Jalisco
—''Peter PAN''
El PAN, encomiable como oposición, lamentable como Gobierno, es un buen ejemplo de cómo opera '“El Principio de Peter”
—II—
(Para quienes no vieron la película: Lawrence J. Peter publicó su célebre libro en 1969. Su teoría, simplificada al máximo, se inspiró, probablemente, en un cáustico aforismo —perdón por el pleonasmo— de Ortega y Gassset: “Todos los funcionarios públicos deberían descender a su grado inmediato anterior, porque han sido ascendidos hasta volverse incompetentes”...
Peter desarrolló esa teoría, basado en múltiples ejemplos, y la condensó en dos postulados básicos: 1.- Con el tiempo, todo puesto tiende a ser ocupado por un empleado incompetente para desempeñar sus funciones; 2.- El trabajo es realizado por aquellos empleados que aún no han alcanzado su nivel de incompetencia).
El PAN —el partido oficial en México desde hoy hace 10 años— hizo historia, en toda la extensión de la palabra... como partido de oposición. Aunque en un momento determinado de esa historia (el llamado “Neopanismo”) pareció sacrificar sus principios de doctrina, decididamente idealistas, en aras del pragmatismo, al convertir en bandera una de tantas estupendas frases de Manuel Gómez Morín, uno de sus padres fundadores: “No nacimos para ser eterna oposición: nacimos para ser Gobierno”, es obvio que el PAN, como Gobierno, no ha estado, ni con mucho, a la altura que logró como sistemático objetor de conciencia de los gobiernos priistas.
El PAN predicaba la honestidad en el imperio de la corrupción. Víctima, quizá, de la sentencia de que “El poder corrompe”, nadie podría sostener que el PAN ha sido modelo de congruencia (“Dime de lo que presumes y te diré de lo que careces”, reza el adagio), sin
faltar, escandalosamente, a la verdad.
—III—
Encuestas recientes —la de María de las Heras, verbigracia— señalan que siete de cada 10 mexicanos consideran que son escasas o nulas las probabilidades de que el PAN gane las próximas elecciones federales. Y aunque ser partido oficial da muchas ventajas (el manejo discrecional de los recursos públicos para las campañas, por ejemplo), y aunque el PAN ha demostrado ser aventajado discípulo del PRI en las “guerras de lodo” que ocasionalmente resultan determinantes en los procesos electorales, por ahora parece haber consenso en que los panistas eran mejores para ver las pajas en el ojo de los gobiernos priistas que para reconocer las vigas en los propios, y que los regímenes panistas han sido tan corruptos como os priistas... y menos eficientes que ellos.
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