuelta a 36 años de distancia.
EL INFORMADOR/ OMAR GARCÍA
Fueron 36 años de búsqueda y dolor. Pasaron los años y sabían que su hija estaba muerta y su nieto desaparecido, pero había llamadas telefónicas que buscan restregar el dolor en la memoria. "Nos decían que estaba viva, y nos creaban dudas, un dolor innecesario. No se duerme, se está esperando un sonido, las noches son largas".
En agosto pasado se pudo reunir con el hijo de esa mujer que un día decidió luchar por su país. Lo encontró bajó el nombre de Ignacio Urban, con nacionalidad colombiana y gracias a los estudios de ADN que se realizaron como producto de iniciativas impulsadas por las madres y abuelas de los desaparecidos.
Por eso Estela de Carlotto siente un compromiso con los familiares de los desaparecidos de Ayotzinapa. "No saben qué hacer porque el Estado los ha abandonado. Las abuelas (de la Plaza de Mayo) somos muy optimistas, porque en nuestra lucha ningún papá mató a nadie. Por eso mi compromiso para colaborar, acompañar, asistir a estos padres de los 43 jóvenes. Y los están esperando vivos: no aflojen, exijan. Acá hay alguien que tiene que dar respuestas, y es el Estado, y tiene que decir qué va hacer".
En el marco de la Feria Internacional del Libro, se llevó a cabo la mesa Los derechos humanos hoy. Presentación de la Cátedra Abuelas de la Plaza de Mayo, que organizó la embajada argentina y Universidad del Claustro de Sor Juana. En un emotivo mensaje, la abuela no dejó de reconocer que México vive una de sus peores crisis políticas, que incluye la falta de empatía ciudadana.
"Vemos que los peritos sacan fosas de gente que no son los estudiantes... ¿Dónde están esas familias? ¿Tienen miedo? Pierdan el miedo los que no tienen miedo, es momento de exigir en paz, de pedir respuestas concretas, no cosas que no sirven. Acá hay que apurarse...".
"Tenemos que tratar de que México, de que estos dolores y con estas luchas, se haga una carne de la frontera para abajo. Porque estamos teniendo los mismos problemas y las mismas luchas en América Latina", comentó al referir el apoyo que recibirán los padres de familia de los normalistas desaparecidos.
Por su parte, Pilar Calveiro, especialista en derechos humanos, habló de que el discurso liberal del mundo globalizado dista mucho de la realidad que segrega a grupos. No se puede hablar de derechos humanos universales, sino derechos humanos divididos. No se puede tolerar que Estados firmen pactos de paz, cuando se toleran y apoyan ocupaciones militares. Con el pretexto de la guerra contra el terrorismo y el crimen organizado, se ha creado la falacia de emprender acciones violentas para proteger derechos humanos.
Al final, Estela de Carlotto sentenció que la mejor manera de actuar en la actualidad, es "exigir respuestas con paz en la actitud, por la memoria, la verdad y la justicia". Esa justicia que buscó su hija y que le fue devuelta a 36 años de distancia.
EL INFORMADOR/ OMAR GARCÍA
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