Jalisco

Piden a Vialidad hacer cumplir la ley en el Centro

El Patronato del Centro Histórico exhorta a la dependencia estatal a que solucione los principales problemas viales que aquejan al primer cuadro

GUADALAJARA, JALISCO (11/OCT/2012).- En el Centro de la ciudad “resulta que tenemos mucho más de todo”, demasiados  automóviles, señaló el investigador del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO), Óscar Humberto Castro Mercado.

Por lo pronto, el Patronato del Centro Histórico exhortó a la Secretaría de Vialidad y Transporte de Jalisco (SVyT)  para que haga cumplir el Reglamento de la Ley de los Servicios de Vialidad, Tránsito y Transporte del Estado de Jalisco. Este llamado de atención fue hecho a través de un oficio a la dependencia estatal para señalarle siete problemas viales en el Centro, así como para mencionarle los puntos donde éstos son más evidentes, como en las calles de Morelos, Pedro Moreno, Reforma e Independencia, y el Andador Pedro Loza.

Este documento ya es de conocimiento de la SVyT como lo muestra el sello, fechado el pasado 9 de octubre, y aunque la dependencia estatal ya está avisada de las violaciones a su reglamento, las cosas siguen igual en el primer cuadro de Guadalajara.

En un recorrido hecho por este medio se pudo observar cómo hay vehículos en las aceras o en las calles peatonales. Además, también se identifican comercios que usan las banquetas como patio de maniobras e impiden así el tránsito de las personas.

El director del Patronato del Centro Histórico, Carlos Ramírez, explicó que estos siete problemas viales provocan congestión, “que tiene efectos, primero, en el medio ambiente con contaminación en el aire, por ruido y visual”.  Agregó que la cantidad de vehículos impide ver la fachada de las fincas patrimoniales, lo cual impacta en el turismo, ya que el visitante, interesado en las casas históricas, difícilmente podría disfrutar de su recorrido.

Entre los señalamientos, destacados por el Patronato, sobresale la violación a los horarios de carga en el corazón de la ciudad.

“La pregunta al secretario de Vialidad y Transporte de Jalisco —Diego Monraz— es por qué no está aplicando la ley.  O no te has dado cuenta o no te pidieron permiso, pueden ser motivos distintos, pero él tiene que ver qué está pasando”, señaló Carlos Ramírez.

CRÓNICA
Pasos de eternidad


Amanece. Y el arranque de actividades en el Centro de Guadalajara se detona previo a que los primeros rayos del día golpean uno, o dos, o cientos de rostros adormilados al unísono. Las calles del primer cuadro tapatío no se llenan poco a poco; la gente acude a él con ritmo acelerado para dar formal inicio a su jornada laboral, y burlar a las vialidades en pausa que ocasiona el tráfico habitual.

Ocho u 11 de la mañana; tres o siete de la tarde, y el tráfico impera, no importa en donde se pose la mirada. Autos, camiones, parejas en motocicleta; uno que otro ciclista con la experiencia y valor necesarios para lanzarse a una jungla de asfalto que no es benévola, y mucho menos con quien no usa un vehículo motorizado: ése es el panorama habitual en la Perla Tapatía de hoy.

Caminar es, ciertamente, la opción más atractiva. El Sol igual golpeará al cuerpo como al interior de un auto, y el estrés como secuela del sudor que rueda por la frente será ineludible. Pero, la diferencia es que un automotor de tres toneladas no puede hacerse espacio y escabullirse en las pequeñas áreas donde un cuerpo en movimiento sí puede filtrarse.

Andar a pie en el Centro tiene su chiste. El roce obligado con otros cuerpos; dos segundos de vals con quien camina en sentido opuesto; choque de hombros y una mirada violenta como regalo; carreras contra el semáforo; trote en las esquinas para burlar automovilistas que anhelan meter, de menos, la segunda velocidad…

Y aunque luego de tres cuadras padeciendo al Astro Rey en su cénit, la fatiga se haga presente, el paso a paso es, por mucho, la mejor alternativa para disfrutar del Centro. Adiós al brincoteo de autobuses conducidos por camioneros exasperados, víctimas de horarios demorados; adiós a las mentadas que se lanzan entre sí quienes no avanzan ni un centímetro; adiós a los semáforos no sincronizados… a la Guadalajara con calles y avenidas estrechas, o con autos en oferta para atiborrarlas.

El terreno es disfrutable, pero así: a pie. Una Catedral imponente atrapa todas las miradas entrecerradas por causa del clima, e invita a conocerla a detalle. La Rotonda de los Jaliscienses Ilustres hace lo propio y aguanta los flashes de cientos de cámaras al día, tal y como sucede en la estatua de Hidalgo en la Plaza de la Liberación; y el dedo índice de los niños sigue apuntando a las calandrias en movimiento, luego de tomar un respiro tras hacer volar a las palomas que decenas de ancianos alimentan en la Plaza de Armas.

Una diferencia abismal entre la Guadalajara que se cruza a pie, de la que limita únicamente la vista a las placas traseras de los estresados que danzan al ritmo del clutch y acelerador.
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